En Kellogg Pacífico siempre hemos estado comprometidos por crear un entorno en el que cada colaborador tenga un lugar en la mesa y sean tratados con dignidad y respeto, valorando la diversidad en todas sus formas.
Desde Colombia, Argentina y Ecuador, trabajamos en esta área porque sabemos que cuidar la autenticidad es un factor fundamental para el correcto desarrollo y felicidad de las personas. Y, sin duda, uno de los espacios esenciales para promover esto son los lugares de trabajo.
Así las cosas, hemos construido programas que fomenten la dignidad y el respeto diariamente; ‘K-Pride & Allies’, ‘Women of Kellogg’, o ‘Young Professionals’ son algunas de esas estrategias que nos permiten generar un ambiente de unidad entre las personas.
Cuando apoyamos, somos sensibles y protegemos a nuestros colaboradores, creamos las condiciones adecuadas para impulsar el desarrollo del talento humano dentro de un espacio seguro y tranquilo. Acciones que comienzan a replicarse de manera sostenida para proporcionar un lugar para todos, en el que cada persona puede sacar su mejor versión.
Hoy, los líderes estamos llamados a reconocer el papel de las acciones afirmativas en nuestros procesos de gestión y a tener una postura abierta a lo diferente. Además, todo esto requiere un esfuerzo para revisar sesgos, reconocer prejuicios y cambiar estereotipos en conjunto.
La invitación es a seguir construyendo un mundo en donde cada uno tenga su lugar en la mesa, libre de prejuicios, valorando y celebrando la individualidad de cada uno de nosotros.
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