Esta es una de las actividades que los estudiantes realizan y que forma parte de la malla curricular, “lo que nos permite fortalecer nuestros conocimientos, habilidades, valores y autoestima para convivir en armonía con el ambiente”, señala Siomara Sotomayor, estudiante de la unidad educativa.
Desde los cinco años los alumnos aprenden a cuidar este pedazo de tierra donde han sembrado varios alimentos y plantas medicinales para su propio consumo y el de sus familias. “Tenemos un espacio donde se siembran árboles para purificar el ambiente, en otro sitio se cultivan plantas medicinales y en un tercer lugar se producen legumbres, hortalizas y frutas”, señala Jacqueline Suárez, docente de esta unidad educativa.
Quien además sostuvo que esta metodología contribuye a desarrollar el conocimiento en las distintas asignaturas. “En inglés los estudiantes aprenden los nombres de las plantas, en Matemáticas la extensión del terreno y las parcelas donde se van a sembrar las plantas, en Lenguaje crean cuentos, mientras que, en la asignatura de arte, recrean estos espacios”, sostiene Suárez.
La Unesco calificó el programa TiNi como buena práctica de educación para el desarrollo sostenible a nivel global. Este se aplica en 10 países del mundo.
Rocío de Moreno, presidenta del Comité del Plan Toda una Vida, fue designada como Embajadora TiNi por el Ministerio de Educación, con la finalidad de que en un periodo de dos años se difunda esta iniciativa ecológica a escala nacional.
En la Misión Casa para Todos se implementa este mismo enfoque, los beneficiarios de las urbanizaciones trabajan en la construcción de huertos orgánicos y el cuidado de las áreas verdes y parques que rodean sus viviendas, mediante una labor comunitaria, con el fin de apropiarse de estos espacios, cuidar de ellos y convertirlos en parte de su hábitat.