El pasado mes de noviembre se presentaba en Sevilla ANSEMAC, la Asociación Andaluza de Mujeres Empresarias del sector del medio ambiente, una entidad que nace para la coordinación, representación, gestión, fomento y defensa de los intereses del tejido empresarial femenino de este sector. Su presidenta, Esperanza Fitz, nos habla de los retos empresariales en igualdad y medioambiente y considera que todas las empresas, independientemente de su tamaño o sector, tiene a su mano herramientas para contribuir a poner fin a la desigualdad entre hombres y mujeres o combatir el cambio climático con una gestión del negocio respetuosa con el medioambiente.
¿En qué momento se plantea poner en marcha ANSEMAC?
La Asociación Andaluza de Mujeres Empresarias del sector del medio ambiente (ANSEMAC) surge por una apuesta decidida de la Federación Andaluza de Mujeres Empresarias (FAME), que detecta la necesidad de promover e impulsar la creación de una asociación regional de carácter sectorial que se insertara dentro de su organización como miembro de pleno derecho.
A lo largo de mi trayectoria empresarial, siempre he participado, de forma más o menos activa en las organizaciones empresariales de mujeres, por eso, cuando desde la FAME quisieron contar conmigo para poner en marcha este proyecto, no lo dudé ni un solo momento y cada día estoy más satisfecha con la decisión que tomé.
¿Por qué una asociación exclusivamente de mujeres empresarias a favor del medio ambiente en vez de empresarios, en general, independientemente del género?
Para contestar a esta pregunta, si me lo permitís, me gustaría daros algunos datos del pasado año 2015. En Andalucía, el 86,25% de las mujeres ocupadas son trabajadoras por cuenta ajena. El 13,75% restante queda englobado como empresaria y, dentro de este porcentaje, sólo el 20% se asocia a empresarias con asalariados. Si investigamos acerca de la representación femenina en puestos de gerencia o cargos directivos, los resultados no son más alentadores ya que sólo el 2,37% desempeña estos roles.
En España y Andalucía, el número de empresarias se ha incrementado notablemente en las últimas décadas. No obstante, en la práctica aún persisten importantes diferencias de género que nos discriminan. Los obstáculos del entorno impiden un mayor desarrollo de nuestras potencialidades y, por tanto, limitan la creación de un mayor número de empresas por parte de mujeres e influyen en el crecimiento y consolidación de las que ya tenemos empresa. Es necesario remover estos obstáculos y barreras y de ahí, la existencia de organizaciones empresariales de mujeres, como la nuestra, ya sean sectoriales o intersectoriales.
Por último, el sector del medioambiente y de la economía circular que representamos desde Ansemac, se enfrenta a un obstáculo adicional que lo expertos llaman segregación horizontal por género. Esto es, nuestras empresas compiten en un nicho de mercado altamente masculinizado.
Con lo expuesto, pienso que queda justificado que las mujeres empresarias en general, y del sector medioambiental en particular, debamos unirnos para que nuestra actual situación de desventaja por razones de género lejos de acrecentarse se convierta en fortaleza.
España está pasando por una de sus peores etapas de sequía. Esto no solo afecta a la sociedad sino también al sector empresarial. ¿Cómo pueden las empresas contribuir a frenar el cambio climático?
Efectivamente, el cambio climático es un hecho ya indiscutible y una de sus consecuencias es la alteración del régimen pluviométrico e incidencia sobre otros fenómenos meteorológicos extremos.
Las medidas a adoptar por parte de las empresas son múltiples siendo el objetivo común a todas ellas minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero (o gases GEI) responsables de dicho problema. Así, en función de la tipología y sector económico de cada empresa, se pueden adoptar medidas de ahorro energético, abordar acciones que conlleven una mejora y optimización de los propios procesos productivos y como no, acciones que incidan en las flotas de transporte. Existen otras fórmulas que también hay que tener presentes como potenciar las reuniones por videoconferencia, elaborar planes de movilidad sostenible para los empleados o impartir cursos de conducción eficiente en empresas de distribución, por no hablar de la optimización de rutas.
Además de estas medidas, enfocadas a la mitigación, es importante resaltar la posibilidad que tienen las empresas de compensar parte de sus emisiones o la totalidad a través de proyectos homologados a tal fin. Gracias a este mecanismo, las empresas que adquieren un elevado compromiso con el cambio climático pueden llegar a ser empresas neutras en carbono.
Desde Ansemac, entendemos que cada empresa está en disposición de calcular su huella de carbono (determinar sus emisiones de gases GEI) y, a partir de este punto de partida, elaborar un plan de reducción con medidas concretas y con un calendario de aplicación. En definitiva, cada empresa tiene la posibilidad de desarrollar su propia hoja de ruta en base a un horizonte determinado.
En Andalucía, ¿el sector empresarial está concienciado con la necesidad de gestionar los negocios de una forma sostenible y respetuosa con el medioambiente?
Desde nuestro punto de vista aún queda mucho camino por recorrer en este sentido. Es cierto que gracias a la ISO 14.001 y al sistema EMAS muchas empresas han ido incorporando acciones en favor del medio ambiente y que la normativa estatal y autonómica es amplia y exigente. No obstante, creemos que existe un fuerte control sobre aquellas empresas con autorizaciones ambientales en vigor pero también existen empresas que operan sin cumplir con dicha normativa, al menos en su totalidad. Esto lógicamente debe cambiar y para ello los esfuerzos en las inspecciones deben acrecentarse o formularse de manera diferente.
En cuanto a la sostenibilidad en sentido integral, este concepto es aún muy abstracto para la gran mayoría de la sociedad y por lo tanto, para el tejido empresarial. Es por ello por lo que las acciones en materia de comunicación, difusión y asesoramiento a empresas resultan de máxima relevancia. En este primer impulso, las administraciones públicas y los medios de comunicación tenéis un papel clave no sólo en la labor de difundir sino también en que el término llegue de manera correcta al empresario y todos los trabajadores.
En término de igualdad de oportunidades, ¿cuál es la situación de las empresarias en Andalucía?
Somos el 34% del tejido empresarial de la región y un colectivo caracterizado por ser mayoritariamente empresas de monos de 10 trabajadores y trabajadoras, y por lo tanto en términos absolutos, de menor dimensión media respecto a las de los varones y orientadas hacia actividades de servicios tradicionales, especialmente comercio, hostelería y servicios personales; en las dos últimas décadas con una mayor propensión hacia los servicios a empresas.
Dirigimos y gestionamos empresas muy localizadas, es decir, fuertemente arraigadas en su territorio, y que actúan principalmente en mercados locales y regionales. Además, los obstáculos del entorno impiden un mayor desarrollo de nuestras potencialidades. Entre esos obstáculos está la mayor dificultad que tenemos las empresarias para acceder a fuentes de financiación,a redes de contactos sociales con proveedores, clientes, agentes financieros, asesores, otros empresarios, etcétera y la falta de apoyo del entorno personal.
La realidad es que existe un techo de cristal, una barrera invisible que impide a las mujeres cualificadas, como grupo, alcanzar puestos de responsabilidad en las organizaciones en las que trabajan. Y detrás de este techo de cristal la persistencia de los estereotipos de género en sociedades que dicen ser avanzadas y modernas pero en las que la realidad es otra muy distinta.
¿Desde la Junta se promueven políticas de igualdad?
Creo que en la actualidad no podemos decir que exista falta de voluntad política para instalar el enfoque de género en todos los ámbitos de la intervención pública, aunque con mayor o menor éxito en la implementación práctica, pero aun así, no se producen los avances esperados y muchas tenemos la impresión de que el tiempo de espera ha concluido. Los efectos de las políticas de igualdad están ahí, con medidas y efectos concretos pero sin que se produzca la básica transformación de las relaciones sociales de género.
Implementar un Plan de Igualdad o ser respetuoso con el medio ambiente, o en general cualquier cuestión relacionada con la RSE y la sostenibilidad, parece que solo está a la mano de las grandes empresas con recursos para invertir en un modelo de negocio responsable. Sin embargo, ¿cómo crees que pueden trabajar las pymes para fomentar la igualdad y el medio ambiente a esta escala?
Me gustaría hacer hincapié en el hecho de que los impactos medioambientales derivados de una actividad serán tanto más graves o intensos cuanto mayor sea la envergadura de una empresa. Así, todas las empresas pueden adoptar medidas encaminadas a la prevención o minimización de sus impactos acorde a su tamaño. Por otro lado, las empresas tienen la oportunidad de decidir por ejemplo sobre qué política o criterios quieren adoptar en materia de adquisiciones, compras, proveedores. Quizás no resulte viable incluir criterios de sostenibilidad en todos ellos pero sí en algunos de los mismos. En relación a este aspecto, como lanza a favor de las empresas en general y de las pymes en particular, el gran revulsivo tendrá lugar cuando el cliente final, es decir la sociedad en su conjunto, demande productos y servicios sostenibles.
En materia de igualdad quizás el problema radique más en nuestra propia cultura que en inversiones inalcanzables. Esta afirmación supone, si cabe, un reto aún mayor ya que un cambio cultural y de valores conlleva mucho más tiempo e implica a otras esferas de carácter transversal como la educación. Las pymes no están obligadas a elaborar planes de igualdad regulados por la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo aunque pueden acometerlas de manera voluntaria. Con todo lo dicho, desde Ansemac animamos a aquellas empresas que sientan un compromiso hacia la igualdad, a implantar acciones que de manera coordinada y ordenada favorezca este pilar imprescindible en una empresa. La mejora del ambiente laboral y el aumento en la motivación y en el rendimiento de los empleados, son algunos de los beneficios que podrían citarse y que también habría que valorar en términos económicos.
¿En qué retos o proyectos trabajaréis a corto plazo?
En primer lugar, citaría como objetivo prioritario afianzar nuestra legitimación como organización empresarial representativa del tejido empresarial al que representamos.
Igualmente, centraremos nuestros esfuerzos en impulsar el desarrollo profesional de las empresarias del sector, mejorando su visibilización y empoderamiento, apoyando sus actividades empresariales, sus proyectos emprendedores y potenciando el crecimiento y consolidación de sus empresas.
Desde ANSEMAC pondremos a las empresarias, a sus necesidades y dificultades de género en el centro de nuestra atención y, cómo no, en la agenda pública de la provincia. Nuestra entidad considera necesario el conocimiento práctico de la realidad de las mujeres emprendedoras y empresarias, conocer en primera persona su opinión, con el objetivo de representarlas de la forma más real posible e incidiendo en el conocimiento de esta realidad por parte de los agentes claves.
Finalmente, entendemos que Ansemac debe impulsar la adopción de estrategias en materia de sostenibilidad por parte del tejido empresarial andaluz. La sostenibilidad debe entenderse como una política transversal a toda empresa independientemente del sector en el que opere y de su tamaño.