PortAventura Dreams Village celebra su quinto aniversario. ¿Qué balance haces de estos primeros cinco años del proyecto y cómo ha evolucionado desde su lanzamiento en 2019?
El balance es sumamente positivo. Desde que abrimos las puertas en 2019, el Dreams Village ha superado nuestras expectativas iniciales, acogiendo ya a cerca de 1.000 familias. En estos cinco años hemos logrado crear un entorno único que combina ocio y terapia, y ha quedado demostrado el impacto que tiene en el bienestar de las familias, especialmente en los menores. El proyecto ha crecido significativamente con la última ampliación del pasado mes de mayo, que nos permite pasar de recibir 200 a 400 familias al año. La evolución ha sido constante y siempre enfocada en mejorar la experiencia y el apoyo que brindamos a los niños y a sus familias.
Recientemente, el Dreams Village ha pasado de seis a diez villas, lo que ha permitido atender a más del doble de familias. ¿Qué retos y aprendizajes ha implicado esta expansión? ¿Tenéis planes de continuar ampliando el proyecto?
La ampliación de seis a diez villas el pasado mayo ha representado un desafío logístico y operativo, pero gracias a los equipos de PortAventura World y a las empresas colaboradoras ha sido todo un éxito. Con esta ampliación hemos tenido que hacer algunos ajustes para esta nueva capacidad del Dreams Village. Todo reafirma nuestro compromiso para seguir creciendo. La ampliación también nos ha permitido ofrecer un espacio aún más acogedor, con más comodidades para las familias. En cuanto a los planes de futuro, nuestra idea es seguir ampliando el proyecto, tanto a nivel nacional, colaborando con más hospitales, como a nivel internacional, explorando la posibilidad de replicar este modelo en otros países europeos, como Francia.
¿Cómo describirías el impacto del Dreams Village en las familias que han pasado por el proyecto? ¿Podría compartir alguna historia que le haya marcado especialmente?
El impacto es realmente profundo y el proyecto tiene la capacidad de transformar el estado de ánimo de toda la familia en pocos días. Muchas de las familias que llegan el lunes al Dreams Village llegan en un estado de agotamiento emocional y físico muy grande. Además, para muchas de ellas se trata de las primeras vacaciones que comparten en familia. Nunca han tenido un espacio de paz y de descanso como el que pueden vivir a lo largo de una semana en el Dreams Village. El proyecto es capaz de volver a unir a las familias, que encuentran un espacio para reconectar, relajarse y crear recuerdos inolvidables juntos.
La Fundación colabora con hospitales de referencia como Vall d’Hebron, Sant Joan de Déu y el Hospital Niño Jesús. ¿Cómo se ha desarrollado esta colaboración y qué rol juegan los equipos médicos en la experiencia de las familias?
La colaboración con estos hospitales ha sido clave desde el inicio del proyecto. Los equipos médicos juegan un papel fundamental en la selección de las familias que participan en el proyecto, asegurando que sean quienes más se beneficien de esta experiencia. Además, colaboramos estrechamente con ellos para garantizar que las actividades y el entorno de las villas contribuyan de manera positiva al proceso de recuperación tanto física como emocional. Juegan un papel clave en la designación de las familias y en el seguimiento de los menores, asegurándose de que los beneficios de su estancia sean duraderos a lo largo de su recuperación.
Uno de los enfoques del proyecto es el valor terapéutico del ocio en familia. ¿Qué beneficios habéis observado en las familias que han pasado por el Dreams Village?
El valor terapéutico del ocio en familia ha sido uno de los pilares fundamentales del PortAventura Dreams Village desde su creación. A lo largo de estos cinco años, hemos observado cómo este espacio permite a las familias desconectar del entorno hospitalario, generando momentos de alegría y descanso, tan necesarios en estas situaciones. Los padres nos comentan a menudo cómo el tiempo compartido en el Dreams Village les ayuda a recargar energías y afrontar el tratamiento de sus hijos con una actitud más positiva. Para los niños, disfrutar de las atracciones, los parques y las actividades recreativas supone un alivio y una oportunidad para volver a sentirse niños, algo esencial para su recuperación.
El Dreams Village está diseñado para ser accesible y ofrecer servicios para familias con necesidades especiales. ¿Cómo se asegura que las instalaciones cumplan con los más altos estándares de accesibilidad y confort?
Desde el inicio del proyecto, la accesibilidad ha sido una prioridad. Cada una de las diez villas, así como las áreas comunes, están diseñadas sin barreras arquitectónicas para garantizar la movilidad de todos los miembros de la familia y satisfacer todas sus necesidades físicas. Trabajamos con expertos en accesibilidad y colaboramos con asociaciones que nos ayudan a mejorar continuamente.
Los voluntarios son una pieza fundamental del proyecto. ¿Qué perfil tienen y cómo contribuyen a las actividades lúdico-terapéuticas que ofrecen? ¿Qué impacto tiene su labor en la experiencia de las familias?
Contamos con el apoyo de más de 200 voluntarios, todos ellos trabajadores del resort, que comparten su vocación por ayudar. Se encargan de organizar y dirigir actividades lúdico-terapéuticas que permiten a las familias disfrutar de momentos de diversión y relajación. Su labor es crucial, ya que, con su dedicación y compromiso, crean un ambiente de apoyo y cariño que hace que las familias se sientan realmente arropadas. Los voluntarios son una pieza clave para el proyecto.
El Dreams Village se ha convertido en un proyecto pionero en Europa. ¿Habéis recibido interés o solicitudes para replicar este modelo en otros países europeos?
Los planes de futuro pasan por poder colaborar con más hospitales a nivel nacional. La idea de expandir el proyecto fuera de España también nos motiva mucho, ya que creemos firmemente que el ocio terapéutico puede beneficiar a muchas más familias en otras partes de Europa.
A nivel personal, ¿qué significa para liderar un proyecto como PortAventura Dreams Village?
Es un honor y una gran responsabilidad. No hay más que ver el impacto tan positivo que tiene en la vida de tantas familias y cómo puede cambiar la forma en la que afrontan la enfermedad. Al ver sonreír a los niños y a sus familias, disfrutando de un oasis de diversión en la difícil situación en la que se encuentran, me doy cuenta del privilegio que supone liderar este proyecto. También ver la evolución de la Fundación, que nació en el año 2011, y ver dónde estamos llegando y todo lo que tenemos por delante es un motivo de orgullo y que nos empuja a seguir adelante.
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