¿Cómo valora la situación actual de la educación en España? ¿Qué opina respecto a los recortes en este ámbito?
Es necesario que haya más profesores, mejores profesores, mejor capacidad de formación en todos los niveles y educación a lo largo de toda la vida. Creo que es un error tremendo el que se hayan hecho recortes en educación y en salud.
El bienestar de un pueblo radica precisamente en estos dos grandes pilares. Hay muchas otras cosas que aplazar, muchas otras cosas en las que recortar: se acaban de pagar casi 2.000 millones de euros de retrasos de deudas en material militar. Esto es lo que creo que puede aplazarse.
Lo que hay que hacer es tener una gran relación con los maestros. ¡Si son ellos los que finalmente tienen en sus manos el futuro de un pueblo!
Se dice que ahora los jóvenes tienen menos educación que antes. También que tenemos menos valores…
No es verdad. Los jóvenes tienen una personalidad mucho mayor que la que tradicionalmente han tenido. Hemos sido súbditos, no hemos sido ciudadanos. Hay un despertar de mucha gente. Hasta ahora hemos sido súbditos y ahora pasamos a ser ciudadanos.
Sin embargo, hemos pasado de una democracia a una plutocracia –sistema de gobierno en el que el poder lo ostentan quienes poseen las fuentes de riqueza–. Esta globalización se hunde y además lo hace en medio de una crisis económica, financiera y también de espíritu, de capacidad de resolver los problemas, que es gravísima, sobre todo en Europa. No lo es tanto en Estados Unidos gracias a la habilidad de Obama, que ha creado grandes fondos para las pymes, para incentivos de creación de empleo o para grandes obras públicas.
Aquí en Europa hemos hecho una unión monetaria antes de hacer una unión económica y política. Por eso estamos pasando lo que estamos pasando. Somos 27 países y aquí, en el fondo, mandan dos, y sobre todo uno, Alemania. Todo esto no puede ser. Hay que superarlo. Y no se supera solo diciendo que tenemos esta Constitución y estas leyes, porque las leyes podemos cambiarlas y la Constitución debe ser un punto de referencia con algunos aspectos intocables, pero con otros muchos evidentemente mejorables.
Las leyes están para ser cambiadas, deben ser justas y la Constitución no ha de ser una coraza. Al contrario, se tiene que buscar fórmulas más audaces.
¿Y cuando nos dicen, a la sociedad en general, que no hay otro remedio?
Esto es una cosa que no he aceptado nunca. El presidente Kennedy dijo que “no hay ningún desafío que se haya situado más allá de la capacidad creadora de la especie humana”. Estamos aquí para inventar el futuro. No para seguir una Constitución y unas leyes toda la vida, por inercia, ni para aplicar fórmulas del pasado a los problemas de hoy, sino para conservar cosas del pasado y cambiar otras muchas. Estamos capacitados para hacerlo. Lo peor que se le puede hacer a la especie humana es decirle “usted es así y confórmese”. Eso es lo que nos han venido diciendo durante siglos.
La crisis lo está acentuando…
Se ha demostrado que el neoliberalismo no sirve. Ahora tenemos que inventar otra manera de proceder. El mundo es muy complejo y se ha complicado mucho porque otro de los grandes problemas del neoliberalismo ha sido la deslocalización productiva. Hemos deslocalizado la producción en exceso. Y hoy tenemos una economía basada en la especulación -todos estamos mirando si la prima sube, si baja-, en la deslocalización productiva y en la guerra, y es que se gastan 4.000 millones de dólares al día en armamento.
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