Economía circular es mucho más que la gestión de residuos. El concepto engloba mantener los recursos en uso lo máximo de tiempo posible, minimizar su disposición, utilizar de manera más eficiente posible, recuperar y regenerar productos y materiales en todo su ciclo de vida. El modelo exige cambios sustanciales en términos de tecnología y, principalmente, de comportamiento de todos nosotros.
Para ello, el pensamiento circular no debe limitarse a las operaciones internas de una compañía. Un concepto de economía circular actuante tiene que considerar el producto, el proceso, el uso y su sistema de reutilización desde la concepción. Éste deberá incentivar las compañías a pensar no sólo en su etapa de producción individual, sino también en considerar toda la cadena de valor para su desarrollo, uso, desecho y reutilización de productos.
La economía circular es una tendencia relevante principalmente en los sectores de transporte, agricultura y construcción. En el sector del transporte, las tendencias de conectividad, la conducción autónoma y el aumento de carros eléctricos deben permitir a los proveedores de servicios de movilidad ofrecer opciones de transporte coordinado.
Los cambios en la cadena de la agricultura, probablemente, serían menos disruptivos. Las innovaciones en los sistemas de tecnología de información pueden facilitar la agricultura de precisión y crear la oportunidad de coordinar las cadenas de suministro totalmente digitalizadas, lo que reduce la cantidad de residuos de alimentos a lo largo de toda la cadena.
Además de ello, los cambios pueden conducir a una mayor eficiencia de los recursos y también hacia prácticas agrícolas regenerativas que permitan un mejor ciclo de los nutrientes, incluso la integración con tecnologías de otras industrias. Una de ellas es aquella de embalajes, con la utilización de plásticos biodegradables para el acondicionamiento de residuos orgánicos – que posibilitan su compostaje y un reaprovechamiento de los nutrientes.
Finalmente, en la cadena de la construcción, ya vemos la influencia de las nuevas tecnologías, como la impresión 3D y los procesos de construcción industrial en la fábrica, lo que significa que desde el desarrollo de los materiales, se busca economizar recursos como agua y energía, por ejemplo. El sector de la construcción también está cambiando por razón de las nuevas formas de distribución residencial, oficinas compartidas y el trabajo remoto.
El concepto de economía circular afecta las compañías, productos y servicios de diferentes maneras. Con su capacidad de innovación, el sector químico desarrolla un papel fundamental cuando se trata de procesos de nuevas soluciones. BASF, como la compañía química líder mundial en innovación, no es ajena a las tendencias globales y, por esto ha desarrollado dos tácticas que se están utilizando en Sudamérica. Son ellas: Keep it Smart(Mantenga el Proceso Inteligente) y Close the loops (Conecte los puntos).
Keep it Smart es el uso inteligente de las soluciones para aumentar la eficiencia de los procesos en toda la cadena y tornar los productos más eficaces. Un ejemplo de esto es el concepto Verbund de BASF. El sistema crea cadenas de valor eficaces desde los químicos básicos hasta productos de valor elevado, tales como pigmentos y productos de protección al cultivo. Para producir esa variedad de soluciones, los coproductos de una planta son utilizados como materias primas de otra. En este sistema, procesos químicos consumen menos energía, crean menos residuos y, como consecuencia, preservan recursos.
La táctica Close the loops se refiere a los residuos y coproductos que se transforman en recursos que pueden ser reutilizados en el mismo proceso o modificados para contribuir en procesos diferentes. Un ejemplo de esto es la reutilización de los metales preciosos recuperados después del fin de la vida útil de los catalizadores automotivos, que se pueden utilizar nuevamente en la producción de catalizadores u otros productos.
La transición de una economía lineal para un modelo circular trae alteraciones significativas en los modelos de negocios y en las actividades de muchas industrias. El grado y velocidad de “circularidad” dependerán del ritmo del desarrollo tecnológico, incentivos regulatorios, nuevos modelos de negocios, disponibilidad de inversiones y de la disposición de los consumidores y del sector empresarial para cambiar su comportamiento.