Colombia ha dado un paso importante hacia la protección de las ballenas jorobadas (yubartas) con la implementación de nuevas regulaciones para el avistamiento en sus costas del Pacífico, particularmente durante la temporada que se extiende de julio a octubre. Este período coincide con la llegada de estas majestuosas criaturas marinas a las aguas colombianas para dar a luz a sus crías. Atraídas por las cálidas aguas, las ballenas jorobadas se han convertido en un espectáculo natural que capta la atención de turistas y amantes de la naturaleza, pero la creciente popularidad del avistamiento ha obligado a las autoridades a tomar medidas para proteger tanto a los cetáceos como al ecosistema que los rodea.
El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en colaboración con la Dirección General Marítima (Dimar) y otras entidades gubernamentales, ha establecido una serie de normas diseñadas para asegurar que el avistamiento de ballenas se realice de manera segura y responsable. Entre estas regulaciones, destaca la limitación del tiempo que las embarcaciones pueden permanecer en el área de avistamiento. Si solo hay una embarcación en la zona, puede permanecer un máximo de 30 minutos, mientras que si hay más de una, este tiempo se reduce a 15 minutos por embarcación. Además, no se permite la presencia de más de tres embarcaciones al mismo tiempo, lo que busca evitar la sobreexposición de los cetáceos a la actividad humana y reducir el estrés que puedan experimentar.
Otra medida significativa es la recomendación de realizar un máximo de dos jornadas de avistamiento por día, una en la mañana y otra en la tarde, siempre en condiciones de luz natural adecuada y con un receso mínimo de tres horas entre ambas. Esto no solo garantiza una mejor experiencia para los turistas, sino que también protege a las ballenas al minimizar las perturbaciones. Asimismo, todas las embarcaciones deben reportarse a la Estación de Control de Tráfico y Vigilancia Marítima de la Capitanía de Puerto de Buenaventura antes de zarpar y al regresar, cumpliendo con un protocolo de seguridad marítima.
Las recomendaciones van más allá del tiempo de permanencia en la zona de avistamiento. Las autoridades también han enfatizado la importancia de mantener una distancia mínima de 200 metros de las ballenas, con el fin de no interferir en su comportamiento natural. Se prohíbe cualquier acercamiento directo o contacto físico con los animales, así como interponerse en su recorrido. Además, se sugiere mantener el silencio durante la observación, ya que los ruidos fuertes pueden causar estrés en las ballenas, en particular en las hembras que están con sus crías. Estas regulaciones buscan un equilibrio entre el disfrute de este espectáculo natural y la conservación de la biodiversidad marina.
En línea con estas medidas, el Ministerio de Ambiente ha reafirmado su compromiso con la conservación de los cetáceos, adhiriéndose a convenios internacionales como la Comisión Ballenera Internacional y la Comisión Permanente del Pacífico Sur. Además, se han llevado a cabo iniciativas locales, como el reciente taller en Tumaco, Nariño, donde se capacitó a pescadores e investigadores sobre la identificación y manejo de enmallamientos de ballenas grandes, una amenaza significativa para estas especies. El taller forma parte del Plan de Acción Nacional de Mamíferos Acuáticos 2022-2035, que tiene como objetivo proteger a las ballenas mediante prácticas de conservación no letales, reforzando los esfuerzos para garantizar que Colombia siga siendo un destino de avistamiento de ballenas respetuoso y sostenible.
El Pacífico colombiano, especialmente las playas del Chocó, se ha convertido en uno de los principales destinos para el avistamiento de ballenas en el país. Esta región, conocida por su biodiversidad y paisajes naturales casi intactos, ofrece a los visitantes una experiencia única. Además del espectáculo de las ballenas jorobadas, la zona es hogar de una rica fauna marina, incluidos delfines y una amplia variedad de peces. Las playas del Chocó, caracterizadas por sus formaciones rocosas y extensas áreas de marea baja, son ideales para el buceo y la exploración marina, lo que aumenta su atractivo para los turistas que buscan una conexión más profunda con la naturaleza.
El avistamiento de ballenas en el Chocó no solo es un atractivo turístico, sino también una oportunidad para que los visitantes comprendan la importancia de conservar los ecosistemas marinos. Las regulaciones implementadas por el gobierno no solo protegen a las ballenas, sino que también buscan educar a los turistas sobre la necesidad de mantener el equilibrio ecológico en la región. Al seguir estas pautas, los turistas pueden disfrutar de la majestuosidad de estos animales mientras contribuyen a la preservación de su hábitat y al desarrollo de un turismo verdaderamente sostenible en Colombia.
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