En los últimos diez años, la economía circular ha pasado de ser una idea de nicho a una tendencia innegable. Muchos están cautivados por el potencial de cambio en su forma de vivir, trabajar o innovar. Así que, ya sea por pasión o por necesidad, la idea no va a desaparecer.
Espoleadas por esta ola de interés y expectativas, muchas empresas están fijando objetivos y estrategias para pasar de lo lineal a lo circular. Esta orientación es un paso importante en el camino hacia la economía circular.
Es probable que haya notado un aumento de eslóganes como “realizado con un 12% de material reciclado” alrededor de los productos en las estanterías o en la cobertura mediática, destacando cómo una empresa está tomando algunos recursos que antes consideraba residuos y utilizando algunos de ellos para crear algo nuevo. Este uso de los residuos suele calificarse de “circular”. El hecho de que estas historias sean cada vez más visibles demuestra que estamos dando los primeros pasos para abandonar la economía lineal y derrochadora. Y eso es una buena noticia.
Sin embargo, es necesario aclarar la diferencia entre reciclado y economía circular. El reciclaje es la acción o proceso de convertir los residuos en material reutilizable. Empieza al final, en la fase de “deshacerse” del ciclo de vida de un producto. La economía circular, por otro lado, se remonta al principio para evitar que se generen residuos y contaminación. Ante los retos medioambientales actuales, el reciclaje no bastará para superar la enorme cantidad de residuos que producimos.
El modelo de economía circular ofrece una jerarquía de estrategias para la circulación de productos y materiales, de la re-fabricación a la reparación, reutilización, mantenimiento y uso compartido, preservamos cada vez más la integridad, la energía incorporada y el trabajo del producto en sí. Así que, el principal problema con el enfoque de utilizar materiales reciclados es que el reciclaje debe ser la última opción, no la primera. Son los bucles internos de una economía circular los que deben ser el objetivo.
Innovar para una economía verdaderamente circular es un proceso, y cada innovación nos acerca un paso más, incluso el reciclaje. Pero no todos los intentos de diseño circular son iguales. Hay gente que utiliza la innovación con buenas intenciones, pero no tienen del todo claro sobre lo que es la economía circular, la dirección que deben tomar o los pasos para llegar allí. Podrían estar diciendo a sí mismos: “vamos a reducir el impacto de la fabricación de cada producto, la escala de nuestro reciclaje, y luego vamos a ver la reutilización.”
Diseñar para una economía circular no es un camino tan simple. Abordar el reciclaje puede no ser un trampolín para la reutilización. Incluso podría llevar en una dirección completamente diferente. El diseño circular requiere un enfoque sistémico, retrocediendo para tener una visión más amplia antes de poner en marcha estrategias.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Reciclaje en Latinoamérica.