En esta entrevista, María Viver, directora de la Fundación Randstad, habla sobre la importancia de añadir un “ODS 18” a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, enfocado en garantizar una comunicación eficaz que movilice a la sociedad hacia estos objetivos globales. A través de su experiencia,Viver reflexiona sobre cómo la comunicación puede y debe jugar un papel central en la promoción del desarrollo sostenible y en la construcción de una sociedad bien informada.
¿Cuál es tu opinión sobre un ODS 18 dedicado a la comunicación responsable?
El planteamiento de los 17 ODS ha supuesto un nuevo enfoque en las agendas de las empresas. En Fundación Randstad tenemos un compromiso claro con estos ODS y contribuimos de manera activa, a través de nuestra actividad al ODS 4, 8, 10 y 17. Y es que no cabe duda de la importancia que tiene lograr un desarrollo que sea sostenible con nuestro planeta y con las personas. Para ello, es necesario que la sociedad tome conciencia sobre cuál es su papel, cuáles son las necesidades a todos los niveles y cuál puede ser su contribución.
Pero ¿Cómo llega esa información a la población? Es aquí donde entra en juego esa comunicación responsable como propuesta para identificar el ODS 18, como una herramienta para defender el derecho a la información de la ciudadanía. Si facilitamos la comunicación diferenciando lo prioritario de lo accesorio, el flujo de información veraz, y favorecemos el diálogo abierto sobre los desafíos globales a los que nos enfrentamos, sin duda estaremos contribuyendo a acelerar el cumplimiento de los otros 17 ODS.
¿Cómo puede promoverse un diálogo abierto y constructivo sobre desafíos globales, como el cambio climático y la reducción de las desigualdades, a nivel internacional?
En este sentido, hay dos aspectos que juegan un papel principal. Por un lado, necesitamos garantizar que la información sobre estos desafíos llega a la población. Exponiendo con veracidad y claridad los argumentos a favor y en contra de las iniciativas o soluciones y de los intereses contrapuestos de los actores con el objetivo de que cada persona sea crítico con las diferentes posturas.
Por otro lado, para promover el diálogo abierto y constructivo necesitamos fomentar que la información fluya de manera bidireccional o multidireccional, así como su uso consciente y responsable, de tal forma que hagamos partícipes a la sociedad de estos desafíos.
¿Qué medidas concretas pueden tomarse para garantizar la libertad de opinión y prensa en un mundo cada vez más conectado digitalmente?
En este sentido, no cabe duda de que la medida de mayor relevancia es que las legislaciones nacionales e internacionales no solo no vulneren la libertad de opinión y de prensa, sino que la protejan como garante de la democracia y sirva de contrapeso a determinados poderes.
¿Cuál es la estrategia más efectiva para combatir la difusión de noticias falsas (fake news) y la propaganda en línea?
En este caso, las claves son la concienciación, la formación y la educación de la sociedad. Creo que para ellos debemos fomentar el espíritu crítico, la necesidad de contrastar la información en medios y canales que no sean los que habitualmente se consumen. Porque ese espíritu crítico es el que hará saltar las alarmas ante titulares sensacionalistas o ante propaganda disfrazada de noticia y actuará como cortafuegos, evitando que esas informaciones se continúen difundiendo.
Por otro lado, el acceso a los canales de denuncia de noticias falsas e infundadas debería facilitarse a los ciudadanos para resguardar el derecho a la “presunción de inocencia”.
¿Cómo podemos ayudar a las personas a que utilicen de manera responsable y ética los “poderes de comunicación” a través de las redes sociales?
Una vez más, el reto está en la educación en valores. Como comentábamos antes, para fomentar el diálogo abierto sobre los temas clave para el desarrollo sostenible tenemos que respaldar los canales bidireccionales, y las redes sociales tienen un enorme potencial en este sentido. Pero es preciso que los usuarios conozcan cómo hacer un uso responsable de estas herramientas, respetando los códigos éticos para no contribuir con su actuación a la difusión de noticias falsas o a la generación de odio, entre otros aspectos.
Para ello, debemos formar a la población para que conozcan los beneficios que les puede aportar estar en una comunidad en red, pero también los riesgos que existen y las responsabilidades que conlleva tener un altavoz tan potente como puede ser una red social.
¿Cuál es el papel de la colaboración entre el sector público y privado en el apoyo al periodismo riguroso y de calidad?
Los diferentes agentes sociales, públicos y privados, debemos ser ejemplo de el uso de la comunicación responsable. La colaboración entre los sectores público y privado ha demostrado tener múltiples beneficios en distintas áreas y, por supuesto, también los puede tener en este apoyo al periodismo riguroso y de calidad que comentamos. Remar en la misma dirección es imprescindible, colaborando, por ejemplo, en la formación de profesionales o en la realización y difusión de campañas de concienciación sobre temas como el uso responsable de las redes sociales o la lucha contra la difusión de las fake news.
¿Cómo se puede avanzar en la promoción de la diversidad y la igualdad de género en la industria de la comunicación y las relaciones públicas?
Según datos de la UNESCO, en los últimos años se han estancado los avances relativos a la eliminación de la brecha de género en las redacciones, en las firmas de artículos y en las propias noticias. Un dato que llama todavía más la atención si nos pasamos por cualquier aula de una facultad de comunicación, donde vemos que los asientos continúan estando ocupados mayoritariamente por mujeres. Que ellas se formen más, pero que los puestos de responsabilidad sigan ocupados por hombres en mayor medida es un reflejo de que todavía tenemos mucho camino que recorrer en términos de igualdad. Pero no es un recorrido que se pueda hacer de manera aislada.
Creo que la industria de la comunicación tiene la responsabilidad de transmitir todas las noticias las de mayor seguimiento, pero también las de otras realidades que también deben tener cabida, y, en este sentido, iniciativas concretas han dado lugar a cambios legislativos y estrategias que mejoran nuestra sociedad.
¿De qué manera podemos fomentar, a través de la comunicación, la empatía hacia aquellos que sufren hambre, pobreza, falta de oportunidades, guerra, migraciones forzadas y discriminación?
Necesitamos contar estas realidades y humanizarlas, pero sin caer en el sensacionalismo. No se puede tener empatía hacia los números o hacia los porcentajes. Cuando reducimos nuestra comunicación a dar cifras sin situarlas en un contexto, sin darles un significado, corremos el riesgo de que lo que contamos, que es importantísimo, caiga en saco roto. Sin embargo, cuando hablamos de personas y contextualizamos la información, hablamos de cómo afectan esas realidades, sí despertamos el interés por conocer las historias, por saber qué hay más allá de una cifra.
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