La próxima COP16 representa una oportunidad crucial para replantear cómo el financiamiento internacionalpuede apoyar la conservación de la biodiversidad. Este evento, en el que participarán más de 190 países, se convierte en un espacio estratégico para avanzar en la creación de un sistema financiero global que permita implementar proyectos de preservación y uso sostenible de los recursos naturales. En lugar de depender exclusivamente de los aportes de las naciones desarrolladas, la propuesta de Colombia en esta cumbre se enfoca en reformar las estructuras financieras internacionales para facilitar un acceso más equitativo a los fondos necesarios.
Durante la COP15 se impulsó la creación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) para cumplir con las metas del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal. No obstante, los recursos recaudados hasta ahora solo alcanzan el 5 % de lo necesario, subrayando la urgencia de desarrollar mecanismos financieros más efectivos. Colombia aboga por un financiamiento que contemple no solo las contribuciones tradicionales, sino también nuevas formas de inversión que integren a actores privados y fomenten la cooperación internacional.
La propuesta del país no se limita a pedir más dinero, sino que busca un enfoque más estructural que considere las dificultades que enfrentan las economías en desarrollo, como los altos costos de acceso al capital y las restricciones impuestas por las calificadoras de riesgo. La COP16 es vista como el escenario ideal para negociar un marco financieroque no solo se centre en la conservación, sino también en mejorar la capacidad de los países para ejecutar proyectos sostenibles a largo plazo, beneficiando tanto a la biodiversidad como a las comunidades locales.
En sintonía con esta visión, Colombia ya ha lanzado un portafolio de inversión pública que busca atraer recursos privados e internacionales para impulsar la transición socioecológica y climática. No obstante, sigue existiendo una brecha de financiamiento que debe ser cubierta para garantizar que estas inversiones sean sostenibles en el tiempo. La COP16, por tanto, no es solo una reunión global sobre biodiversidad, sino una oportunidad para rediseñar cómo se financian los esfuerzos de conservación en todo el mundo, buscando una solución justa y duradera para la protección de nuestros ecosistemas.
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