Entrevistamos a Cristina Feliu, Directora Global de Comunicación y Marca de Maxam que nos detalla la puesta en marcha de un Plan de Crisis y un Comité de Crisis para paliar los efectos de la crisis sanitaria provocada por el COVID desde la contención, prevención y activación de diferentes protocolos de actuación,
La directora global de Comunicación y Marca de Maxam asegura que esta crisis sanitaria sin precedentes va a provocar un punto de inflexión y se van a replantear las prioridades en materia de RSC.
Esta conversación forma parte del Ciclo de Entrevistas a dircoms, producto de la alianza entre ObservaRSE y la Asociación de Directivos de la Comunicación (Dircom) para promover la comunicación responsable.
Ante esta crisis sanitaria provocada por el COVID-19, ¿qué medidas o plan de contención y/o seguridad se ha adoptado desde Maxam para hacer frente al impacto generado por el COVID-19 especialmente en el sector tecnológico?
Desde el primer momento pusimos en marcha un plan de Crisis y un Comité de Crisis, con diferentes comisiones de seguimiento a través de las cuales hemos ido monitorizando y actualizando permanentemente el desarrollo de la pandemia, desde un punto de vista de contención, prevención y activando diferentes protocolos de actuación.
Nuestra estrategia se ha fundamentado principalmente en torno a cinco ejes:
- La salud y la seguridad de nuestros empleados y de todas las personas relacionadas con nuestra actividad como el valor más fundamental. Por eso, hemos estado poniendo en marcha y estableciendo los protocolos necesarios para contener el contagio. Desde el primer momento se identificaron a aquellas personas que, por su cuadro médico, se encontraban dentro de los colectivos sensibles o vulnerables para prestarles toda la atención y el apoyo necesarios. Siempre que ha sido posible y teniendo en cuenta la evolución del virus en cada país, se ha implementado el teletrabajo tanto en nuestras oficinas como en nuestras fábricas, limitando la presencia física a los empleados y situaciones esenciales para mantener nuestra actividad. Además, hemos seguido un proceso de limpieza y desinfección en profundidad de nuestras instalaciones. Hemos monitorizado diariamente el estado de salud de las personas con síntomas de la enfermedad y hemos implementado estrictas restricciones de viaje en todo el mundo.
- Hemos priorizado asimismo en la responsabilidad de mantener el negocio en funcionamiento. Activamos un plan de continuidad de negocio y se han establecido medidas específicas para garantizar la seguridad del suministro y el servicio a nuestros clientes. Hemos trabajado para ese fin, revisando continuamente la situación e implementando los ajustes necesarios. Hemos tenido en cuenta las especificidades de cada unidad de negocio y la situación concreta de cada planta y/o operación.
- Contamos con un comité de crisis (liderado por las direcciones de Health & Safety, Corporate Security, HR, Communications y el negocio) para evaluar constantemente la situación, establecer las medidas necesarias y garantizar una comunicación efectiva y así garantizar una información transparente y constante con nuestros empleados.
- Para limitar la propagación del virus, hemos extremado las medidas higiénicas.
- En estos tiempos difíciles, hemos visto reforzada la solidaridad de nuestros equipos, quienes han asegurado de que contribuyamos, en la medida de lo posible, a aliviar la escasez de recursos médicos. Concretamente en España, hemos podido donar mascarillas, de las que habíamos hecho acopio, a las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado, a hospitales, residencias de ancianos y ayuntamientos del entorno de nuestras fábricas. Estos son pequeños gestos, pero con un alto impacto en la lucha contra la pandemia.
¿Cómo ha evolucionado la estrategia de comunicación de MAXAM en estos últimos años hasta la actualidad? ¿Cuáles son sus principales líneas de actuación?
Maxam ha experimentado un profundo proceso de transformación, crecimiento y expansión internacional en los últimos años. Se ha convertido en una compañía tecnológica global, especializada en materiales energéticos para sectores estratégicos como la minería, obras públicas o defensa.
El reto, desde mi incorporación hace tres años, ha sido el de acompañar este crecimiento de negocio con una marca potente y reconocida a nivel global dentro de los sectores e industrias en los que opera. Para ello definimos un plan estratégico de comunicación para cuatro años y una estructura a través de los cuales hemos desarrollado planes tácticos anuales a nivel corporativo y según las prioridades de cada negocio. Todo ello siempre con el objetivo fundamental de proteger y reforzar la reputación corporativa de la compañía.
El foco ha sido siempre la comunicación B2B, centrada en nuestros principales sectores de actividad de las soluciones de voladuras en el ámbito civil, como son la minería y la construcción; y donde somos ampliamente reconocidos por nuestras soluciones tecnológicas y una comunicación más B2B/B2C en el caso de nuestro negocio de cartuchería deportiva.
Asimismo, en los últimos tres años, además de priorizar nuestros esfuerzos en el reposicionamiento e identidad corporativa de la compañía, definimos una estrategia de comunicación digital; lanzando dos nuevas webs corporativas alineadas al nuevo posicionamiento, así como una rediseñada estrategia para redes sociales adaptada a cada canal, objetivo, contenido y audiencia para lograr una más eficaz comunicación y alineamiento con los pilares de comunicación.
¿Qué papel tiene la comunicación responsable? ¿qué destacaría de la misma?
Hoy, la sinceridad y la transparencia ante la sociedad son imprescindibles para que las compañías mantengan su relevancia y reputación. En la actualidad los consumidores valorarán a aquellas marcas capaces de no solo servir a los consumidores o a sus accionistas, sino que, en un contexto de crisis como el actual, sean también capaces de dar respuestas a las necesidades de la sociedad y de sus empleados.
Las marcas que ofrezcan un beneficio social por delante de un beneficio económico serán reconocidas como éticas, auténticas y verdaderas. Es decir, los consumidores creen, compran y confían cada vez más en las “marcas éticas” o marcas con conciencia.
La sociedad espera que las marcas tomen partido y que asuman una mayor responsabilidad. Un desafío que desde algunas compañías ya asumen el deber ético de posicionarse ante los desafíos sociales y ambientales. Los ciudadanos ya no se conforman con la narrativa (hay que pasar del famoso “storytelling” al “storydoing”) y demandan que las marcas demuestren con hechos y acciones que respetan los valores que tienen; el activismo de marca hoy está tomando fuerza.
¿Cuáles son, en su opinión, los principales errores que se siguen cometiendo en la actualidad en torno a la comunicación de la Responsabilidad Social y sostenibilidad? ¿cómo subsanarlos?
Desde la perspectiva de la sostenibilidad, hace aún más tangible el valor del compromiso de las empresas por el desarrollo sostenible y el liderazgo responsable. Las empresas que han apostado de forma estratégica por la sostenibilidad, seguro que saldrán reforzadas.
Esta crisis sanitaria sin precedentes va a provocar un punto de inflexión y creo que va a hacer replantearse las prioridades en materia de RSC. Los ciudadanos van a exigir que los líderes empresariales sean íntegros y éticos, y que no solo trabajen y se esfuercen por obtener buenos resultados para sus empresas, si no que sean generadoras de valor y pongan en marcha acciones que aporten mejoras tangibles a la sociedad y planes que integren el compromiso social, medioambiental y empresarial.
En un momento importante para poner en valor la sostenibilidad y los intangibles, y de que todos los agentes sociales colaboren ahora y para el futuro.