Con tu experiencia y conocimiento en estos 3 años al frente del Programa de Fundaciones Comunitarias, ¿cómo definirías esta iniciativa para quién la desconozca?
Una fundación comunitaria es una organización sin ánimo de lucro cuyo fin es fortalecer la comunidad en la que trabaja, movilizando y canalizando recursos. Es una forma original de estimular la filantropía y la solidaridad local para crear una hucha colectiva de recursos que invertir en la comunidad.
Aportan y canalizan recursos financieros y no financieros a las entidades locales para transformar la comunidad. Además, ejercen un liderazgo estratégico, inclusivo y estable a lo largo del tiempo, desde un enfoque sistémico, para construir comunidades fuertes y solidarias y, por último, crean fondos patrimoniales, lo que llamamos la hucha colectiva, para realizar inversión social en la comunidad.
Las fundaciones comunitarias son figuras catalizadoras del cambio y, cuando no existen en una comunidad, se pierden iniciativas y recursos. Por eso, desde la Asociación Española de Fundaciones (AEF) pusimos en marcha el programa de apoyo a la creación de Fundaciones Comunitarias que es una iniciativa que forma parte de un movimiento global. En el mundo existen unas 2000 fundaciones comunitarias en países con sociedades muy distintas. ¿Qué tienen en común las personas que viven en esos lugares con una fundación comunitaria? Pues que aman el lugar donde viven y que quieren contribuir al bienestar común.
Este programa se dirige a esa ciudadanía comprometida con liderar los procesos de transformación social que necesitan sus territorios.
¿En qué consiste el programa de la AEF de apoyo a la creación de Fundaciones Comunitarias?
Este programa, del que tenemos abierta la quinta edición hasta el 29 de febrero, está pensado para identificar a personas comprometidas con su territorio, que creen en la filantropía y que quieren canalizar la solidaridad para mejorar su comunidad.
Desde la AEF cofinanciamos los gastos de funcionamiento del primer año, hasta un máximo de 15.000 €. Además, aportamos formación y acompañamiento para definir cómo es la fundación comunitaria que quieren promover y ayudamos con formación técnica, con inspiración, con conexiones, con ejemplos.
Precisamente, en relación a la cofinanciación de la AEF durante el primer año que mencionas, ¿cómo se ha traducido esta cofinanciación en términos de sostenibilidad a largo plazo para las Fundaciones Comunitarias que han surgido a través del programa? ¿Estos proyectos acaban siendo sostenibles pasado el primer año?
Recabar apoyos para crear una fundación es siempre un reto, especialmente en España, donde la filantropía aún no está tan arraigada socialmente como en otro países. Así que la cofinanciación que ofrece la AEF es una especie de carta de confianza que trasmite el mensaje de que merece la pena invertir recursos en ese proyecto.
Por otro lado, la sostenibilidad es un ejercicio a medio y largo plazo y todas las fundaciones comunitarias que forman parte de nuestro programa trabajan muy duro para conseguirlo. Se da una paradoja curiosa y es que, en el mundo empresarial, los inversores primero aportan su dinero y, después, esperan sacarle rendimiento. Sin embargo, en el mundo no lucrativo, los ciudadanos primero queremos ver los resultados y, sólo después, nos decidimos a apoyar el proyecto. Y desde el programa de FC aspiramos a cambiar esta mentalidad y ofrecemos oportunidades de colaboración, que es una manera de decir “confía, aporta y participa y los resultados llegarán después”.
¿Cuáles son los criterios clave que desde la AEF consideráis al evaluar las propuestas recibidas?
Son varios los criterios que manejamos. Para empezar, el grupo fundador tiene que caracterizarse por su diversidad, independencia y representatividad del territorio a la que quiere prestar servicio. A la convocatoria se pueden presentar personas, asociaciones, fundaciones, empresas y/o entidades empresariales privadas o de la economía social y, excepcionalmente, entidades públicas que deseen promover y constituir una fundación comunitaria. Se dará prioridad a las candidaturas cuyo ámbito territorial tenga un mínimo de población de 50.000 habitantes. En la AEF valoramos especialmente la diversidad del grupo fundador, y su capacidad para pensar en capacidades en lugar de en necesidades. Personas visionarias que ven el potencial de su barrio, de su comarca y quieren movilizar recursos para aportarlos a la resolución de problemas, en colaboración con las organizaciones sociales que ya operan en el territorio y también en colaboración con empresas y con personas a título individual.
Por recordar anteriores ediciones, ¿podrías aportar algún ejemplo que te marcó o te pareció destacable del programa de Fundaciones Comunitarias?
En estos tres años están ocurriendo cosas asombrosas, por ejemplo, la activación comunitaria en la Vall de Camprodón. Desde la constitución de la fundación comunitaria, la participación de las vecinas y vecinos del valle se ha incrementado, una participación intergeneracional y con enfoque estratégico, que promueve tanto el conocimiento de la historia del valle como foros de reflexión sobre cuál es su futuro.
En Almería la constitución de la Fundación Comunitaria Tierra Abierta ha sido fascinante. Se ha constituido con más de 45 fundadores entre los que había grandes empresas pero también decenas de personas a título particular que han querido poner su granito de arena para la constitución de la fundación.
La ruralia valenciana, donde la despoblación parece una sentencia que aboca al territorio a la desaparición y donde ya hay decenas de personas alrededor de la FC La Nou pensando en cómo activar sus territorios con enfoques de sostenibilidad y respeto al medio ambiente.
Y el trabajo realizado en Lleida, donde la FC Raimat Lleida está facilitando coaliciones y movilizando recursos para crear programas que faciliten el acceso a formación uniendo a organizaciones sociales, empresas y centros de formación, es también muy inspirador.
Todas estas iniciativas se han generado en muy poco tiempo. Personas con visión, con inteligencia, con honestidad y con un profundo respeto por la dignidad de las personas, están aportando su tiempo y sus recursos y movilizando los disponibles para aportar a la comunidad donde se constituyen.
Con la meta de alcanzar 15 Fundaciones Comunitarias en España para 2025, ¿cuáles considera que son las estrategias clave que la AEF debe implementar para seguir fomentando el crecimiento y consolidación de este modelo filantrópico en el país?
Nuestra primera tarea es identificar los territorios que se beneficiarían de la existencia de una fundación comunitaria y las personas que viven en él con recursos, en dinero, tiempo o capacidades, para ponerla en marcha. Por eso, necesitamos antenas en España que nos digan “aquí hay una oportunidad”. Una manera de lograr esto es asistir a eventos en los que podamos hablar de responsabilidad social comunitaria, de, por ejemplo, cómo las empresas pueden colaborar con su comunidad a través de una fundación comunitaria. Estamos encantados de recibir invitaciones para hablar en eventos donde haya personas con iniciativa e interés para hacer cambios.
Otra estrategia clave es la difusión del concepto. Corresponsables nos ha ayudado mucho desde el inicio y sería clave que más medios de comunicación, especialmente locales, difundieran la convocatoria. Hay muchísima gente que quiere colaborar con su comunidad y no sabe cómo hacerlo. Tenemos el reto de que ser vayan creando fundaciones comunitarias en todo el territorio nacional, para que nadie que quiera contribuir se quede sin la oportunidad de hacerlo.
Además desde la AEF somos conscientes de que cambios de este calado sólo se producen por la conjunción de muchos actores. Somos una organización que tiene la colaboración en el ADN, ni somos ni queremos ser los únicos que promuevan algo, creemos en la participación y en la diversidad, que dan la fortaleza que hace los cambios duraderos.
Contamos con el apoyo de Charles Stewart Mott Foundation, Fundación Daniel y Nina Carasso y Porticus y estamos abiertos a que quienes quieran contribuir con recursos al Programa lo hagan. Hay empresas y personas que tienen la visión de que sus territorios pueden mejorar y pueden ser pioneros apoyando a este movimiento que estamos creando.
Dado que cada Fundación Comunitaria es única en su adaptación al contexto sociocultural, ¿cómo fomenta el programa la innovación y la capacidad de adaptación de las nuevas fundaciones para abordar las problemáticas locales de manera efectiva?
Las FC realizan 3 funciones básicas que son aportar y canalizar recursos financieros y no financieros a las entidades locales para transformar la comunidad, ejercer un liderazgo estratégico, inclusivo y estable a lo largo del tiempo, desde un enfoque sistémico, para construir comunidades fuertes y solidarias y, por último, crear fondos patrimoniales, es decir, una hucha colectiva para realizar inversión social en la comunidad.
Las cuestiones específicas de cada territorio las pueden abordar trabajando y apoyándose en los expertos locales. Desde la AEF ayudamos a la fundación comunitaria a desarrollar esas 3 funciones que se resumen en que ayudamos a quienes quieren ayudar. Y en eso tanto la relación con los donantes como con las organizaciones sociales del territorio es la clave. Unir el conocimiento de todos, organizarlo y coaligar estratégicamente para avanzar en la transformación que todos buscan.
Rosa, con tu experiencia y de forma personal, ¿qué aconsejarías tener en cuenta a las futuras fundaciones candidatas que se presenten a esta V convocatoria del programa de fundaciones comunitarias, ahora que el plazo está abierto?
Mi consejo sería: ten visión, cree en las oportunidades, en que se puede avanzar y en que cada comunidad tiene los activos, conocimiento y capacidad para generar una idea del futuro que quiere y ponte a trabajar por él. Desde la AEF contamos con recursos y conocimiento para apoyar a las personas visionarias y generosas que creen en su comunidad. Tenemos mucha confianza en las fundaciones comunitarias porque, como ya se puede comprobar en España y en el resto del mundo, hacen mucho bien en el territorio donde se crean. Las fundaciones comunitarias son, cada vez más, un actor relevante de la sociedad civil organizada.