¿Qué une a las personas que intervienen en este dossier? CEOs, emprendedores, responsables de RSC, académicos, directores de Fundaciones… Es cierto: sus trayectorias profesionales son muy variadas y trabajan en distintos sectores, pero comparten una determinada visión de la empresa. Para defenderla y hacerla cada vez más real, apuestan por un término aún poco utilizado en España: el crecimiento inclusivo. Todos ellos -y algunos otros que no figuran aquí- representan a sus empresas en el Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo (OEPCI), desde donde hablan con una voz común: “En este contexto de crisis, queremos abrir horizontes a todo aquel que trabaja por integrar el impacto social en el propio negocio. En el Observatorio compartimos buenas prácticas; aprendemos a mejorar y a medir el impacto social de nuestras organizaciones”. El 25 de noviembre, expondrán en abierto su propuesta, mediante un encuentro transmitido en directo desde Open Value Foundation, en Madrid.
—
Ingeniero de caminos, José Ignacio González-Aller llegó al mundo del desarrollo en 2005 para dirigir CODESPA, una ONG especializada en promover el desarrollo económico de los más desfavorecidos. Tras 15 años de conocimiento acumulado, González-Aller promueve ahora una plataforma para empresas que quieren cambiar las cosas a base de “impacto social”: el Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo (OEPCI). Le entrevistamos poco antes de que publiquen su cuarto informe anual, centrado precisamente en el “crecimiento inclusivo”.
El Observatorio para el Crecimiento Inclusivo (OEPCI) es una plataforma para empresas que nace en una ONG. ¿Cómo se explica?
Aunque a menudo se nos presente como sectores que reman en direcciones opuestas, en CODESPA llevamos años promoviendo el desarrollo de personas en situación de pobreza en colaboración con el sector privado. Un empresario, por naturaleza, está enfocado en sacar adelante su negocio, mira todo desde ese prisma. Nosotros les reafirmamos en su misión de generar riqueza, pero les ayudamos a recorrer el camino desde su reino hasta las necesidades de los más desfavorecidos. Nos hemos dado cuenta de que CODESPA –gracias a los equipos que trabajan in situ– podía hacer de puente entre esas dos realidades.
¿Se trata entonces de una herramienta para concienciar a líderes de grandes empresas?
Sin duda parte del trabajo del observatorio consiste en concienciar, partiendo de una investigación profunda. Pero se trata más bien de promover acciones concretas. Sería una pena que las empresas cubrieran su “expediente” con causas benéficas, voluntariado corporativo o cumplimiento de unos porcentajes. Todo eso es fantástico, pero hay un camino más directo: que su propia actividad redunde en bien social, que incluya a más grupos sociales. Nos consta que las empresas tienen una gran capacidad de cambiar cosas, porque conocen a fondo su sector, porque pueden innovar y porque influyen en un amplio abanico de stakeholders.
Acciones más que palabras
“Crecimiento inclusivo” es un término poco empleado en la comunicación de las empresas en España, mientras que está muy extendido en ámbito anglosajón y en Latinoamérica. ¿Por qué?
El crecimiento inclusivo también está en los documentos de la ONU, junto con el de prosperidad compartida. No sé por qué se emplea poco, pero sin duda es una oportunidad para mirar los ODS desde una perspectiva nueva, para seguir trabajando por ellos de manera concreta, con acciones más que con palabras. Este término aporta dos matices importantes para los empresarios. Primero: tu negocio debe prosperar y seguir creciendo, porque una empresa no tiene que dejar de ser empresa para ser “buena”. Segundo: en ese crecimiento, no dejes a nadie atrás. Si hay una empresa que capta este mensaje, será muy bienvenida al Observatorio.
¿Qué ofrece el Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo (OEPCI) que no ofrezcan ya otras iniciativas similares?
Nos queda mucho camino por delante, pero podemos aportar 35 años de la experiencia de CODESPA y un espacio para trabajar, codo con codo, con empresas incluso competidoras. El observatorio es un lugar de encuentro entre líderes empresariales, para facilitar alianzas e innovar en estrategias de negocio con enfoque social. Aquí vendrán empresas que estén dispuestas a aprender. Nuestra misión es decirles que ser un negocio inclusivo no es fácil, que tendrán que invertir algo más que fondos: tiempo, innovación, recursos y valentía.
Empresas dispuestas a aprender. Puede que no suene muy alentador…
Al contrario. Los miembros del Observatorio –a fecha de hoy, BCG, IESE, BBVA, SENER, Divina Pastora, las Fundaciones La Caixa, KPMG, UNIR y Open Value– se han implicado porque confían en el modelo de intervención de CODESPA para promover el desarrollo económico de las personas más desfavorecidas. Pero no vamos a engañar a nadie: quien quiera integrar en el mercado a los estratos más vulnerables de la sociedad, tiene mucho que aprender. En el mundo del desarrollo, no basta tener buenas intenciones.
¿A qué se refiere?
En nuestro mundo desarrollado, enviar un paquete, pedir un préstamo o firmar un contrato es muy sencillo. Esas mismas acciones en un país sin carreteras, sin bancos y sin estado de derecho son un reto en sí mismas. Las personas viven en entornos desfavorables y, sobre todo, son libres de acoger o no una oportunidad.
¿Es tan difícil tener éxito en la promoción del desarrollo?
De hecho, se promueven muchas iniciativas con buena voluntad y mucho dinero, pero que se quedan estancadas cuando se acaba la financiación. El gran reto del desarrollo es ser eficaz, respetando los ritmos y tradiciones de las personas a las que quieres ayudar y garantizando el retorno de la inversión. Ese es nuestro expertise. Queremos ponerlo a disposición de todo el mundo del desarrollo y de cualquier empresa que aspire a un crecimiento inclusivo. Y necesitamos apoyo para aplicar ese conocimiento a la realidad española. También nosotros tenemos mucho que innovar, mucho que aprender.