Juan Carlos Orozco, director de Estrategia y Sostenibilidad de CELSA Group ha hablado con Corresponsables sobre los objetivos de la compañía en el ámbito de la economía circular, sus políticas ESG y el futuro del sector.
CELSA Group es el primer productor de acero circular y bajo en emisiones de Europa, y la cadena de suministro circular más grande de Europa. Cuenta con presencia en Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Noruega, Polonia, Irlanda, Suecia y Reino Unido.
¿Qué labor desarrolláis en tu compañía?
Nosotros fabricamos acero a partir de chatarra. El acero es un metal fundamental; después del petróleo, es el producto con mayor volumen en toneladas y en euros de comercio internacional y es un producto muy útil. No podemos imaginar el mundo sin acero, los coches, los edificios… necesitan el acero. Además, para la transición energética que tenemos que hacer va a ser el metal más necesario para la fabricación de placas fotovoltaicas, molinos de viento, etc. Por tanto, el acero está aquí, es muy necesario y lo va a seguir siendo.
A diferencia de otros fabricantes, fabricamos el acero a partir de chatarra, en hornos eléctricos. La manera tradicional de fabricar el acero es a partir del mineral de hierro, en altos hornos. Cuando se fabrica el acero de manera tradicional, se emiten 2 toneladas de CO2 por cada tonelada de acero. Nosotros emitimos 250 kg de CO2 por tonelada de acero. Por tanto, cuando fabricamos acero a partir de chatarra, estamos emitiendo 9 veces menos CO2 que cuando se fabrica de forma tradicional.
Además, al fabricar acero, tienes que tener, por un lado, una mina de hierro y, por otro lado, una mina de carbón, que es la fuente de energía con la que se funde el mineral de hierro, y, por tanto, se están consumiendo recursos naturales. Cuando se consume chatarra, sin embargo, lo que se hace es aprovechar un residuo. De esta manera, para fabricar 6,6 millones de toneladas de acero, consumimos unos 7 millones de toneladas de chatarra, y si hubiéramos fabricado este acero a partir del mineral de hierro y de carbón, hubiéramos consumido recursos naturales con un volumen similar a 12,5 veces el Empire State, o hubiéramos emitido tanto CO2 como 2,6 millones de coches funcionando 24 horas al día durante todo un año, o tanta electricidad adicional como el consumo de una ciudad de 350.000 habitantes en un año. Por tanto, es una manera mucho más sostenible de fabricar acero que la fabricación tradicional.
Entre los objetivos de CELSA está el poder alcanzar el 100% de circularidad. ¿Qué buenas prácticas habéis puesto en marcha en este ámbito?
Nosotros ya reciclamos 7 millones de toneladas de chatarra, adicionalmente, reciclamos casi 100.000 toneladas de otros metales no férricos como el cobre, el aluminio o el plomo, y unas 900 toneladas de plástico al año. Además, dentro de nuestro proceso productivo, generamos lo que hasta hace unos años llamábamos residuos y ahora llamamos by-products, de los cuales podemos obtener valor.
Si sumamos los 7 millones de toneladas de chatarra y los 2,5 millones de toneladas de by-products, tenemos 9, 5 millones de toneladas al año que son recicladas, y eso nos convierte en el primer reciclador de España y el segundo reciclador de Europa, de lo cual estamos muy orgullosos. Debemos tener en cuenta que la chatarra que se recicla vale y pesa más que todo el papel, el vidrio y el plástico juntos que se reciclan.
Actualmente, a esos 2,5 millones de toneladas de productos que se generan de nuestro proceso productivo, los by-products, somos capaces de obtener valor de ellos, es decir, no los llevamos a vertederos, sino que los vendemos a terceros o los reutilizamos en un 94%. Nuestro objetivo, para el año 2030, es pasar del 94% al 98% y, en el año 2050, llegar al 100%. Es una asíntota y cada vez cuesta más ir reduciendo esos pequeños porcentajes. Por eso, vamos a trabajar con startups para conseguir no ya el reciclaje puro y duro, lo que en inglés sería un downcycling, sino lograr el upcycling, es decir, que estos “residuos” tengan vida propia como materia prima de primera calidad. Para ello, es necesario la colaboración, tenemos que salir de nuestra cadena de suministro, ir más allá de hablar con nuestros proveedores y clientes, tenemos que ir a hablar con otras empresas para lograr sinergias que logren mejorar la circularidad.
En el mundo, desde el punto de vista medioambiental, tenemos dos grandes retos. En primer lugar, afrontar el cambio climático, para lo que debemos reducir las emisiones del CO2. Pero el segundo reto, del que se habla mucho menos -porque el primero es tan importante que le hace sombra- es la falta de recursos naturales. Hacia el 28 de julio, el planeta ya habrá consumido todos los recursos naturales que generará lo largo de todo el año, es decir, estamos consumiendo recursos naturales como si tuviésemos 1,7 planetas y eso no es sostenbile.
Para el año 2050, harán falta 3 planetas si seguimos apostando por la economía lineal, es decir, extraigo recursos naturales, fabrico, consumo y llevo al vertedero. Si no somos capaces de reutilizar los recursos naturales, las matemáticas no cuadran, nos estamos ya comiendo los recursos naturales de las generaciones futuras. En ese sentido, CELSA tiene una gran importancia en la circularidad, somos el segundo reciclador de Europa, queremos seguir mejorando y nos gustaría incluso crear algún tipo de hub con diferentes empresas en Barcelona, para fomentar la circularidad desde un punto de vista industrial, y que esta iniviativa no viniera de la administración pública, sino que sea la propia industria la que busque fomentar la colaboración.
CELSA quiere lograr ser una empresa Net-Zero para 2050, ¿qué acciones tenéis en marcha además de lo que nos has contado ya?
Seguir trabajando en la reducción de las emisiones del CO2.
Hemos conseguido ya reducir las emisiones de CO2 en un 40% desde el año 2005 hasta el 2021 y nuestra intención es conseguir reducir las emisiones desde el año 2021 al año 2030 en un 50% adicional y llegar a ser neutrales en emisiones de carbono en el año 2050. Para ello, estamos trabajando en la electrificación de los procesos productivos.
Estamos analizando la posibilidad de usar el hidrógeno verde a escala industrial, la posibilidad de sustituir el gas natural por biogás y también estamos empezando a apostar por la captura del CO2 y el aprovechamiento del CO2 captado. Y, por último, queremos ser Net Positive no solo desde el punto de vista del carbono, sino también mejorando la sociedad y siendo transparentes como compañía, es decir, llegando a ser positivos para todos los grupos de interés del Grupo CELSA.
¿Cómo plasma CELSA su compromiso con las personas y con las comunidades en las que opera?
En esta cuestión tengo que empezar hablando de la seguridad. En todas las reuniones del Grupo CELSA comenzamos hablando de seguridad porque tener que fabricar acero supone fundir la chatarra a más de 1.500 grados centígrados y el acero líquido es un producto peligroso. Para nosotros, la prioridad absoluta es la seguridad; tenemos muchas campañas de formación y de concienciación para nuestros trabajadores y no hay límites en cuanto a inversión en medidas de seguridad física.
Tenemos unos valores muy concretos que son comunicados constantemente a nuestra plantilla. Contamos con un código ético y un código de conducta y trabajamos en desarrollar el talento interno mediante nuestros planes de carrera, sobre todo para que la gente más joven tenga una trayectoria profesional lo más clara posible dentro la compañía.
También estamos trabajando en el talento femenino, algo que es fácil en las oficinas, pero no tanto en la fábrica, donde tenemos problemas para encontrar ingenieras. Nuestras fábricas están cada vez más robotizadas y el trabajador necesita una mayor formación. Tenemos muchos ingenieros, pero cuesta contratar ingenieras porque tan solo cerca del 20% de los estudiantes de ingeniería son mujeres. Sabemos que tenemos un porcentaje superior a la media de la industria, pero nos gustaría mejorar ese porcentaje y por eso, colaboramos con algunas instituciones que fomentan que las niñas y adolescentes se interesen por carreras técnicas.
Por último, el 75% de nuestros proveedores son locales. Tenemos unos 13.000 proveedores y somos conscientes de que somos una empresa grande y que tenemos capacidad para desarrollar la sostenibilidad. En este sentido, cada vez tenemos más proveedores pequeños y es ahí donde tenemos una responsabilidad de explicar y de fomentar la sostenibilidad, no ya dentro de CELSA, sino también a nuestros proveedores. Por tanto, estamos trabajando en cómo transferir ese conocimiento a nuestros proveedores e incluso, como he comentado anteriormente, barajamos la posibilidad de crear un hub de circularidad en Barcelona.
¿Cómo se refleja el compromiso de la alta dirección de la compañía con las políticas ESG?
Hace poco más de un año, hubo un cambio en nuestro organigrama. Se creó mi puesto, pues no existía el Director de Sostenibilidad ni existía tampoco el Director de Circularidad. Como tenemos un negocio basado en adquirir esos 7 millones de toneladas de chatarra y después dar valor a esos 2,5 millones de by-products, la circularidad es tan grande que estamos al máximo nivel en el organigrama de la empresa..
Adicionalmente, los altos cargos y los intermedios tenemos una remuneración variable, y el 20% de esa remuneración variable está relacionada directamente con dos objetivos que tienen que ver con la sostenibilidad: el primero es la seguridad de nuestros trabajadores y el segundo es la eficiencia energética, que es por donde hemos ido a atacar en el corto plazo la descarbonización, pues la mejor manera de descarbonizarte no es consumir energía renovable, sino no consumir energía, es decir, ser más eficientes.
Nuestras emisiones del CO2 son un 27% más bajas que el sector en Europa, invertimos cada año 23 millones de euros principalmente en robótica, en digitalización, en eficiencia y en mejorar la productividad; pertenecemos al Pacto Mundial y recientemente nos hemos incorporado al Movimiento por la Eficiencia Energética. Somos muy conscientes de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Finalmente, ¿cómo ves el futuro de tu sector y de tu compañía en estas materias ESG?
Somos optimistas por dos motivos: el primero es que el acero es muy útil y necesario y va a seguir siendo fundamental para la transición energética, por lo tanto, el futuro del acero está asegurado; pero, además, somos optimistas porque estamos en el 30% del acero más sostenible, es decir, el 70% del acero del mundo se produce a partir de mineral de hierro de alto horno y el 30% a partir de chatarra en horno eléctrico, por ello somos mucho más sostenibles que el 70% de competidores.
En el caso de Europa, el 55% del acero se sigue fabricando en alto horno y el 45% en horno eléctrico. Eso para nosotros es una ventaja competitiva porque nuestros competidores que fabrican aún el acero de la manera tradicional van a tener que hacer inversiones ingentes en reducir sus emisiones de CO2 y van a necesitar recursos financieros muy grandes para financiar esas inversiones. En ese sentido, CELSA quiere ser partícipe de la búsqueda soluciones, aunque sea la otra parte del sector la que tenga que hacer la mayor parte de esas inversiones.
Recientemente, nuestro Presidente y CEO, Francesc Rubiralta, ha sido nombrado presidente de EUROFER, que es la gran asociación de la industria siderúrgica europea, y desde esa plataforma también va a intentar colaborar para que la administración pública, la Unión Europea y la industria europea se descarbonicen de una manera eficiente y razonable para todos.
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