¿Qué importancia tiene para vuestra empresa formar parte de plataforma Economía Circular en Acción?
Para Cosentino la plataforma aúna dos de nuestras vocaciones más firmes: la apuesta por desarrollar políticas reales y verdaderamente transformadoras en economía circular, y la apuesta por tejer alianzas desde la empresa privada, las administraciones y la sociedad civil para fomentar una colaboración útil público-privada.
La plataforma ejemplifica estas dos vertientes, plasmadas asimismo en los ODS, que son clave para activar proyectos solventes y sostenibles que contribuyan al mejor futuro posible para las siguientes generaciones.
¿De qué forma está vuestra empresa apostando por el desarrollo de buenas prácticas socialmente responsables que contribuyan al impulso a la economía circular? ¿Nos puedes explicar brevemente vuestra evolución hasta la actualidad?
En Cosentino vertebramos la gestión medioambiental sobre dos palancas fundamentales. En primer lugar, la lucha contra el cambio climático, midiendo y reduciendo nuestra huella de carbono e implementando distintas políticas asociadas (emisiones, movilidad, eficiencia energética, etc.). Y, de forma paralela, el impulso a la economía circular.
Llevamos muchos años invirtiendo recursos y esfuerzos para que la economía circular y la valorización de residuos se vea reflejada en nuestros productos. Como ejemplo: en 2013 lanzamos al mercado Dekton®, producto que incorpora hasta un 80% de material reciclado o recuperado, y en 2018 pusimos en marcha nuestra propia planta de gestión y valorización de residuos, un proyecto en desarrollo que nos permite situar la tasa de valorización de residuos en el 45%.
Esta filosofía también aplica a un activo vital como es el agua, dónde aplicamos criterios de circularidad para reutilizar el 99% del agua empleada.
Por todo ello, entendemos que podemos aportar nuestro conocimiento y buenas prácticas en plataformas como Economía Circular en Acción y también a través de nuestra adhesión al Pacto por una Economía Circular, promovido por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
¿Puedes especificarnos algunas buenas prácticas y/o iniciativas concretas que estáis llevando a cabo en esta materia y qué objetivos persiguen?
Aparte de las ya citadas, disponemos de una herramienta de gran transparencia frente a los grupos de interés: la Declaración Ambiental de Producto, elemento clave que nos ayuda a contextualizar el impacto de nuestros productos.
En este sentido, es clave avanzar en la valorización y reutilización de residuos. La gestión correcta en este sentido tiene un doble beneficio: primero, la reutilización propia fomentando la circularidad y los productos de circuito cerrado. Pero también estamos trabajando para que estos residuos puedan ser reutilizados y aprovechados en otros sectores o industrias. Esto lo hacemos bajo el proyecto que denominamos Circularity, recientemente incluido en el Primer Catálogo de Buenas Prácticas en Economía Circular del MITERD.
Cada vez está más implantada y difundida entre la ciudadanía la visión de que necesitamos un modelo económico verdaderamente sostenible. Esto nos obliga a grandes innovaciones, a desarrollar productos y soluciones disruptivas.
En nuestro caso, un ejemplo claro es HybriQ®, una tecnología que evoluciona nuestra marca Silestone® hacía una mayor sostenibilidad y que tiene repercusión en toda nuestra cadena de valor. Gracias a HybriQ® hemos dado la vuelta por completo a Silestone®, con una nueva formulación e incorporando criterios de sostenibilidad y economía circular al producto.
¿Cuál es la situación actual de la RSE en vuestro sector y sus principales barreras y obstáculos? ¿Cuáles son los otros grandes retos y desafíos de tu empresa en materia de RSE?
En líneas generales, hay que potenciar aún más las fórmulas de colaboración público-privada y la simbiosis industrial, imprescindibles ahora más que nunca en el marco de los fondos Next Generation. En este sentido, tenemos en nuestro caso un ejemplo tangible como es el proyecto EOCENE, una iniciativa de investigación en economía circular que coordinamos de la mano de otras empresas y centros de investigación para el desarrollo de compuestos más sostenibles. Este sentido colaborativo será imprescindible en el futuro.
En lo concreto, ponemos el foco en tres campos. Primero: investigación e innovación, desde el desarrollo de nuevos materiales más eficientes y tecnológicamente avanzados hasta los modelos de distribución y logística. En segundo lugar, la sostenibilidad y digitalización: debemos avanzar en la reducción de la huella de carbono, una mayor eficiencia energética y el uso de renovables, así como en actuaciones que fomenten la economía circular, donde la digitalización juega un papel fundamental gracias a los modelos de aprendizaje automático. Por último, otro reto básico será la formación y la gestión adecuada del talento.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Alianzas para impulsar la economía circular.