Citando el texto del epígrafe, claramente para Aristóteles hay una natural tendencia al bien para todo incluyendo particularmente al ser humano. Podríamos afirmar que hay un alineamiento definido. Recientemente, Antonio Dámaso, plantea que la homeóstasis es la fuerza natural que busca asegurar la supervivencia para garantizar un florecimiento constante. Y el ser humano entonces, no solamente es un animal racional, como generalmente fue expuesto en nuestra educación básica, sino también, y con valor, un animal emocional. Así mismo, también hay un espacio amplio, yo diría que infinito, para la imaginación, la cual gobierna al mundo, como lo indicaba Napoleón, y en concreto, cuando Borges exponía que la imaginación al ser general olvida las diferencias. Y por ello, entonces, siguiendo esta misma lógica, Einstein ya nos imprime todo un axioma al afirmar que “el verdadero signo de la inteligencia no es el conocimiento, sino la imaginación”. En estos contextos, tenemos la tendencia al bien, no solamente desde nuestra condición natural, sino también, racional, emocional e imaginativa.
Frente a esto, hay un asunto especialmente central y es la compasión, que como lo manifiesta McCullough se expresa en “nuestro deseo de ayudar a los demás con miras a ser vistos como personas virtuosas”. Tenemos que cultivar nuestra alma continuamente con espíritu amplio, con cultura que abre nuestros campos de acción, generando confianza para crear círculos virtuosos, cooperando continuamente, renunciando al interés personal. Por supuesto, no se trata de convertirnos todos hacia un estadio de santidad, ni mucho menos. Pero si afrontar nuestro actuar de manera diferente. No se busca la perfección, sino a partir del reconocimiento de nuestra imperfección, mejorar continuamente, aceptar al otro, respetar al otro, aún en plena discusión y debate. En fin, volviendo a la filosofía saber que hay algo esencial en nuestro ser que nos ayuda a escapar de las arenas movedizas del egoísmo, la desconfianza, la rabia y la violencia y nos empuja hacia una nueva creación conjunta. Esa tendencia a lo bueno debe ser el norte para alcanzar la ataraxia, esa serenidad, como eje central de la existencia.
No se trata en ningún caso de un patrón exclusivamente individual; el ser humano también es sociable, y la garantía del bienestar común, siempre a través de la libre elección, forma parte intrínseca de cualquier actuación. De hecho, en Pacto Global hemos hablado de la suma de enteros positivos, donde la máxima aritmética se potencia, porque no solamente decimos que cuando sumamos dos enteros positivos siempre habrá un entero positivo mayor, sino que la ecuación permite amplificar esa suma no a la restricción de 1 más 1, igual a dos, sino a mucho más que 2. ¿Cuánto más? Lo que cada sumando quiera adicionar, dentro de sus posibilidades y esfuerzos.
Partiendo de esta idea tenemos un terreno abonado. En Pacto Global con los temas centrales de Derechos Humanos, Estándares Laborales, Medio Ambiente y Lucha contra la Corrupción y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, tenemos un marco de actuación amplio, concreto, interrelacionado e integral, para consolidar esa tendencia natural de la que hemos hablado.
En este año que terminó, vamos saliendo del terremoto del COVID, pero no hemos salido totalmente. Quizá hemos aprendido a perderle miedo, asunto no conveniente porque nos lleva al umbral del descuido. Hemos vuelto a niveles económicos y de productividad de antes de la pandemia. Sin embargo, seguimos inmersos en espirales de violencia, señales de desaceleración económica, guerras que empezaron y no tienen visos de terminar, relajación de algunas políticas ambientales, entre otros aspectos.
¿Qué nos espera para el 2023? Dependiendo de la especialidad de cada uno, podemos ver desde nubarrones económicos, a estancamientos sociales y uno que otro avance. En Pacto Global somos optimistas por naturaleza. Como se dijo al principio, hay una tendencia hacia el bien, y esta iniciativa de las Naciones Unidas, tiene un guión poderoso para apuntalar el devenir con certezas bien fundadas.
Las empresas y organizaciones adheridas a Pacto Global, casi 20 mil a nivel mundial y 600 en Colombia son pilares para apuntalar nuestro camino al Desarrollo Sostenible. Ese es el mensaje para el 2023. Seguiremos trabajando arduamente para lograr que el sueño sea una realidad y sin dejar a nadie atrás, tener un mejor país y ser mejores personas nosotros mismos.
Mauricio López
Director Ejecutivo Pacto Global Red Colombia