¿Cuáles han sido los principales resultados de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno que se realizó recientemente en República Dominicana?
Es importante destacar la aprobación por consenso de los 22 países de la región de varios documentos. Para empezar, de dos Cartas iberoamericanas: una sobre principios y derechos en los entornos digitales y otra sobre la preservación del medioambiente para las generaciones futuras. Además, dimos el visto bueno a una ruta crítica para la seguridad alimentaria en la región y a un comunicado especial que fija una posición común respecto de la necesidad de cambios en la arquitectura financiera internacional.
También acordamos y aprobamos el Programa de Acción Cuatrianual de la Cooperación Iberoamericana. A partir de él, y con la vista en mejorar la calidad de vida de las personas, organizamos la cooperación iberoamericana de los siguientes cuatros años.
Por último de esta última Cumbre resaltaría que representa un paso más de la consolidación del espacio iberoamericano como un lugar para el diálogo político y para reforzar las relaciones entre América Latina y Europa, para lo que la presidencia de España del Consejo de la Unión Europea es además, una gran oportunidad.
¿De qué manera se puede lograr una Iberoamérica justa y sostenible como dice el lema de la Cumbre?
Desde la Secretaría General Iberoamericana hablamos de afianzar la Comunidad Iberoamericana a través de la generación de derechos, de la creación de nuevas oportunidades y de integrar a nuevos actores para lograr que la ciudadanía esté en el centro de esa Iberoamérica más justa y sostenible.
De forma concreta, para hacer frente a esas circunstancias y avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, trabajamos para reforzar el el multilateralismo (dentro y fuera de la región), el diálogo (y ahí, la Carta Iberoamericana de los Derechos Digitales, es un ejemplo) y la cooperación. Y además, conscientes de las distintas crisis sobrevenidas, le asignamos gran importancia a recuperar el crecimiento, que debe ser políticamente inclusivo, socialmente viable y ambientalmente sustentable.
En la Cumbre también se presentó el Informe de la Cooperación Sur-Sur y Triangular en Iberoamérica 2022, el cual recoge 1.168 iniciativas de Cooperación Sur-Sur y Triangular intercambiadas entre los 22 países iberoamericanos. ¿Cuáles son las iniciativas que puede destacar de ellas y qué reflexión deja este informe sobre el trabajo a futuro en temas de sostenibilidad entre los países participantes?
Si algo demuestra la última edición del Informe es la capacidad de resiliencia y adaptación de los países iberoamericanos al nuevo contexto provocado por la crisis del COVID-19. Si bien la cooperación Sur-Sur y Triangular que se desarrolla en la región se ha visto afectada, también se registra un importante dinamismo de las iniciativas que han logrado ejecutarse por parte los países aun en contextos de severas restricciones a la movilidad.
De ese total, los proyectos relacionados con salud, que históricamente han ocupado un lugar muy importante, se han visto incrementados en años recientes por el contexto de pandemia. Pero si miramos a los temas de sostenibilidad, la cantidad de proyectos es también muy significativa. En ese sentido, me gustaría mencionar los de emergencia climática y de seguridad alimentaria. El primero de ellos es uno centrado en los efectos del cambio climático sobre la proliferación de plagas y enfermedades en cultivos, estratégicos para países como Argentina y Brasil. El segundo tiene que ver con un proyecto desarrollado entre Chile y Uruguay sobre la capacidad de adaptación de la pesca artesanal al cambio climático. Con ellos, se busca fortalecer el desarrollo inclusivo y sostenible teniendo en cuenta la seguridad alimentaria, el desarrollo social, la protección del medio ambiente y de los recursos naturales, incorporando elementos de mejora de la gobernanza y el desarrollo de las comunidades locales.
De otro lado, esta cumbre ha permitido el relanzamiento de las relaciones entre la Unión Europea (UE) y América Latina. ¿Cuáles son las tareas urgentes que abordarán luego de la cumbre?
Queremos aprovechar la nueva reformulación que se requiere para abordar la nueva realidad social, económica y ambiental. Hace falta reforzar los acuerdos comerciales entre Europa y América para incrementar los flujos de inversión de un lado al otro del océano y las alianzas estratégicas en temas tan cruciales como el energético, la cooperación y las bases de una forma de trabajar sustentable, multilateral y a largo plazo. Iberoamérica y Europa son recíprocamente geoestratégicos y se necesitan mutuamente. Partimos de valores comunes y de una altísima complementariedad.
¿Cuáles son sus reflexiones luego de culminada la Cumbre y qué se espera para la próxima edición?
Lo esencial es avanzar en derechos, poner a la ciudadanía en el centro y afianzar Iberoamérica como un espacio más igualitario, más sostenible, más inclusivo y más próspero. Y no hay tiempo que perder. La región no puede permitírselo, porque hay graves problemas locales y globales en los que la acción y pronta respuesta es indispensable.
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