¿Cuáles son las principales actividades de ACE en el país?
Lo que nosotros buscamos son empresarios que sean exitosos y que adicionalmente dentro de sus prácticas empresariales digan no sólo que son católicos cuando van a la iglesia sino también en el día a día de la empresa. Nuestra visión de la Responsabilidad Social está centrada en la persona, parte fundamental en la empresa. La rentabilidad económica es necesaria para la Sostenibilidad de una empresa, pero creemos además en la rentabilidad de los valores. Creemos que las empresas con unos va
lores firmes son empresas sostenibles que se mantienen en el tiempo. Organizamos diálogos empresariales mensuales, buscamos temas actuales y tratamos de darles ese enfoque católico como empresarios que hacen las cosas bien y que son exitosos.
¿Cómo está la situación de la RSE en el país?
Muchas veces se confunde la RSE con obras de beneficencia. Nosotros, a través de nuestros protocolos y nuestras charlas de asesoramiento a compañías, incidimos en que esta responsabilidad está impregnada en la empresa y gira entorno a la persona. Insistimos en que deben ser programas sostenibles y medibles. En el país muchos confunden RSE con marketing social y beneficencia, pero hay cada vez más empresas que van sumando el tema de la responsabilidad como parte de su decencia como organización.
¿Cuál es la responsabilidad que el empresario debe asumir en un momento convulso? ¿Cómo debe manejar la RSE?
A principios de año hicimos un desayuno en el que contamos con la presencia del Arzobispo de Guayaquil, Monseñor Cabrera, y cuando me pasaron la palabra comenté lo siguiente: Este año el empresario católico lo tiene difícil, le toca ser creativo, ver las formas de luchar por sostener la empresa y los puestos de trabajo, y tratar de que la empresa sea rentable.
Se dice que cuando vienen crisis hay oportunidades y ahí es donde debe estar el empresario buscando la creatividad. Obviamente cuando se dan situaciones naturales como en el caso del terremoto se complica todo, veníamos de un año complicado y el terremoto generó obviamente pérdidas humanas que es lo realmente lamentable de eso y obviamente gente a la que se le vinieron abajo negocios.
La primera parte es atender la emergencia. Yo creo que la sociedad civil dio ejemplo y el Gobierno también ha actuado para que lleguen las ayudas, pero además hay que ayudar a que se genere nuevamente actividad productiva para que los puestos de trabajo se defiendan. Por ejemplo, yo soy representante de una empresa que se llama Calvat. Lo primero que hicimos fue crear un comité de crisis en la zona de Malabí. Realizamos un censo para ver quiénes son los empleados que tenemos en la zona y sus familiares directos, y obviamente hemos mantenido los puestos de trabajo.
Conversamos con nuestros grupos de interés, nuestros clientes, nuestros proveedores de la zona… Es el momento de dar la mano hasta que la provincia empiece a reactivarse. Creo que lo importante ahora es que, una vez que ya ha pasado la parte de la emergencia prioritaria, ver de forma creativa cómo los negocios se reactivan. Hay fondos privados que se están generando para proyectos que existían y para emprendimientos en la zona, y por ahí debe ir la ayuda.
¿Cómo lograr que los otros actores, gobiernos, entidades no lucrativas… se involucren y formen alianzas para conseguir un ganar-ganar entre todos?
Lo importante es que las cámaras, las asociaciones y el sector privado también propongan iniciativas. Es el caso del banco de alimentos, una iniciativa que la cúpula de la iglesia propuso a la asociación y se sacó adelante. Hoy es una empresa social que ha demostrado ser sostenible en el tiempo y que lo que busca es que ningún alimento se desperdicie. Me pareció excelente la idea de obras por impuestos, que es un concepto que ya se maneja en Perú. Creo que si algo funcionó en un país, propongámoslo.
En cuanto a la parte de trabajadores y de responsabilidad interna, abogan por poner a la persona en el centro ¿de qué manera? Estamos en contra de que se polarice y que el empresario sea el malo y el empleado el bueno. Creo que son aliados. No hay empresas sin empleo y obviamente la primera labor del empresario es defender los puestos de trabajo porque de una empresa dependen muchos puestos de trabajo directa e indirectamente y creo que eso es una de las primeras labores sociales y de corresponsabilidad que tienen que hace un dirigente, la de manejar, pagar los salarios justos y a tiempo, y defender esos puesto de trabajo. Nos preocupa porque obviamente sí se ve una caída del empleo. Ante esta situación hay que ser creativo porque la reducción de personal es la última medida que debemos tomar.
¿Cuáles son los próximos retos de ACE?
Seguir contagiando a más empresarios este modelo de hacer empresa centrado en la persona y predicar con el ejemplo. Manejamos un perfil bajo en el sentido de que no andamos divulgando las cosas que hacemos, pero se van viendo y emulando. Tratamos a través de diálogo y de prácticas que hacen los empresarios que pueden ser replicadas porque no se necesita ser una empresa inmensa para hace prácticas responsables, todos podemos seguir sumando y contagiando.