¿Cuán importante es que la tecnología se oriente a una generar energía limpia?
Es imprescindible si queremos continuar como especie en un planeta que mantenga nuestras condiciones de vida naturales, de otro modo, empezaremos a tener que crear hábitats artificiales cada vez más complejos para vivir en él. Cada desarrollo tecnológico hoy en día, sea en ámbito energético o en cualquier otro sector, debería tener no solo un componente de sostenibilidad intrínseco, sino también, y dentro de lo posible, de recuperación del medio.
¿Cómo surge el proyecto de desarrollo de biobaterías? ¿Cómo funcionan?
Bioo nació de un sueño con la idea generar electricidad a partir de la naturaleza, sin dañarla ni alterarla. A partir de ahí, busqué ayuda y puse en marcha un prototipo con el soporte de un equipo de voluntarios formado por ingenieros y científicos de empresas y universidades. Las baterías biológicas en entornos controlados existen desde los años 70, pero no se podían aplicar a sistemas abiertos naturales porque se contaminaban del exterior y, en muy poco tiempo, dejaban de funcionar.
En Bioo, a lo largo de nuestra investigación descubrimos mecanismos para conseguir que esto no sucediera, usamos ese problema como una ventaja e hicimos que nuestras baterías fueran un “hotel” perfecto para los microorganimos más ideales, de forma que, al contaminarse de los microorganismos del exterior, sobre todo quedaban los más electrogénicos y electrofílicos ya que replicamos las condiciones de su entorno ideal, haciendo que nuestras baterías duren años y décadas en vez de una o dos semanas. Los primeros prototipos funcionales los hicimos del 2014 a 2015. Del 2015 al 2017 hicimos los primeros escalables industrialmente. Del 2017-2020 desarrollamos Bioo Panel para el sector urbano y, posteriormente, Bioo Sensor como primer producto de nuestra línea agrícola.
¿Cree que las biobaterías pueden cambiar el paradigma de las baterías o generadores de energía actuales? ¿Por qué?
Por supuesto, siempre que se apliquen en zonas verdes. Primero porque necesita mucho menos mantenimiento, por ejemplo, en la agricultura hoy en día se emplean baterías para todo, ya sea sensórica, comunicaciones, válvulas, sistemas de riego, etc. mientras que podríamos directamente “enchufar” todos esos dispositivos al propio suelo que ya mantienen los agricultores en vez de enviar a un ejército de personas cada año a cambiar pilas y luego tirarlas.
Después, en el sector urbano ha demostrado provocar un ahorro de agua del 50% en irrigación, una reducción de calor hasta 4 grados, tanto en exterior como en interior de edificios, y una absorción de CO2 (más de 300 g por metro cuadrado). Esto hace que sean fuentes muy eficientes cuando se aúnan todos estos factores. Sin embargo, no quiere decir que vayamos a competir contra paneles solares. De hecho, en algunos casos, los clientes nos comentan que en sus edificios ya los emplean en las terrazas, y nosotros añadimos una capa más, y es que en edificios, podemos usar cada uno de los pisos situando nuestros sistemas en los techos en interior, con plantas colgantes que generan energía para alimentar los puntos de luz mientras limpian el aire y bajan la temperatura. De esta forma, no solo empleamos el último piso, sino todos aquellos que no reciben un impacto directo del sol.
¿Qué potencial tiene para la ciudadanía desarrollar tecnologías sostenibles?
Las tecnologías que hemos desarrollado en Bioo buscan integrarse en las llamadas ciudades biotecnológicas, esto es, ciudades en las que se fusionan tecnología y naturaleza para mejorar no sólo el medio ambiente, sino también la vida de sus ciudadanos y recuperar la naturaleza. Sus beneficios están, para empezar en la salud de las personas, dado que reducen el estrés y las enfermedades crónicas. La interacción con las plantas ha demostrado aumentar más de un 15% el bienestar en las personas, un 20% la productividad en edificios, y son capaces de aumentar la esperanza de vida en 12 años. Además, el valor de los edificios en sí mismos aumenta de un 13% a un 31%, invitando a su vez mucho más a la ocupación (un 23% más) y son mucho más atractivos para usuarios y turistas.
Y, por último, y cómo no, responden a unas necesidades climáticas urgentes. Evidentemente, no contaminan y toman sus recursos de la propia naturaleza, por lo que los beneficios son evidentes en ese aspecto.
Bioo, la compañía que ha fundado, recibió el premio a la empresa más disruptiva del mundo por Google. ¿Cree que en España se está invirtiendo lo suficiente en investigación para ayudar a que proyectos como el suyo prosperen?
Creo que se está invirtiendo adecuadamente desde Europa (en lo cual contribuye España económicamente de forma indirecta). En España, tanto a nivel de fondos de inversión privados como, sobre todo de subvenciones pública nacionales, aun nos queda mucho por mejorar. En fondos privados sobre todo porque son excesivamente conservadores, y se arriesgan poco a cantidades elevadas con tecnologías nuevas, y en subvenciones porque suelen ser préstamos con altos intereses o bien a fondo perdido, pero abonando la amplia mayoría del importe 3 o 4 años después del inicio, lo que hace que las empresas tengan que endeudarse e incluso acarrear intereses de terceros. Por eso, poco a poco, contamos con más fondos internacionales y apoyo financiero de la Comisión Europea, que tiene una política radicalmente opuesta.
¿Cómo ve el futuro de la tecnología “sostenible” en España?
Tengo esperanza y quiero creer que somos capaces de dar un salto y por una vez en siglos realmente estar a la vanguardia del mundo. Estamos desarrollando grandes tecnologías en España que cambian paradigmas en muchísimos campos, pero a menudo veo que acaban teniendo que irse, y aun peor, que el propio mercado español es reacio a adoptarlas. Tenemos el riesgo de acabar siendo los que se ponen a la cola en vez de liderar, pero a su vez tenemos la una oportunidad de oro. Lo veremos en los próximos años, pero dependerá mucho de la política, de la prosperidad económica, los movimientos ideológicos y comportamiento de las propias empresas.
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