Recientemente Acción contra el Hambre ha establecido una alianza con Carbonell, por la que la aceitera ha rediseñado el etiquetado de 200.000 botellas de aceite de oliva original 0.4 en solidaridad con las mujeres más desfavorecidas. ¿Podrías explicar esta iniciativa?
Esta campaña especial de Carbonell a favor de Acción contra el Hambre ha consistido en poner a la venta una edición solidaria de 200.000 botellas de Carbonell Original 0.4. En ellas, la mujer tradicional andaluza de la etiqueta ha sido sustituida por otras mujeres que luchan contra el hambre a diario en el mundo: bien una madre maliense con su niño en brazos, bien una mujer de Mauritania que trae agua de un pozo, bien una niña refugiada de origen sirio. El 50% de los beneficios de la venta de estas botellas se ha destinado a Acción contra el Hambre, contribuyendo así a costear nuestros proyectos de diagnóstico, tratamiento y prevención de la desnutrición en el mundo.
¿Cuál es el papel de la mujer en la lucha contra el Hambre?
Las mujeres están en primera línea en el frente contra el hambre. Ellas son productoras del 43% de los alimentos que se producen en el mundo, sin embargo, sólo poseen el 1% de la tierra productiva, el crédito, fertilizantes y otros recursos. Además, socialmente se espera que cuiden y alimenten a la familia; pero a la vez no tienen los recursos necesarios ni el control de los ingresos familiares como para comprar alimentos. Garantizar el acceso de la mujer a estos recursos tendría consecuencias positivas para toda la comunidad: de hecho, se estima que se podrían reducir entre 100 y 150 millones las personas que sufren inseguridad alimentaria, que hoy son 815 millones.
¿Qué proyectos estáis llevando a cabo en Acción contra el Hambre?
Nuestros proyectos van dirigidos a combatir la desnutrición en el mundo y para ello intervenimos en todos los ámbitos que guardan relación: la nutrición, la salud, el agua, el saneamiento, la higiene, la salud mental, la empleabilidad o la reducción del riesgo de desastres… Nuestros proyectos en 2017 ascendieron a 578 en los casi 50 países en los que actuamos. Con ellos ayudamos a 20 millones de personas.
¿Tenéis más alianzas con el sector empresarial?
Acción contra el Hambre siempre ha establecido alianzas con el sector empresarial ya que nuestra forma de trabajar y abordar la desnutrición es dando respuesta multiactor.
Actualmente tenemos alianzas con empresas a las que ayudamos a establecer relaciones más sólidas con sus stakeholders o a desarrollar el área de negocio que consideren más estratégico en cada momento. Así, si la empresa quiere enfocar la colaboración en su clientela, tenemos acciones como las donaciones en el momento de hacer una reserva on line de un producto o servicio (entradas, billetes de avión, reservas de hotel…), redondeo de tickets de compra, marketing con causa…
Y en el caso de que la empresa elija centrarse en su staff, tenemos líneas abiertas dirigidas a generar engagement, como la carrera Challenge Interempresas, la nómina solidaria, el teaming humanitario, la gamificación solidaria o la votación de proyectos humanitarios por parte de los empleados. También tenemos la línea de financiación de proyectos de desarrollo, de emergencias o de investigación que tienen interés para las empresas bien por un criterio geográfico o por un interés temático al estar alineado con su estrategia empresarial y su RSC.
¿Es España un país solidario?
Nuestra percepción es que sí. La población española responde bien cuando solicitamos su apoyo, especialmente ante emergencias en las que es fundamental atender a las víctimas con diligenciaY si hablamos de empresas, siempre se han mostrado generosas ante el llamamiento de Acción contra el Hambre para luchar contra la desnutrición. La Agenda 2030 es una clara apuesta de todos los sectores de la sociedad, incluidas las empresas, de construir un mundo más justo y solidario.
¿Cuáles son los principales retos de Acción contra el Hambre a largo plazo?
Nuestro reto y no solo el de Acción contra el Hambre dado que es el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 2, es lograr un mundo sin hambre. Para lograrlo es necesario seguir desarrollando un enfoque integrado, que ataque a las causas del hambre combinando acciones en nutrición con proyectos de agua, saneamiento e higiene, empleabilidad y seguridad alimentaria para tener un impacto duradero y que las poblaciones sean autosuficientes para producir, administrar y consumir sus propios alimentos. Es un camino largo para recorrer pero tenemos una fecha cercana: el 2030.