No es ningún secreto que la industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta, pues consume el 20% de los recursos hídricos mundiales y produce cerca del 10% de las emisiones de carbono. Pero, ¿en qué momento pasó esto? ¿cómo hemos llegado hasta este desastroso punto? La respuesta es simple: compramos el doble de ropa que hace 20 años y la usamos por la mitad de tiempo. La nueva forma de consumo, impulsado por el fast fashion y apoyado por grandes multinacionales que producen un sinnúmero de prendas a bajo costo, ha resultado en consecuencias desastrosas para el medioambiente.
Y es que, según un estudio realizado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, esta industria consume grandes cantidades de agua y energía en su producción en el país. Además, se estima que la industria textil produce más de 200.000 toneladas de residuos cada año.
Hoy en día, han surgido nuevos modelos sostenibles que ayudan a disminuir el impacto ambiental Por ello, creemos que las tres R son una excelente manera de iniciar un cambio y así buscar mejores alternativas de consumo. En este sentido, reducir el consumo de ropa, accesorios, número de piezas que ya se tienen en el closet, es fundamental para comenzar a tener una vida más ligera, a través de una moda minimalista que se base en tener las piezas correctas y que de verdad estás usando.
A su vez, el reúso es la alternativa más acogida por los consumidores, en especial en el segmento online, gracias a las plataformas tecnológicas. Los nuevos modelos de negocio de alquiler o compra y venta de moda usada, que ayudan cumplir los ciclos de vida de las prendas, están teniendo gran impacto en Europa/USA y empiezan a consolidarse en América Latina, pues a pesar de que en la región no existe una cultura consolidada del usado, en países como Colombia y México la plataforma de compra-venta de ropa de segunda GoTrendier, líder en el segmento, ha logrado que en los siete años de actividad, más de seis millones de prendas tengan una segunda vida. Siendo el reúso importante para minimizar la huella de contaminación.
Como consumidores, tenemos mucho que aportar en la reducción del problema ambiental de la moda. El modelo de consumo del fast fashion nos ha llevado al gran problema actual, y será cambiando la forma de consumo lo que nos acerque a la solución. Con el simple gesto de utilizar las prendas el doble de lo que lo hacemos actualmente, se reduciría una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que cada año produce la moda.
Finalmente, el reciclar no es una opción a gran escala, ya que solo se pueden reciclar aquellos tejidos que sean 100% lana, 100% algodón o 100% polyester. De igual forma, el upcycling es una alternativa puesto que trata de darle un nuevo uso a esas prendas. Por ejemplo, si una playera se ha roto, una manera práctica de reciclar es usarla para dormir o, si es de algodón usarla como paño o pañuelo para la rutina de skinCare. Encontrar nuevos propósitos para las prendas es una de las mejores acciones que se pueden hacer antes de que terminen en la basura.
En este sentido, Latinoamérica sigue los pasos de un alto crecimiento del sector de la moda usada, que año tras año gana más aceptación, pues las usuarias se sienten confiadas sobre el origen de las prendas, logrando que los modelos de consumo responsable de ropa de segunda mano sean exitosos.
Sin embargo, aunque existen opciones esperanzadoras que pueden ayudar a mitigar el problema, es de vital importancia que la industria, los gobiernos y los consumidores tomen acción de manera urgente para generar un cambio real con consecuencias positivas para el medioambiente.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Reciclaje en Latinoamérica.