Nita Macía es la Directora del Congreso Internacional de Responsabilidad Social (CRS9), un evento de referencia en el ámbito de la sostenibilidad y la gobernanza empresarial que en 2025 alcanza su 18ª edición. Este año, el congreso se celebrará los días 20 y 21 de febrero en Zaragoza, con el foco en “Gobernanza, liderazgo y activismo”. Corresponsables, medio especializado en comunicación y sostenibilidad, forma parte del Comité Científico del CRS9 a través de la participación de su presidente, Marcos González, consolidando así su compromiso con la difusión de las mejores prácticas en responsabilidad social.
Los próximos días 20 y 21 de febrero se celebrará de nuevo el Congreso Internacional de Responsabilidad Social ¿Qué importancia tiene que el tema central de esta edición sea “Gobernanza, liderazgo y activismo”?
En un momento en el que la sostenibilidad parece ser en ocasiones un comodity, apelamos a un liderazgo que busque el equilibrio entre el l crecimiento económico con la responsabilidad social. Vivimos en un contexto empresarial en que existen grandes expectativas sobre el papel que las empresas tienen son solamente en términos de macroeconomía, sino también en todo lo relativo al impacto que generan y en particular a su huella y a las nuevas demandas sociales. La gobernanza se ha expandido y necesita incorporar objetivos de gestión responsable. A esto hay que añadir los esfuerzos de los reguladores en incorporar cambios, a través de la legislación para lograr cambios en comportamiento empresarial. Promover un liderazgo transformador, que vaya mucho más allá de la gestión eficiente de recursos en el corto plazo, es obligado para una compañía responsable. Promover una gobernanza transformadora, que vaya mucho más allá de la gestión eficiente de recursos en el corto plazo forma pare ya de una gestión eficiente.
¿Qué expectativas tiene sobre el impacto que esta edición del Congreso tendrá en la agenda de sostenibilidad nacional?
En un escenario de grandes cambios, de volatilidad e incertidumbre provocados por conflictos geopolíticos se abre el debate que existe un riesgo de eludir compromisos que han supuesto grandes avances para el progreso social y medioambiental. Y es precisamente en momentos como estos cuando se hace más necesario: tenemos la necesidad urgente de pasar de la reflexión a la acción.
En un contexto en el que los derechos humanos y el desarrollo sostenible, donde algunos perciben la lucha contra el cambio climático se incorpora en el debate de bandos y de bandas, cobra especial sentido la idea de que la vocación de las empresas y también el de las administraciones y gobiernos por crear valor no puede ceñirse solo a generar beneficios contables.
Este año, el Congreso de Responsabilidad Social es un gran foro de debate, porque la gestión de la sostenibilidad es muy compleja, porque a los retos que con los que los expertos trabajamos, se suman otros nuevos que obligan a ponderar intereses nuevos.
El Congreso abordará temas cruciales como el greenwashing y greenhushing ¿Cómo pueden las organizaciones construir confianza mientras evitan caer en estas prácticas?
La sostenibilidad se configura como una meta a alcanzar para muchas entidades. Cumplir con la regulación y con el deseo de accionistas y clientes es un valor incuestionable, pero en ocasiones el afán de alcanzar este objetivo y demostrar a los diferentes grupos de interés, desde consumidores hasta accionistas también ante los gobiernos que sus prácticas de negocio son ecológicas y sostenibles puede resultar tentador caer en prácticas engañosas. Desde hace algunos años, diferentes organizaciones no gubernamentales (ONG), activistas medioambientales y consumidores conscientes de la importancia de la sostenibilidad han llamado la atención sobre la práctica del greenwashing. En la actualidad una práctica de greenwashing afecta de manera seria a la reputación, genera desconfianza y además puede tener consecuencias legales desde el 28 de febrero del 2024 con la entrada de la Directiva UE 2024/825.
Por si el greenwashing no fuera suficiente, desafortunadamente este no es el único atajo a la sostenibilidad real que el mundo corporativo a inspirado, y los cuales solo acarrean consecuencias negativas Existe una nueva tendencia del «green hushing» o el silencio verde se refiere a la falta de comunicación o reporte de las prácticas sostenibles. Lo más interesante, sin embargo, es que esta es una decisión deliberada que toman las empresas para evitar compartir sus iniciativas sostenibles con el público.
Reputación y transparencia dos claves en la generación de valor sin duda una compañía con liderazgo ético y gobernanza responsable no sucumbirá nunca a ninguna de las prácticas mencionadas.
En su opinión, ¿cómo puede la colaboración entre empresas y administraciones públicas impulsar la innovación en sostenibilidad?
Es necesario dar respuesta a los desafíos globales que giran en torno a lo que llamamos sostenibilidad. Desafíos sobre el bienestar de las personas, la distribución de la riqueza, el equilibrio medioambiental…, pero estas repuestas no pueden venir de manera unilateral, por ello las organizaciones han de buscar fórmulas de colaboración basadas en alianzas guiadas por valores comunes con el fin de contribuir a crear una sociedad mejor, más justa y sostenible. Y estos valores también son las capacidades innovadoras. Las alianzas son una forma apropiada de trabajar para el cambio económico y social.
No siempre son necesarios grandes acuerdos que constituyan modelos trasgresores, a veces basta con poner en marcha el know how para enfrentarse a retos y contribuir a los cambios. Las alianzas son esenciales para impulsar el cambio. Por ello, es necesario fortalecer la capacidad de colaboración de los diferentes tipos de organizaciones para que puedan trabajar en alianzas multiactor.
¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los asistentes y a quienes sigan el evento desde fuera?
El CRS9 cumple 18 años, ha llegado a su, mayoría de edad, durante estos años hemos asistido a los cambios que ha experimentado la Responsabilidad Social y nosotros mismos. Lo que era voluntario se convirtió en obligado, lo que parece normativo, aporta valor, pero hay algo que permanece inalterable, la necesidad de poner a las personas siempre en el foco de cualquier debate. No existe sostenibilidad si no garantizamos un mundo “durable”, las normativas no tendrán sentido si su fin real no es contribuir a la justicia, al bienestar y a la dignidad de las personas.
Animamos a la familia “responsable” a que nos acompañe durante estos días, también a participar, hemos diseñado un formato que permite la participación y el debate no solo de ponentes sino también de asistentes. Y nos reservamos el acto final, como no puede ser de otra manera, para hablar de personas con personas.
Nos vemos en Zaragoza.
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