Con la actual coyuntura social y los recortes del Gobierno, ¿en qué situación se encuentran el fundraising y el Tercer Sector en España?
Carmen Gayo: Las organizaciones dependen para su financiación de tres vectores. Por un lado, de la financiación pública y, evidentemente, todos los recortes de las Administraciones Públicas están afectando a los fondos de las organizaciones. Por otro lado, de la financiación privada de los ciudadanos y la economía de las familias; con uno de cada cuatro españoles sin empleo, también afecta. Y, por último, de las empresas, que como fuente de financiación también se está viendo recortada. Por lo tanto, el Tercer Sector, como todos los sectores en nuestro país, está muy afectado por la crisis, pero los estudios que estamos haciendo dicen que la población que dona se mantiene más o menos estable.
Jaime Gregori: A la vez que vemos que hay dificultades, también hay más sensibilidad en la población. Y la gente que puede cada vez colabora más. También hay que resaltar que tenemos por primera vez en el Tercer Sector una crisis importante que va a afectar a su reconversión. Hasta ahora sólo estábamos acostumbrados a tener crisis en los sectores naval, textil o financiero, pero no habían afectado al Tercer Sector, al sector social. Esta vez sí que va a afectar de lleno. Vamos a vivir, y estamos viviendo, fusiones o reconversiones, cuando hace cinco años cualquier situación como las que se están produciendo era impensable.
Ya que mencionan la crisis del Tercer Sector, ¿cuál va a ser la radiografía del mismo a corto plazo?
CG: Hay que tener en cuenta es que el Tercer Sector en España es relativamente joven y que hasta ahora ha tenido una evolución de crecimiento constante. Pero, como en cualquier otro sector, cuando llega la madurez, se producen una serie de cambios en su estructura. En nuestro caso, se suman además los efectos de la crisis económica. Por lo tanto, probablemente será un sector con menos ONG y mucho más eficaz, al contar con muchos menos medios disponibles. En un futuro inmediato veremos fusiones, uniones por intereses, para reducir gastos o por temas de estructura y de gestión, y también cierres de organizaciones.
JG: Dentro de unos años el Tercer Sector estará mucho menos ligado a la financiación pública y más vinculado a la privada, lo que conllevará que sea más autónomo y estará más centrado en cambiar los problemas que originan que las personas padezcan vulnerabilidad, tanto en nuestro país como fuera. En este sentido, creo que el reto puede ser positivo en el futuro, incluso en el entorno de sufrimiento que tenemos.
Según los estudios que publica la AEFR, España no es un país que se haya caracterizado por un perfil alto del donante (9% los regulares, más un 10% de esporádicos). ¿La crisis está ayudando a que los ciudadanos seamos más solidarios?
CG: El porcentaje de población que colabora, ya sea de forma regular o esporádica, con las organizaciones no lucrativas no ha cambiado. A pesar de que hay bajas por la crisis, se siguen produciendo altas e incorporando nuevos socios y empresas. Se puede decir que, a pesar de la crisis, el apoyo a las ONG se está manteniendo.
JG: La coyuntura que tenemos en España está contribuyendo a que haya una mayor sensibilidad entre la población. Y se está viendo en determinadas actividades que estamos desarrollando que los resultados son mucho mejores, sin duda alguna.
¿Cómo ven desde la AEFR los recortes del Gobierno en ayuda a la cooperación y los mensajes desde diferentes estamentos económicos de que no hay otro remedio que hacerlos?
CG: Los recortes pueden ser inevitables, es cierto, pero deberían intentar evitarse en ciertos temas. Es una cuestión de prioridades. Se están primando ciertas cosas, y la cooperación y la acción social no tienen tanta prioridad. Teniendo en cuenta que hay mayor necesidad, no solamente en nuestro país, sino también fuera de nuestras fronteras, esos recortes no se deberían producir. Deberían estudiarse bien las prioridades de lo que hay que recortar. Pero sí creemos que tiene un aspecto positivo: va a hacer que la ciudadanía participe más todavía, porque las causas están ahí y la necesidad del trabajo para ayudar a paliar esas causas sigue existiendo. Por lo tanto, seremos mucho más conscientes de la importancia y efecto que tiene nuestra participación. Esto también puede llevar como consecuencia una mayor participación.
JG: Tanto en la cooperación como en la actividad en España, tenemos que ir a modelos que se están empezando a denominar de ‘cooperación posible’. Sin duda el entorno va a condicionar el modelo de cooperación y acción social de las ONG en España. Y también vamos a pasar a un modelo menos intensivo en mano de obra contratada, con más presencia del voluntariado y proyectos de mucho impacto pero de ejecución más sencilla. A lo mejor podemos hacer menos institutos y menos escuelas en países de África, pero sí seguir manteniendo un perfil de desarrollo, de construcciones de pozos y todo lo que conlleva alrededor, para que la gente pueda salir adelante. Y en nuestro país igual: de perfiles de proyectos que estábamos desarrollando con gran intensidad de presencia de técnicos, por ejemplo, por el sistema de financiación que tendremos, vamos a ir a otro tipo de actividades que definimos como “de proximidad” en muchas de las ONG que somos miembros de la AEFR.
¿Como está evolucinando la colaboración entre las empresas y las ONG?
CG: La evolución de la donación de la empresa está cambiando, desde el apoyo solidario ‘abstracto’ a la RSC, es decir, a exigir un impacto de la donación de la empresa que esté más alineada con sus fines y en la que tenga mucha más participación. Hay muchísimo más voluntariado corporativo porque hay veces que los propios empleados participan en los resultados finales de esa donación. Y también mucho más deseo de control directo de los resultados, en el sentido financiero y de transparencia, que es necesario, y también en el sentido de una mayor alineación con los objetivos del negocio.
JG: Por las políticas de RSE hay una mayor interactividad de las empresas con las ONG. En lo que es la donación en dinero pueden estar coyunturalmente más reacias por su propia situación. Sin embargo, los ofrecimientos de donaciones en especie o de fundraising entre sus públicos (sobre todo trabajadores y clientes, e incluso accionistas, en el caso de alguna entidad grande) está siendo muy positivo y proactivo, y no sólo no está a la baja, sino que está creciendo.
¿Qué proyectos tienen en la AEFR a corto y medio plazo?
CG: Bastantes. Uno de los objetivos más importantes de la Asociación es el fomento de la filantropía en la sociedad y tenemos en marcha es la segunda edición de la campaña “Somos”, que se celebrará el 24 de mayo de 2013. Estamos trabajando en ella y ya tenemos organizaciones que van a participar. Queremos seguir claramente en esa línea de fomento de la filantropía. Otra de las líneas de trabajo es la formación. Hacemos seminarios y tenemos cursos de especialización en fundraising con la UNED. Por último, el tercer eje sería el tema del lobby. Estamos siendo muy activos en trabajar para que se apruebe la nueva ley de mecenazgo. El tema fiscal es muy importante a la hora de las donaciones y en España es uno de los factores que hacen que tengamos un porcentaje menor de población donante. En este sentido, la AEFR está siendo bastante proactiva trabajando con los ministerios afectados.
JG: Uno de los retos de la Asociación también es el abrirla a otros sectores como el cultural, la investigación o la salud, por ejemplo. Hasta ahora el fundraising en España se había asociado muy directamente al sector de las ONG más vinculadas a lo social y a la cooperación, pero estos sectores ya están trabajando para adquirir capacidades de fundraising. Y la Asociación quiere ser una referencia para ellos.
¿Les gustaría añadir algo más?
CG: Sí. Desde luego que la crisis lo capitaliza todo ahora, pero también es importante darse cuenta de que la solidaridad no tiene nada que ver con ella. De hecho, donde hay más pobreza y escasez, normalmente, hay más solidaridad de los ciudadanos. Creo que en España esa solidaridad siempre ha existido, y es muy importante, porque la solidaridad cercana es lo que nos está sosteniendo y no lo debemos perder. Además, las organizaciones que estamos trabajando, en nuestro país o fuera de él, sabemos lo que hacemos, tenemos la capacidad y el conocimiento. Y el apoyo que se nos da tiene un impacto y un resultado final que realmente marca la diferencia. La gente que cree que se pueden cambiar las cosas, que sepa que, aunque haya crisis y se pueda ayudar menos, cualquier cosa cambia mucho y es muy importante.