¿Puede comentarnos cómo ha evolucionado la Responsabilidad Social Empresarial en estos años hasta la actualidad?
La sociedad en su conjunto y particularmente las empresas han evolucionado hacia un modelo de convivencia donde se requiere que actúen teniendo en cuenta su impacto a todos los niveles, y no sólo frente al cumplimiento estrictamente legal. El éxito se evalúa según el impacto global en el entorno. Hemos podido apreciar una evolución donde se ha pasado por etapas enfocadas a la filantropía, realizando acciones buenas para devolver a la sociedad parte de lo generado, otras donde el objetivo estaba en eludir situaciones de riesgo derivadas de las actividades de la empresa y una más reciente donde se considera a la RSC como parte de la estrategia de la organización, como un pilar más que influye de forma relevante en la cultura, en los resultados y en la imagen de marca. Una nueva época donde los grupos de interés (todos ellos) participan y comparten unos objetivos comunes y una forma de hacer negocios diferente.
Como ya decían Porter y Kramer, hay una impresión en la sociedad de que algunas empresas prosperan a costa del planeta y de las personas, y que cambiar esta visión depende de las empresas y de su capacidad de volver a definir la RSC con el objetivo de unir de nuevo la forma en que se hacen negocios y la comunidad.
En Aldeas Infantiles SOS la evolución la hemos vivido principalmente desde la perspectiva de mayor conocimiento de las empresas de nuestro trabajo y la RSC. Existe una mayor involucración por parte de la empresa y sus stakeholders en el desarrollo de la relación y los proyectos apoyados. La creación de espacios y comités para que los empleados puedan dedicar tiempo a la relación que tienen con nosotros entre otras actividades de RSC también ha sido un catalizador de mejores relaciones y proyectos con mayor impacto.
¿Qué están buscando y pidiendo hoy en día las Empresas a la hora de pensar en una colaboración con una ONG?
Resulta evidente que una empresa se implicará en mayor o menor grado cuando tenga la seguridad de que la RSC aporta valor a sus intereses genuinos. Las empresas analizan diferentes variables como pueden ser: ámbito geográfico de actuación de la ONG, orientación y objetivos. En base a estos criterios y la preexistencia de unas pilares definidos de acción social por parte de la política de RSC de la empresa, otro de los aspectos que se está teniendo en cuenta es la posibilidad de interactuar por parte de los distintos grupos de interés de la entidad con los programas o actividades de la ONG y en este caso de manera destacada el voluntariado por parte de empleados. La valoración de las empresas sigue la tendencia de poder colaborar con ONG que nos solo hagan un trabajo magnifico y de calidad sino con aquellas que puedan medir perfectamente el impacto social y hacer a la empresa coparticipe de este impacto.
¿Qué rol juegan los grupos de interés de una empresa en una colaboración con una ONG y qué puede ofrecer esta última?
Hoy ya juegan un papel relevante tanto en el establecimiento de la relación como en el desarrollo de la misma y fidelización de la alianza. Superadas las ideas económicas que proponían que la empresa solo tenía la obligación de atender las necesidades de uno de sus grupos de interés, los accionistas, y que manteniendo o incrementando su valor la empresa ya cumplía con sus responsabilidades morales o sociales hoy nos encontramos con una atención a todos los grupos de interés de la empresa, a los que consideran fundamentales en su desempeño presente y futuro.
Aldeas Infantiles SOS en concreto al tener proyectos en 135 países y en concreto el hecho de tener más de 100 programas en nuestro país permite una gran cercanía con los distintos grupos de interés para conocer y ser parte de las colaboraciones que desarrollamos. Aplicamos proyectos de colaboración con participación de distintos grupos de interés de la empresa donde se refuerzan los vínculos con empleados, consumidores, proveedores, distribuidores…etc. Nuestra experiencia en este terreno la ponemos al servicio de las empresas para juntos poder desarrollar acciones de RSC y poder tener como objetivo el mayor impacto social posible.
¿Cómo abordáis los ODS desde Aldeas Infantiles SOS y cómo lo trabajáis con vuestras empresas socias?
Los ODS reconocen que las inversiones estratégicas en infancia son fundamentales para promover la paz, poner fin a la pobreza en el mundo y garantizar que todos los seres humanos alcancen todo su potencial. Trazan metas ambiciosas e intersectoriales, en tanto se centran explícitamente en mejorar los resultados en la infancia, a través de la reducción de la pobreza y un mayor acceso a la salud, la nutrición, la educación, la justicia y la protección. Las primeras experiencias en la infancia ejercen una influencia para toda la vida. Tras décadas de estudio, se ha demostrado que la falta de un cuidado afectivo y protector de, al menos, un cuidador estable y comprometido perjudica el bienestar infantil en distintos campos.
Los niños y niñas sin cuidado familiar son particularmente afectados por varios de los problemas que abordan los ODS y las metas asociadas, entre ellos, la pobreza extrema, una deficiente salud física y mental, y la falta de acceso a la educación y servicios básicos. Asimismo, son más propensos a sufrir violencia, explotación, abuso y negligencia durante su infancia. Al llegar a la edad adulta, suelen enfrentar mayores desafíos para adaptarse a la vida autónoma y participar de manera activa en la vida en sociedad, además de ser más propensos a experimentar discriminación, exclusión social, inseguridad laboral, pobreza y problemas de salud.
Articular e integrar programas para abordar eficazmente problemas relativos a la salud, nutrición, educación, protección y apoyo a los cuidadores contribuye a garantizar que los niños en situaciones más vulnerables y sus familias puedan salir adelante. Las acciones articuladas y elaboradas a partir de evidencia también ayudan a garantizar que estos niños y niñas, incluidos aquellos que han perdido o están en riesgo de perder el cuidado familiar, puedan acceder a políticas y servicios adecuados y a que logren mejores resultados de inmediato y a largo plazo. Las medidas que se adopten para implementar, monitorear y evaluar los ODS, junto con el compromiso de invertir en mejores datos, son vitales para contribuir a cambiar el rumbo de estos niños y niñas.
Desde Aldeas Infantiles SOS de España estamos especialmente comprometidos con los Objetivos 1, 4, 8, 10 y 16. Ello implica estar alineados con el trabajo y la consecución de estos objetivos asociados a cada una de nuestras intervenciones y programas. Nuestra experiencia como organización de referencia en el cuidado de la infancia más vulnerable durante más de 50 años en nuestro país y 70 años a nivel internacional nos confieren una responsabilidad y un prestigio para impulsar colaboraciones con otras organizaciones, alianzas fundamentales para el logro de construir una sociedad más justa e igualitaria.
Ofrecemos a las empresas que comparten su preocupación y compromiso con la infancia la posibilidad de ir más allá de la colaboración clásica, pudiendo ser coprotagonistas de los proyectos y con una visión estratégica poder lograr los objetivos que maximicen el impacto positivo en niños, jóvenes y familias y por tanto estar cada vez más cerca de poder lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
¿Y cuáles cree que son los principales desafíos que enfrentan las ONG de cara a la RSE?
Los retos a los que nos enfrentamos y la manera en se han intentado resolver, nos han indicado que las colaboraciones o alianzas para que puedan transformar y tener el efecto esperado, han de tener una serie de componentes como la confianza entre las partes, tener objetivos comunes y totalmente compartidos, porque la ausencia de estas premisas han provocado el fracaso de muchas colaboraciones como mecanismos para aportar soluciones a la sociedad en su conjunto.
Las empresas y las ONGs solo tienen el camino de la colaboración para resolver algunos de sus problemas individuales, y sobre todo aquellos que son comunes y de los que todos se beneficiarían. Estas redes y alianzas se convierten en el camino principal hacia el progreso y la única vía para resolver los problemas a largo plazo.
La RSC ha llegado para quedarse, y que la forma de interpretarla y gestionarla ha evolucionado y sigue haciéndolo marcando un camino similar al que puedan tener las personas en su trayectoria de crecimiento personal. Si para cualquiera de nosotros individualmente es difícil ser feliz en un mundo donde las personas que nos rodean sufren, no lo es menos para las empresas, cuya “felicidad” o incluso supervivencia no puede estar garantizada sin cuidar de su entorno (stakeholders). Los beneficios empresariales no pueden producirse a expensas de la gente sino con la gente, no en el planeta sino con el planeta.
Podemos concluir que la RSC debe ser un pata más de la estrategia empresarial totalmente integrada en la gestión de la compañía, y que las alianzas con las ONG u otras entidades públicas o privadas no pueden tener objetivos coyunturales o cosméticos. Solo aquellas alianzas que desde la confianza mutua nazcan con el propósito de llegar a un lugar común en el largo plazo, y donde ambas entidades pongan lo mejor de sí mismas de forma trasparente e integrada tendrán éxito. La globalización ha dejado a una parte de la humanidad fuera del crecimiento, marginados y vulnerables, pero esa misma globalización puede ser la herramienta que nos permita desarrollar este tipo alianzas de forma más efectiva.
Las empresas, en su cadena de valor o en sus procesos, deben velar por el respeto de los derechos humanos y los derechos laborales, así como por el cuidado del medioambiente. Una empresa que no cumple estas premisas y dona 1.000.000€ a una ONG, ¿es una empresa responsable? Obviamente, no. Queda por este motivo mucho camino por recorrer, sin duda, en la aplicación y medición de la RSC, pero es evidente que todo el proceso de las últimas décadas está cambiando la forma en que se hacen negocios y que, aunque todavía muchas de las aplicaciones de la RSC por parte de las empresas son muy básicas y alejadas de las que crean valor e impacto social, hay otras que sí han encontrado el camino de generar valor compartido produciendo beneficios y bienestar social, y este será el camino que nos permita cumplir los objetivos de desarrollo sostenible en 2030.