Ana Sastre, CEO de Formaspack, ha hablado con Corresponsables sobre la visión de su compañía sobre la economía circular y el concepto de suprareciclaje, así como los esfuerzos de la empresa en la reducción de residuos plásticos y su impacto social y ambiental. La empresa referente en la valorización de residuos de PET se dedica a la integración de todas las actividades de la cadena de valor del PET, desde el reciclaje y la descontaminación hasta la transformación en envases finales. Con un modelo 100% circular que busca dar vidas infinitas a los residuos de PET, convirtiéndolos en nuevos envases listos para el consumo.
¿Cuál es la visión de Formaspack sobre la economía circular, y cómo se materializa en el concepto de suprareciclaje?
Somos un grupo empresarial dedicado a la valorización de residuos de PET, un tipo de plástico utilizado principalmente en la industria alimentaria para fabricar bandejas y botellas. Integramos todas las actividades de la cadena de valor del PET: reciclaje, descontaminación y transformación en envases finales.
Nuestro modelo es 100% circular, lo que significa convertir residuos en materias primas para fabricar envases que, tras su uso, puedan convertirse nuevamente en nuevos envases listos para el consumo. Nuestro objetivo es dar vidas infinitas a los residuos de PET, logrando que una bandeja o una botella se convierta nuevamente en otra igual sin perder propiedades.
El concepto de suprareciclaje o upcycling es clave en este proceso. Estos procedimientos permiten que los materiales no se degraden tras su uso y puedan reutilizarse en aplicaciones de alto valor sin perder garantías alimentarias. En nuestro caso, esto es esencial porque fabricamos envases para alimentos, y cumplir con la regulación alimentaria es fundamental.
¿Qué diferencia al suprareciclaje del reciclaje convencional y qué impacto esperan lograr con esta tecnología?
El reciclaje tradicional es un modelo de downcycling, donde los residuos se reutilizan en aplicaciones de menor valor. En cambio, el upcycling incluye procesos que reparan y devuelven a los residuos sus propiedades originales. Por ejemplo, logramos que el PET reciclado tenga propiedades similares al material virgen, lo que permite utilizarlo nuevamente en aplicaciones de más valor. Esto evita que el material se degrade progresivamente y solo pueda usarse en productos de menor exigencia técnica.
¿Podría hablarnos sobre los esfuerzos de Formaspack en la reducción de residuos plásticos en el medio ambiente?
Nuestro enfoque es darle valor a aquello que no lo tiene o tiene poco valor. Cuando consigues que un residuo tenga más valor, se activan esfuerzos inversores y actividades para recogerlo, procesarlo y aprovecharlo. Esto reduce la cantidad de residuos sin tratar en vertederos o el medio ambiente. Al crear interés económico, logramos que estos residuos sean recuperados y reutilizados.
¿Cuál es el reto principal al que se enfrentan al convertir residuos en envases de alta calidad y larga duración?
El reto principal es mantener la calidad de los residuos. Los termoplásticos necesitan ser fundidos para tomar nuevas formas. Es decir, para fabricar una botella o una bandeja, primero hay que fundir el material y luego darle la forma del nuevo envase.
Con cada proceso de fusión, las cadenas poliméricas se van acortando. Llega un punto en que ya han tenido tantas vidas que resulta imposible utilizarlas en su aplicación original, porque no cumplirían con las exigencias técnicas necesarias para determinados procesos.
Con el upcycling, somos capaces de reparar esas cadenas y llevarlas a una calidad suficiente para cumplir con las exigencias técnicas de una nueva bandeja o botella. En este proceso, es clave mantener la calidad, porque de lo contrario no se podría utilizar el material.
También es crucial garantizar la seguridad alimentaria. Nuestros envases están destinados al mundo de la alimentación, y hay que tener en cuenta que estarán en contacto directo con alimentos o bebidas. Por eso es fundamental hacer las cosas bien: utilizar residuos con plenas garantías, sin contaminación ni ningún otro tipo de problema.
¿Qué impacto social y ambiental espera alcanzar el grupo?
Tenemos un impacto positivo a nivel medioambiental, especialmente en la reducción de los residuos que quedan sin tratar. Somos capaces de utilizar aquello que no se estaba utilizando hasta ahora, y con ello esperamos reducir significativamente el número de residuos que permanecen sin tratar, como mencionaba antes.
Por otro lado, estamos sustituyendo material virgen por material reciclado, lo que tiene un impacto directo en la reducción de la dependencia de combustibles fósiles y en la disminución de la huella de carbono.
A nivel social, aspiramos a cambiar la percepción negativa del plástico. Luchamos y empleamos bastantes recursos para explicar que, detrás de ese residuo y del esfuerzo individual que todos hacemos al depositar envases usados en el contenedor amarillo, hay un sentido. ¿Por qué? Porque hay toda una industria que reaprovecha esos residuos, los transforma en nuevos envases y los reintegra en el ciclo productivo.
Nuestra meta es cambiar esa percepción negativa del plástico y ayudar a que la gente entienda el valor de ese esfuerzo colectivo. Sabemos que gestionar residuos en casa puede ser complicado por el espacio o el volumen generado, pero hay una industria detrás que lo aprovecha para crear envases que mejoran nuestra vida y benefician al planeta.
¿Cómo ha evolucionado la percepción de sus clientes y colaboradores sobre el suprareciclaje frente al reciclaje tradicional?
Pienso que todos queremos generar un impacto positivo. Ya no solo evitar un impacto negativo, sino ir más allá y generar un cambio positivo. Nuestros clientes quieren que los envases que utilizan para sacar al mercado sus productos —ya sean carnes, pescados, bebidas o cualquier otro— estén fabricados a partir de material reciclado. Y no solo eso, sino que además provienen de material reciclado que incluye sus propios envases.
Nuestros socios comerciales nos han acompañado durante todos estos años en este crecimiento. Han apostado por nosotros y nos han permitido seguir desarrollando, innovando y ofreciendo estas soluciones. Esto es algo que se valora mucho, y considero que sitúa a la empresa en una posición de liderazgo.
El esfuerzo que hemos hecho durante estos años ha sido muy relevante, y la distancia que hemos logrado respecto a otros operadores del sector también es significativa. Es algo que nuestros clientes aprecian, y confían en nosotros, apostando por seguir colaborando.
¿Qué papel juega la innovación en la estrategia de sostenibilidad de Formaspack, y cómo asegura el grupo una mejora continua en sus prácticas?
La innovación es clave, forma parte de nuestro ADN, al igual que la circularidad. Gracias a ella, hemos mejorado procesos, reciclado materiales que antes no se podían reciclar y ganado eficiencia. De hecho, dentro de nuestro grupo tenemos una compañía que se dedica exclusivamente a pensar y desarrollar cómo avanzar en este ámbito: cómo reciclar lo que parece imposible reciclar, cómo mejorar nuestros procesos, ganar en eficiencia y reducir mermas. Su misión principal es buscar cómo avanzar, cómo mejorar y cómo hacer las cosas mejor cada día.
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