El cambio climático constituye la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta la humanidad, y es por ello que, desde hace casi 30 años, se ha buscado generar un compromiso global que permita hacerle frente a los potenciales efectos adversos causados por la crisis climática.
En 1992, algunos países se adhirieron a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (CMNUCC), donde se buscaba por medio de la cooperación internacional limitar los aumentos de temperatura global promedio y hacer frente a los impactos asociados a esta crisis. Con este propósito, en 1995 diversos países iniciaron negociaciones para fortalecer la respuesta global al cambio climático dando como resultado, en 1997, la adopción del Protocolo de Kyoto, que obligaba a los países a cumplir con objetivos de reducción de emisiones. Protocolo que sería adoptado hasta el 16 de febrero del 2005 y que tendría dos períodos de compromiso, el primero entre los años 2008 y 2012, y el segundo entre los años 2013 y 2020.
Por otro lado, en la COP21 de París en el 2015, las partes de la CMNUCC alcanzaron el denominado Acuerdo de París que fue el primer acuerdo histórico que busca emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse al mismo, exigiendo a todas las partes que hagan todo lo que esté en sus manos para luchar contra el cambio climático por medio de contribuciones determinadas a nivel nacional que permitan redoblar sus esfuerzos en los próximos años. Esto, con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura en este siglo muy por debajo de los 2 °C y limitar este aumento en la medida de lo posible a 1,5 °C.
Ahora bien, desde el 31 de octubre hasta el 12 de noviembre del presente año se desarrolla la COP26 en Glasgow, Reino Unido, cumbre en la cual se busca articular diferentes actores con el objetivo de acelerar las diversas acciones que se encuentran en línea con los objetivos del Acuerdo de París y la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático. Dentro de los principales logros que se quieren alcanzar durante esta cumbre se encuentra el aseguramiento de la carbono neutralidad global para el 2050, limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C, adaptar para proteger a las comunidades y los hábitats naturales, movilizar financiación y la aceleración de acciones mediante la colaboración de actores gubernamentales, empresas y sociedad civil que permitan dar cumplimiento a los objetivos climáticos globales.
En respuesta a lo anterior, Colombia a pesar de ser un país que solamente aporta el 0.06% del total de las emisiones globales, ha establecido una estrategia en la que el país se compromete a reducir las emisiones GEI como mínimo en un 51% para el 2030 en línea con su compromiso del carbono neutralidad para el año 2050. Así como el compromiso de tener el 30% del territorio nacional como áreas protegidas para el año 2030, promoción de los contratos de conservación natural y la búsqueda del área marina de mayor protección en el mundo. Adicionalmente, el país busca desarrollar una ley de acción climática que establezca las medidas mínimas para lograr el desarrollo bajo en carbono en el país, la resiliencia climática y la tan anhelada carbono neutralidad.
Logrando los objetivos propuestos de la COP26 en Glasgow, y si los países y organizaciones cumplen con los compromisos que se han establecido hasta el momento, tendremos una mayor probabilidad de asegurar un calentamiento global menor a los 2 °C y con meta en 1,5 °C. No lograrlo nos podría llevar a enfrentar los subsecuentes efectos asociados al clima que podrían afectar en mayor medida a países como Colombia de una manera catastrófica, a pesar de ser uno de los países con compromisos de mayor ambición.
Con esto en mente, la necesidad de descarbonización es inminente y debe realizarse con acciones más rápidas y contundentes. Según nuestro Net Zero Economy Index, para lograr la meta de carbono neutralidad al 2050, la tasa de reducción global debería ser de aproximadamente de 12,9% por año. Sin embargo, para el año 2020 solamente se logró obtener una disminución de 2,4%. Es decir, casi 5 veces menos de lo requerido. La COP26 tiene un reto grande en lograr el aumento de la ambición de las naciones y en la articulación de actores, como lo son las empresas en esta lucha ante la crisis climática. Desde PwC creemos que las empresas pueden aportar en esta lucha por medio de cuatro frentes:
- Compromisos corporativos: Por medio de la generación de compromisos Net Zero que estén alineados con las metas de los sectores productivos de los países.
- Estrategia de negocio: Por medio de la alineación entre las estrategias de negocio de las empresas y las diferentes señales políticas y regulatorias que evolucionarán después de la COP26, de manera que se genere certeza en la toma de decisiones a futuro y una transformación integral que aporte a los compromisos de las naciones.
- Creación de mercado: Por medio de la generación de procesos de identificación continua de riesgos y oportunidades asociados al cambio climático y a la transición a una economía carbono neutral. Proceso que permitirá tener empresas más resilientes y con diversas oportunidades de diversificación en la generación de productos y servicios.
- Reporte: Por medio del reporte proactivo del rendimiento conforme a las acciones relacionadas a la lucha contra la crisis climática que permitan servir como sustento para el desarrollo de nuevas políticas y regulaciones asociadas al cambio climático.
La articulación de actores, y la unión de esfuerzos se vuelven esenciales para lograr el cumplimiento de las metas propuestas. Así como la necesidad urgente de una transformación integral de las ambiciones en acciones, tanto del sector privado como público, que permitan materializar esos compromisos en realidades.