¿Cuáles son los retos globales en relación a la alimentación?
El reto global es eliminar el hambre en el mundo. Es un reto ambicioso que implica asegurar que cada persona tenga siempre acceso a alimentos nutritivos. Para superarlo el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon ha impulsado la iniciativa Reto Hambre Cero, para animar a todos – gobiernos, sector privado, ONGs y ciudadanos- a poner su grano de arena para lograr ese objetivo. En el PMA estamos convencidos de que el hambre se puede eliminar en esta generación, y trabajamos para ello.
El lema del Día Mundial de la Alimentación era “Alimentar al mundo, cuidar el planeta”. ¿Cómo se relaciona alimentación con medioambiente?
La relación entre alimentación y medio ambiente puede verse desde varios puntos de vista. Por un lado, la manera en la que producimos y consumimos alimentos puede afectar negativamente al medio ambiente y mermar la capacidad productora de nuestras tierras.
Por otro lado, las condiciones medioambientales afectan a nuestra capacidad para producir alimentos. Por ejemplo, el PMA es consciente de la relación entre cambio climático y hambre. Los desastres naturales como inundaciones, tormentas tropicales o las sequías, que están aumentando debido al cambio climático, traen consecuencias devastadoras para la población de bajos recursos que vive en países en vías de desarrollo.
En concreto, las sequías son la causa más común de escasez de alimentos en el mundo. En 2011, una sequía recurrente causó grandes pérdidas en el sector agropecuario en Etiopía, Somalia y Kenia. En 2012 se dio una situación similar en la región del Sahel en el África occidental. En muchos países los impactos del cambio climático son notables. Cada vez más tierras fértiles están expuestas a procesos de erosión, salinización y desertificación.
La ONU ha proclamado 2014 como el Año Internacional de la Agricultura Familiar. ¿Cuál es la contribución del agricultor familiar a la seguridad alimentaria mundial?
La agricultura familiar juega un papel muy importante en la seguridad alimentaria, dado que en muchos países la agricultura es la principal actividad y fuente de ingresos de una gran parte de la población. Por este motivo la agricultura familiar es una de las cinco prioridades de la Iniciativa Hambre Cero que mencionaba antes.
Siendo conscientes del potencial de desarrollo que representa la agricultura familiar, el PMA trabaja apoyando a los pequeños agricultores. En los últimos cinco años a través del proyesto P4P (Compras en Aras del Progreso – Purchase for Progress en inglés) hemos conseguido transformar la vida de cientos de miles de agricultures, especialmente mujeres, en 20 países en desarrollo. Les hemos facilitado apoyo para que su producción aumente, para que vendan mejor y sus productos resulten más competitivos en los mercados locales. Con ello conseguimos aumentar sus ingresos, empoderar a las mujeres, asegurar inversiones, mejorar el acceso a los activos y a los recursos naturales y fortalecer la seguridad alimentaria.
Según un informe de la ONU, 800 millones de personas sufren todavía subalimentación crónica… ¿Cómo está evolucionando la lucha contra el hambre? ¿Cree que aún es posible, como sostiene principio 1 de los ODM, reducir a la mitad la proporción de personas subalimentadas para 2015?
La meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad la proporción de personas que pasan hambre se ha cumplido ya en 63 países, y antes del plazo fijado para 2015. Esto demuestra que es posible cumplirla también en el resto de países, y estamos haciendo un esfuerzo muy importante para que así sea. Sin embargo, tendremos que seguir trabajando para erradicar el hambre totalmente.
Estamos muy preocupados por el aumento de refugiados y desplazados internos debido a conflictos bélicos como los de Siria, Irak, Sudán del Sur o República Centroafricana. Además pensamos que la crisis del virus del ébola puede afectar de manera profunda la seguridad alimentaria en África Occidental si no se toman medidas drásticas.
En todos esos contextos el PMA proporciona asistencia alimentaria de emergencia para evitar carencias nutricionales, sobre todo en los primeros 1.000 días de vida del niño, los más importantes para su potencial de desarrollo. Sabemos que el futuro de los países está en la nutrición.
Por un lado hablamos de desnutrición, subalimentación…pero en la otra cara de la moneda nos encontramos con el desperdicio alimentario. ¿Qué hacemos mal para que se produzca este desajuste? ¿Y cómo se afronta el desperdicio alimentario?
Efectivamente, el desperdicio de alimentos y las pérdidas agrícolas representan un agravante en la lucha contra el hambre. Alrededor de un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierden o desperdician cada año, unas 1,3 mil millones toneladas que podrían alimentar a mil millones de personas.
El PMA, junto con la FAO e IFAD trabaja para reducir las pérdidas ocurridas en países en desarrollo mejorando la forma de cosechar, transportar y almacenar los alimentos, es decir en las fases de producción. En contraste, el desperdicio se produce al final de la cadena de suministro y es un problema de los países desarrollados principalmente.
Personalmente creo que con educación podríamos solucionar gran parte del mismo, nuestros abuelos y padres tenían razón, hay que comer con la boca y no con los ojos… Otra cuestión relacionada con la inseguridad alimentaria es la malnutrición, que puede darse con un consumo calórico aceptable pero sin micronutrientes como vitaminas y minerales.
¿Cuál es el papel de la sociedad civil respecto a la seguridad alimentaria, la lucha contra la pobreza, etc?
La sociedad civil cumple un papel importantísimo en estas cuestiones. Se moviliza para dar visibilidad a los problemas y se organiza para contribuir de forma práctica para atajarlos.
La sociedad civil está comprometida al 100% en la lucha contra el hambre y el PMA cuenta con más de mil ONG socias en todo el mundo para trabajar juntos sobre el terreno. Contamos con ellas al pensar en nuestras capacidades y cada año realizamos un encuentro en el que participan muchas de ellas para debatir de manera abierta y amplia temas como las necesidades en el terreno, la construcción de políticas conjuntas y sobre todo la manera de ser más eficientes. Algunas de ellas son españolas, y trabajan con nosotros en América Latina y el Caribe, el Sahel o Filipinas.
¿Y el de las empresas?
Las empresas juegan un papel fundamental en la lucha contra el hambre y en las respuestas a emergencias. Cada día se involucran más, no solo ofreciendo apoyo financiero sino también transferencia de conocimientos, campañas de sensibilización o contribuciones en especie. Más de 80 empresas se involucran en el trabajo del PMA en todo el mundo, y en los últimos cinco años hemos cuantificado sus aportaciones en más de 85 millones de dólares de media al año.
En la emergencia causada por tifón Yolanda a finales del año pasado fui destinado a Filipinas para apoyar a la oficina del PMA en el país. Una de las cosas que más me impactó positivamente fue el ver trabajar a las ONG, gobiernos, sector privado y agencias de Naciones Unidas de manera coordinada y tratando de innovar en los servicios humanitarios.
Pienso que el compromiso de todos hizo que la asistencia humanitaria a las personas afectadas por el Tifón Yolanda fuera eficiente e inclusiva. Es decir que se reforzaran mecanismos de resiliencia de las comunidades y que se apoyaran de manera decidida los mercados locales para que pudieran sostenerse a lo largo del tiempo. En esa emergencia, empresas del sector de transporte marítimo y de las telecomunicaciones jugaron un papel muy interesante. Recuerdo verlas en Tacloban o en otras ciudades destrozadas por el tifón transportando material humanitario o asegurando que los cooperantes tuvieran acceso a internet o a teléfonos móviles. Pienso que estas “pequeñas cosas” hacen que el trabajo tenga un gran impacto.
¿Cuáles son las prioridades del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas de cara a final de año y para 2015?
En estos momentos el PMA se enfrenta al reto de atender a cinco grandes emergencias, que denominamos “corporativas” por su dimensión y complejidad, que son los conflictos de Siria, Irak, Sudán del Sur y la República Centro Africana más la crisis provocada por el virus del ébola en Guinea, Sierra Leona y Liberia.
Todo indica que nuestro trabajo seguirá volcado en esas cinco emergencias en los próximos meses, pero no sólo. El PMA está presente en 75 países y atiende las necesidades alimentarias de más de 80 millones de personas. Afrontar semejante reto implica afianzar alianzas con gobiernos y el sector privado. Confiamos en encontrar socios adicionales para derrotar al hambre y en eso estamos trabajando en España.