Una gestión acertada de buenas prácticas de Gobierno Corporativo no se limita a la relación cliente-empresa, sino que busca abarcar el relacionamiento de la empresa con cada miembro de sus grupos de interés, dando inclusive igual peso al stakeholder interno como al externo, ya que si bien el relacionamiento con los stakeholders externos afecta el posicionamiento y el éxito económico de la empresa, el relacionamiento con los stakeholders internos afecta la parte organizacional y el desempeño de la misma, lo cual a su vez mejora la relación con nuestros clientes y por ende se genera un círculo virtuoso.
En el ámbito operacional, hoy por hoy, la transparencia ya no es una opción. Los inversionistas en la actualidad desean más información acerca del funcionamiento de la empresa y de los resultados de su gestión. El respeto a los derechos de los inversionistas, la independencia de la administración, políticas claras de dividendos, apertura y transparencia son aspectos clave de gobierno corporativo que son demandados por todos los grupos de interés y los cuales las empresas debemos abarcar para así seguir demostrando sistemas de gestión sólidos y así seguir generando confianza en el mercado.
Una empresa con un buen gobierno corporativo genera confianza además de beneficios económicos y beneficios sociales, ya que se crea un clima propicio para la inversión, para los clientes y un buen clima laboral que como sabemos será el adecuado para el desenvolvimiento de los colaboradores.
En otras palabras, las buenas prácticas de gobierno corporativo dan lugar a y son un fundamento para la buena gestión de Responsabilidad Social Empresarial. Algunas empresas están avanzando en la línea de la Responsabilidad Social a través de la elaboración de memorias de Sostenibilidad, códigos de conducta, o códigos éticos. Aun así, no basta con estas acciones aisladas para seguir un rumbo dentro de la estrategia de Responsabilidad Social, sino que se debe tener claro, primero que nada, los objetivos de la empresa.
Se debe empezar definiendo el compromiso con cada grupo de interés (nuestros accionistas, clientes, proveedores, colaboradores, instituciones gubernamentales, medios de comunicación, etc.) y no perderlo de vista. Con esto quiero decir que las acciones tomadas para beneficio de nuestros stakeholders no deben ser aisladas, sino que la búsqueda de su beneficio debe ser parte de la cultura de la empresa y por ende deben ser parte las tomas de decisiones que se den en la empresa.
Cada compromiso, además, persigue objetivos en el tiempo, por lo que deberá existir un plan de acción para conseguirlos. Adicionalmente, debemos valorar si las acciones son las apropiadas para cumplir con esos objetivos. Eso se puede lograr a través de indicadores que midan la adecuación de dichas acciones. Luego, asignar un indicador o una métrica que mida si el objetivo se ha cumplido o no. Siempre vale la pena reflexionar sobre cómo planificar las acciones de Responsabilidad Social para que sigan la coherencia que asegurará el éxito.
Cualquier plan de acción de Responsabilidad Social Empresarial está dirigido a obtener metas u objetivos como mejor posicionamiento o temas de imagen, disminución del grado de rotación del personal, sin olvidar, por supuesto, la gratificación moral que supone el saber que se está contribuyendo a un bien social.
Para conseguir todo esto se debe aplicar una estrategia de Responsabilidad Social que sea la más adecuada a la empresa, teniendo en cuenta nuestros valores, el tipo de clientes que tenemos, el perfil de nuestros colaboradores, entre otros aspectos. No existe una única manera de definir una estrategia, sino que cada organización debe formular la que más se ajuste a sus necesidades y por supuesto a los objetivos del negocio.