El Mes Europeo de la Diversidad es una celebración consolidada en nuestro entorno que busca concienciar a todos los grupos de interés sobre la necesidad de construir una sociedad más inclusiva. ¿Por qué es necesaria esta iniciativa en nuestra sociedad?
Esta iniciativa es fundamental porque otorga a la inclusión la importancia que merece en un ámbito clave, el laboral. La diversidad y la inclusión son esenciales para mejorar la cohesión, la creatividad, la innovación y la comprensión entre seres humanos, además de incorporar al ámbito laboral las cualidades, perspectivas y talentos que alberga cada persona. Y esto es precisamente lo que pretende el Mes Europeo de la Diversidad: fortalecer la representación y visibilidad de los diferentes grupos, para crear entornos de trabajo donde converjan diferentes perspectivas y enfoques.
¿Cuáles son las iniciativas clave que la Comisión Europea está promoviendo durante el Mes Europeo de la Diversidad para fomentar la inclusión y la igualdad en toda la Unión Europea?
El compromiso de la Comisión Europea se ha mantenido a lo largo de las cinco ediciones que ya cumple esta iniciativa. En España, de la mano de la Fundación Diversidad y otros socios, seguimos promoviendo los beneficios que aporta a las empresas tener una plantilla diversa. Por ejemplo, este año hemos desarrollado una serie de seminarios en línea que precisamente abordan el tema, y apoyamos la gran actividad vinculada a esta iniciativa que se celebrará en Málaga el 21 de mayo en el Auditorio Edgar Neville.
Tampoco podemos olvidar los Premios Capitales Europeas de la Inclusión y la Diversidad (en la edición de 2023 dos de los municipios ganadores fueron españoles), que reconocen la labor de aquellos territorios que sobresalen en el diseño de nuevas políticas de igualdad. Además, hemos participado en el lanzamiento de una herramienta de autoevaluación de la diversidad que permite a cualquier organismo medir su nivel de desarrollo en materia de diversidad y en base a los resultados ofrecemos técnicas para mostrar cómo potenciar un entorno de trabajo inclusivo y una plantilla plural.
¿Por qué es tan relevante que todos los actores implicados en la promoción y protección de la diversidad trabajen juntos y en coordinación por este fin común?
Creo que en este caso el lema de «la unión hace la fuerza» es muy pertinente. Es más, me atrevería a decir que la inclusión debe ser un objetivo común para poder construir una sociedad más próspera. Necesitamos, por lo tanto, que todas las capas del tejido social actúen de forma coordinada y lograr así que los ciudadanos, las instituciones, las empresas y el resto de actores implicados asuman como propios los valores de la inclusión y la no discriminación. Esto entronca también con el Año Europeo de las Competencias: a mayor diversidad e inclusión, mayores competencias compartidas, aprendidas y aplicadas al progreso de las empresas y de la sociedad.
¿Cuáles son los objetivos a largo plazo de la Comisión Europea para promover un ambiente más inclusivo y diverso en Europa?
La Comisión Europea lleva tiempo implicada en la defensa de la inclusión. Un ejemplo sería el Pilar Europeo de Derechos Sociales, por su acento en la igualdad de oportunidades y las redes de protección social; o la Estrategia sobre los derechos de las personas con discapacidad para 2021-2030 que fomenta la participación, la accesibilidad y la inclusión de las personas con discapacidad, y que ha permitido impulsar la Tarjeta Europea de Discapacidad.
La Comisión también ha adoptado otras estrategias, como la Estrategia para la Igualdad de Género 2020-2025 o la Estrategia para la Igualdad de las Personas LGBTIQ, así como el Plan de Acción de la UE Antirracismo o el Marco Estratégico de la UE para la igualdad, la inclusión y la participación de los gitanos: queremos alcanzar una verdadera «Unión de la Igualdad».
Otro aspecto imprescindible que está afectando a los Estados miembros de la Unión es el cambio climático. En este sentido, ¿cuál es la estrategia de la Comisión Europea para abordar los riesgos inmediatos y a largo plazo del cambio climático, y cómo se están asignando los recursos para apoyar a los países más afectados como España?
El cambio climático se ha convertido en un vector transversal en muchas de las políticas de la UE, tanto dentro como fuera de ella. El Pacto Verde Europeo siembra el camino para que la UE alcance la neutralidad climática en 2050. Supone una serie de compromisos vinculantes y textos legislativos en ámbitos muy diferentes que los países de la Unión han decido aprobar en pos de una transición verde y sostenible de nuestra economía y sociedades.
No se trata sólo de hacer del Pacto Verde un dique contra el cambio climático sino el auténtico motor de nuestro crecimiento económico y nuestra autonomía estratégica, al tiempo que se mantiene el equilibrio con áreas como la agricultura y la ganadería.
Por ejemplo, el agrícola y ganadero es un sector especialmente sensible a las condiciones climáticas adversas que cada vez se dan con más frecuencia por el cambio climático. Estas condiciones pueden impedirles trabajar. Recientemente, se han aprobado modificaciones en la Política Agrícola Común (PAC) para que cuando se de esta circunstancia, se puedan plantear excepciones temporales y los afectados puedan seguir cumpliendo con la PAC.
Dentro de estas modificaciones, se ha tenido en cuenta a las pequeñas explotaciones agrícolas, para quiénes se han simplificado los trámites de la PAC. Estos ejemplos, entroncan con la idea de la UE de que la transición verde, no debe dejar a nadie atrás.
En este sentido, también se ha ideado el Mecanismo de Transición Justa. Diseñado para ofrecer apoyo financiero y técnico a las regiones más afectadas por la transición verde y favorecer su transformación hacia una economía de bajas emisiones. El objetivo de dicho programa es diversificar ciertas economías, reorientar profesionalmente a los trabajadores (hacia el emergente «mercado laboral verde») o financiar proyectos más sostenibles. Varias regiones españolas se han beneficiado precisamente de estos fondos.
Otros recursos son los fondos NextGenerationEU, que permiten hacer frente a fenómenos directamente relacionados con el cambio climático como la sequía o los incendios, y a otros como el aumento de los costes de producción o las consecuencias derivadas de la invasión rusa de Ucrania.
La transición verde es una realidad en la lucha contra el cambio climático, pero ¿qué políticas de corte social se están adoptando para evitar dejar relegados a los ciudadanos más vulnerables?
El principio de no dejar a nadie atrás es uno de los ejes de la transición hacia una economía verde y sostenible que plantea la Unión Europea. En este sentido, existen diversas herramientas que tratan de contrarrestar los riesgos y las pérdidas relacionados con el clima, como la Estrategia de adaptación al cambio climático, el Mecanismo de Transición Justa anteriormente mencionado o el futuro Fondo Social para el Clima, que pretende ayudar a los Estados miembros en la gestión de los aspectos sociales de la transición climática.
Además, las ayudas financieras en concepto de adaptación a esta transición climática son un eje fundamental de los Fondos Estructurales y de Inversión (de los que España recibirá 37 000 millones de euros hasta 2027), del Programa LIFE y del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. Y como he dicho antes, es importante también la flexibilización de normas, atendiendo a la situación de determinados sectores que son clave para nuestras sociedades, como el agrícola y ganadero.
En cuanto al papel de las empresas, ¿qué papel juegan en el escenario político-social a la hora impulsar los criterios ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) en la Unión Europea?
A día de hoy es más que evidente que el impacto del cambio climático se extiende a todos los estratos sociales y sectores económicos, por lo que la actuación contra este fenómeno debe ser integral. En este sentido, las empresas son parte de la solución para alcanzar la ambición de la neutralidad climática y se beneficiarán de la propia transición por las oportunidades de crecimiento, de empleo y de desarrollo tecnológico que brinda. Y precisamente cuentan, entre otras, con una herramienta como los fondos NextGenerationEU para impulsar y aprovechar esta transición.
Y, para terminar, ¿cuáles son los principales desafíos que afronta Europa en materia de sostenibilidad y cuáles son las claves para hacerles frente?
A la hora de identificar desafíos, creo que habría que resaltar la pérdida de biodiversidad, el agotamiento de los recursos naturales y los cambios demográficos, tanto en Europa como en el resto del mundo.
Para hacer frente a dichos desafíos, es necesario actuar de forma global y fijar así metas sostenibles que nos permitan poner en común los recursos existentes y abordar el reto climático de forma transfronteriza. El Pacto Verde Europeo, con sus distintas normativas, es la punta de lanza de la UE para dar respuesta a estos desafíos: es necesario seguir invirtiendo en el desarrollo de las energías renovables, ya que nos permitirán reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, mitigando así el cambio climático.
Todo ello requiere idear nuevos mecanismos que permitan incidir en la conservación y protección de la diversidad, para proteger los ecosistemas y combatir la destrucción del medio natural. En esta línea, los principios de la Economía Circular y la Ley de Restauración de la Naturaleza serán enormemente útiles a la hora de alcanzar estos objetivos.
Con respecto a los retos demográficos, la Comisión Europea ha establecido un Plan de Acción Rural para ayudar a las comunidades y zonas rurales a alcanzar su máximo potencial en las próximas décadas, y creo que tendrán un papel cada vez más importante dentro de las políticas de la Unión Europea.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Mes Europeo de la Diversidad, en colaboración con Fundación Diversidad.