Diversos actores del sector ambiental, productivo, académico y estatal han unido esfuerzos para impulsar el desarrollo sostenible de la Orinoquía, una región que concentra el 30% de las reservas de agua dulce de Colombia. Esta región, que ocupa el 30% del territorio nacional, es vital para la biodiversidad del país. A pesar de que gran parte de la atención se centra en la Amazonía, la Orinoquía también es crucial debido a sus características únicas: es un punto de convergencia entre los Andes y el Amazonas, alberga la segunda cuenca más biodiversa del mundo, posee la mayor extensión de sabanas naturales de Colombia y contiene el 48% de los humedales continentales del país.
En los departamentos que conforman la Orinoquía (Meta, Casanare, Vichada y Arauca) se han registrado 32,383 especies de plantas y animales, según el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SiB). La región también es un corredor estratégico para aves migratorias, lo que subraya su importancia ecológica. Sin embargo, en los últimos 20 años, el desarrollo de la región para satisfacer la demanda nacional e internacional de alimentos y energía no ha considerado adecuadamente los aspectos ambientales y la gestión sostenible de los recursos naturales.
Fernando Leyva, líder del paisaje icónico de la Orinoquía de The Nature Conservancy (TNC Colombia), señala que la falta de reconocimiento de la importancia de la región para la conservación del capital natural y cultural del país podría llevar a la degradación de ecosistemas estratégicos. Claudia Vásquez, directora de TNC Colombia, añade que es fundamental conocer los valores de biodiversidad que deben conservarse para definir áreas de transformación y restauración de ecosistemas.
En 2018, TNC Colombia y otros aliados lanzaron el Pacto Orinoquía Sostenible, una plataforma destinada a consolidar una visión común del desarrollo sostenible de la región. Esta iniciativa busca alinear los intereses de conservación y desarrollo sostenible mediante la colaboración entre múltiples actores. El pacto se centra en mejorar los procesos de toma de decisiones, la gobernanza del suelo y el agua, crear modelos de negocio sostenibles y posicionar a la Orinoquía a nivel nacional e internacional.
El pacto ha fortalecido la colaboración y evaluación de iniciativas de interés común, con reuniones periódicas para innovar y escalar estas iniciativas. Se ha comenzado a trabajar en el departamento del Meta y se está extendiendo a Casanare, con planes para reforzar el trabajo en Vichada y Arauca. Además, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), que se celebrará en Cali, se promoverá la conservación de las sabanas inundables junto a las comunidades locales, para aumentar el reconocimiento y valor de la Orinoquía.
La conservación de la Orinoquía es vital no solo para Colombia, sino también para la salud del planeta. El Pacto Orinoquía Sostenible representa un modelo innovador de conservación que integra el conocimiento y manejo de los motores de transformación y conservación.
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