¿Qué es la herramienta de certificación ‘Verde’ y cuáles son sus principales diferencias respecto a otras auditorías existentes en el sector?
La certificación VERDE es la calificación de la sostenibilidad de un edificio respecto a otro que cumpliera, de manera escrupulosa, con la normativa actual, evaluando la reducción de sus impactos ambientales y cuantificándolos de manera objetiva.
Su principal fortaleza respecto a otras certificaciones existentes actualmente es que, desde su concepción, ha sido pensada para el mercado español, acorde a la normativa de nuestro país y a sus circunstancias particulares, lo que la convierte en una herramienta ágil y precisa, que permite la implantación de estrategias de sostenibilidad de forma útil y sencilla para los promotores, equipos de diseño y demás agentes de la construcción.
¿Qué pasos debe seguir la propiedad de un edificio para optar a ser certificada por esta herramienta?
El primer paso es ponerse en contacto con un consultor acreditado, denominado Evaluador Acreditado VERDE o Auditor VERDE (en función de su experiencia), que es la persona que auditará el proyecto y será el nexo de comunicación con Green Building Council España (GBCe), que es la entidad que certificará el proyecto con el sello VERDE.
En esta primera fase el consultor guiará al solicitante de la certificación en la mejor manera de abordarla, buscando la optimización de los recursos para obtener el mejor resultado posible. Por esto es importante comenzar este estudio en las etapas más tempranas del proceso de diseño, lo ideal sería incluso hacerlo antes de elegir siquiera la parcela donde se desarrollará el proyecto, ya que esta elección puede determinar o limitar las posibles estrategias y resultados a obtener.
Una vez establecido el objetivo de certificación previsto y, lo que es aún más importante, la forma de llegar a él, se procederá a registrar el proyecto en la plataforma web de GBCe, con lo que se comenzará, de forma oficial, el proceso para la obtención de la certificación.
Durante la fase de diseño el consultor VERDE auditará el proyecto, recopilará todas las evidencias y emitirá los informes justificativos preceptivos para solicitar a GBCe la pre-certificación VERDE, con la que se obtendrá una valoración previa del nivel de certificación a obtener (de 0 a 5 hojas).
Durante la fase de obra se seguirá un procedimiento similar, comprobando que se cumplen con todas las prescripciones previstas en la fase de diseño o actualizando los resultados en caso de producirse cambios relevantes.
Una vez la obra ha finalizado se solicitará GBCe la certificación definitiva, en la que se otorgará la calificación final.
A la vista de vuestra experiencia certificadora, ¿en qué estado se encuentra la sostenibilidad de los edificios españoles respecto a nuestros vecinos europeos?
La sostenibilidad en España es algo dispar según las diferentes zonas geográficas, pero en general es un objetivo creciente para todos los promotores de edificios y cada vez más demandada por los usuarios finales, especialmente la parte que tiene que ver con la energía, por el ahorro que supone en un escenario de crecimiento constante del precio de la electricidad y los combustibles fósiles. Pero además, cada vez más son requeridos otros aspectos relacionados con la sostenibilidad, como son la reducción en el consumo de agua potable, la utilización de materiales de bajo impacto ambiental o todo aquello que tiene que ver con el confort y la salud de las personas.
Los intereses son tan variados como los solicitantes de la certificación, lo mejor de VERDE es que otorga una metodología de trabajo que permite evaluar de manera transversal y holística la sostenibilidad de un edificio, permitiendo incidir de manera concisa sobre los aspectos realmente relevantes para cada proyecto.
Ante la falta de suelo en las ciudades españolas, ¿creéis que el futuro del sector pasa por la rehabilitación de inmuebles?
Sin ninguna duda, yo siempre digo que hay que llevar el campo a la ciudad, no al revés.
Muchas veces veo proyectos que se autodenominan sostenibles por su bajo impacto ambiental, pero los ves ubicados en entornos naturales, como queriendo destacar sus cualidades de adaptación al entorno y, aunque no dudo de sus bondades en cuanto a diseño respetuoso con el medio, lo realmente sostenible sería reconvertir los espacios ya construidos en entornos más adaptados al medio, que mejoren la calidad de vida y la salud de las personas que los habitan, sin perder de vista que la sostenibilidad nos beneficia a todos, no sólo a los usuarios directos.
Un dato interesante que suelo darle a mis clientes es que, de manera aproximada y grosso modo, solamente la estructura (el esqueleto de los edificios) supone el 50% de la energía embebida que se necesita para construirlos, por lo que mejorar un edificio existente ya supone una reducción importante de impactos respecto a construir uno nuevo.
¿A qué otros grandes retos y desafíos se enfrenta vuestro sector en cuanto a un desarrollo sostenible se refiere?
Desde mi punto de vista, hoy en día se hace más evidente la definición que daba Le Corbusier a los edificios como “la máquina de habitar”, por lo que la automatización del comportamiento de los edificios es fundamental. Podemos diseñar el edificio más sostenible del mundo, pero si los usuarios de este no lo utilizan de manera adecuada pueden verse incrementados sus impactos durante su vida útil. Esto no quiere decir que el usuario no pueda tomar decisiones personales, pero debería ser consciente de las consecuencias que sus actos suponen.
Igualmente de importante es la monitorización y la obtención de datos relevantes, una práctica cada vez más habitual por suerte, pero fundamental para saber donde estamos, evaluar las estrategias implementadas y proponer cambios y mejoras en el futuro.
Desde luego no está todo escrito y, aunque la sostenibilidad en la edificación ya tiene un largo recorrido, la capacidad de mejora es todavía un proceso abierto y en evolución constante.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Certificación ambiental, social y económica de edificios