¿Por qué decidisteis publicar el primer estudio sobre la RSE en el sector cementero?
La industria cementera lleva más de cien años contribuyendo al desarrollo económico y social de las comunidades en las que opera y tiene numerosos ejemplos de acciones de compromiso con el entorno, mucho antes de que en los años 90 que se acuñara el término de Responsabilidad Social Empresarial. Este estudio de la Fundación CEMA pretende poner en valor ese compromiso, desde una perspectiva de trabajo conjunto entre la patronal y los dos sindicatos mayoritarios del sector cementero (CCOO de Construcción y Servicios y MCA-UGT, Federación de Industria). Esta apuesta por la sostenibilidad a través de un modelo integrador nos diferencia de otros sectores.
En esta condición tripartita de empresa, sindicatos y patronal, ¿cuál es la principal actividad de la Fundación CEMA?
Nacimos en 2005 con tres misiones. En primer lugar, potenciar el uso de combustibles derivados de residuos, que es una de las grandes palancas que tenemos para la reducción de nuestras emisiones de CO2. En segundo lugar, la formación; desde el año 2006 más de 5.000 trabajadores del sector se han beneficiado de las acciones formativas organizadas por la Fundación CEMA. Nuestra tercera misión es la seguridad laboral. Para ello, desarrollamos estudios y proyectos sobre prevención de riesgos laborales, con el objetivo de lograr cero accidentes en nuestra industria.
¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio?
El compromiso a largo plazo con las comunidades en las que operamos es uno de los factores clave que nos define como sector. Hay datos que lo ponen de manifiesto y muestran que la edad media de una fábrica de cemento en nuestro país alcanza los 80 años. Cada fábrica de cemento genera 524 empleos, directos e indirectos, y aporta un valor añadido bruto a la economía local de 17 millones de euros. Si lo ponemos en contexto y nos vamos al año 2008, el valor añadido bruto fue aproximadamente de 60 millones de euros por fábrica. Es importante destacar que este estudio se ha realizado en un momento en el que el sector atraviesa la peor crisis económica de su historia y que la caída de la producción y el consumo de cemento ha sido superior al 80% desde el año 2007.
¿Qué aporta el sector cementero en materia de desarrollo sostenible?
En lo ambiental son relevantes los esfuerzos que se están haciendo para reducir las emisiones de CO2. Desde 1990 hemos reducido nuestras emisiones de gases de efecto invernadero en un 17% y hemos logrado ser el parque cementero más eficiente de la UE. De hecho, somos cuatro puntos más eficientes que la media de la industria cementera europea y somos el tercer parque cementero más eficiente del mundo, solo superado por Japón y Corea del Sur, así que los esfuerzos han sido notables en estos últimos años. Por otra parte, hemos impulsado bastante la utilización de combustibles derivados de residuos. En 2014 tuvimos un consumo de 726.000 toneladas de combustibles derivado de residuos, lo que supone un 23% de la energía que necesitamos para hacer trabajar nuestros hornos.
En cuanto a lo social, además de las cifras de empleo citadas anteriormente, destinamos de media por fábrica 60.000€ al desarrollo de las comunidades locales. Puede parecer una cifra modesta pero, hay que tener en cuenta que España ha pasado de consumir 56 millones toneladas de cemento en 2007 a 11,4 millones en 2015. Con estas cifras sobre la mesa, estamos contentos de haber sido capaces de mantener las iniciativas de RSE y el apoyo a las comunidades locales.
A pesar de ser uno de los más perjudicados por la crisis, el sector cementero ha mantenido la actividad, apostando por la internacionalización y la innovación.
La caída del 80% en la producción y consumo de cemento en España nos impulsó a salir fuera y recuperar una seña de identidad tradicional del sector cementero español, las exportaciones. Hoy en día, nuestro país es el primer exportador de cemento en la UE y el séptimo del mundo. El cemento español es muy valorado en los mercados internacionales, fabricamos 68 tipos de cemento distintos y somos capaces de exportarlos a más de 36 países.
La rehabilitación de los edificios para hacerlos más eficientes es otra vía con la cual han intentado hacerle frente a la crisis en España. ¿Esta vía puede ser una salida para el sector cementero?
La rehabilitación es un tema clave para nosotros, no tanto por el empleo de grandes volúmenes de cemento pero sí en aspectos de eficiencia energética. Cuando hablamos de consumo energético en un edificio, hay que tener en cuenta, que el 90% se produce en la vida útil del mismo y sólo 10% está asociado al proceso de fabricación. Dicho de manera coloquial, solemos poner el foco más en las chimeneas de las fábricas y no en nuestras calefacciones y aires acondicionados.
En España el 58% de las viviendas tienen más de 30 años, y tienen una calificación energética que en el 80% de los casos es del grupo E (la quinta peor en una escala de siete, que oscila entre A y G). Cuando el cemento y el hormigón se emplean en la envolvente del edificio (cerramientos interiores y exteriores que separan las habitaciones, los pasillos y las zonas comunes, por ejemplo), se mejora el comportamiento energético del mismo gracias a su elevada inercia térmica. La mayor durabilidad del hormigón (con una vida útil superior a los 100 años), junto con su mayor protección frente a las condiciones meteorológicas externas y al fuego, lo convierten en la solución ideal para la edificación de viviendas resistentes y duraderas, con un menor coste de mantenimiento. De hecho, con estas envolventes estamos logrando un ahorro por vivienda de hasta cuatro facturas de gas y electricidad al año, y con esto no solo mejoramos como sociedad en temas ambientales sino que también tocamos el bolsillo de las personas. Así, logramos una sostenibilidad ambiental y económica.
¿Cómo puede contribuir el sector a luchar contra el cambio climático vinculándolo a la innovación?
La principal palanca que tenemos es el uso de combustibles derivados de residuos. Como consecuencia de la utilización de estos, en el año 2014 dejamos de emitir 626.000 toneladas de CO2 a la atmósfera, una cantidad equivalente a la que emiten 346.000 coches al año, por eso tenemos una línea de trabajo clara que es seguir impulsando la utilización de estos combustibles. Otra manera de luchar contra el cambio climático es utilizar materias primas descarbonatadas, como por ejemplo residuos de construcción y demolición, arenas de fundición, etc., en lugar de piedra caliza.
A largo plazo se está empezando a trabajar a nivel sectorial en nuevas tecnologías como el almacenamiento y la captura de carbono, que no se prevé que sean viables hasta al menos el año 2030. Hay otras iniciativas como la optimización de rutas del transporte por vía fluvial, terrestre o marítima. Trabajamos también en las aplicaciones del cemento, mediante la adición de aditivos y reactivos a hormigones y morteros que permiten que las fachadas de los edificios y los pavimentos que los contienen reduzcan, durante toda su vida útil, los óxidos de nitrógeno presentes en la atmósfera. Además, hay cementos fotocatalíticos que, como consecuencia de la luz solar, producen una reacción química que ayuda a que se oxiden determinados contaminantes.
El proceso de fabricación de cemento genera elevadas emisiones de CO2. Por otra parte todas las previsiones apuntan a un incremento de la demanda futura a nivel mundial en el uso de cemento y su principal derivado el hormigón. Para salvar esta dicotomía, y que la industria cementera, como parte del problema del cambio climático, sea también parte de la solución, tiene que ser capaz de fabricar cemento de la forma más eficiente, y hacerlo bajo el compromiso global de reducción de las emisiones de CO2 que supone el protocolo de Kyoto.
¿Qué proyectos adelanta la Fundación CEMA para este 2016?
Estamos trabajando en un proyecto para fomentar hábitos de vida saludables desde las fábricas de cemento, promoviendo la alimentación saludable y la prevención del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas.
También en materia de prevención de riesgos laborales, estamos trabajando en un proyecto internacional que presentaremos este año, que tiene como objetivo el desarrollo de herramientas multimedia para promocionar aspectos de seguridad y salud entre los trabajadores de la industria cementera. El proyecto cuenta con el apoyo de universidades y empresas extranjeras, además de tener financiación de la UE.