Esto se impulsó con la realización de la conferencia organizada por el Business for Social Responsability en el año 2000, donde participan algunas ONG ecuatorianas, quienes transmitieron estos conceptos al sector empresarial. De esta manera se crea CERES, el Consorcio Ecuatoriano para la Responsabilidad Social, que agrupó en sus inicios a empresarios y fundaciones empresariales.
En esta época se comienza a difundir un nuevo enfoque de la RSE, impulsado por la creación del Pacto Global de las Naciones Unidas, que buscó comprometer a las empresas con los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Ello mostró la necesidad de que las organizaciones de todo tipo pudieran “reconocer y manejar adecuadamente sus impactos económicos, sociales y ambientales”.
Es durante este periodo que surgen los indicadores de gestión, el GRI, aparecen los indicadores ETHOS y emerge una preocupación sobre lograr un lenguaje común para medir la RSE. Las empresas ecuatorianas comienzan a conocer estos estándares y a incorporarlos como una herramienta interna y como una manera de ser un actor calificado en un mundo con mercados que comienzan a exigir a sus cadenas de proveedores certificaciones que les garanticen la manera en que están hechos los productos que compran.
Los desafíos de futuro para la RSE son lograr la Sostenibilidad económica, social y ambiental, una tarea de todos:
Para el Estado:
• Definir una posición clara en torno a la RSE. Las autoridades tienen enfoques aún ambiguos que van desde aquellos que sostienen que las empresas deben limitarse a pagar impuestos y cumplir la ley a aquellos que alientan la creatividad de las empresas ante los problemas socioambientales del país.
• Implementar modelos de gestión en RSE en sus organizaciones y empresas.
Para las empresas:
• Expandir los modelos de gestión en RSE hacia las cadenas de valor.
• Comprender que el trabajo en red puede ayudarlos a conocer buenas prácticas que enriquezcan su labor en RSE.
• Crear y mantener puentes con el sector público para generar sinergias que aporten al desarrollo nacional.
• Esclarecer la diferencia entre marketing y Responsabilidad Social que rebase lo mediático.
Retos para las ONG y las universidades:
• Las ONG deben retomar su rol de crear valiosas experiencias socioambientales/humanitarias que animen a los otros sectores a crear bienes públicos de calidad
• Las universidades tienen dos aportes clave que realizar: incorporar la RSE en todas las carreras y realizar investigaciones que contribuyan a su desarrollo. La relación empresa-universidad-Estado debe establecerse sobre nuevas bases donde el conocimiento contribuya a desarrollar programas pertinentes y enriquecedores de RSE.
Los desafíos son muchos y muy variados, pero un trabajo en conjunto de los cuatro sectores permitirá que cada uno de ellos sea superado en pos de construir un desarrollo sostenible del país.