¡Encantado Esther! Nos encantaría que nos compartieras los motivos que dieron origen a La sociedad que no quería ser anónima y qué ha llevado a la realización de esta segunda edición
¡Encantada también! La verdad es que la necesidad de reeditarlo se fue despertando poco a poco, en conversaciones con colegas, en lo que he ido escuchando y leyendo en relación con la evolución de la RSC en lo últimos tiempos. Siempre llego a la misma conclusión paradójica: lo mucho que ha cambiado todo, y lo poco que ha cambiado todo.
El subtítulo del libro es bastante elocuente: “La realidad de la responsabilidad social en las empresas. Cómo pasar de las ideas a la acción”… ¿Cuál es, en tu opinión, la evolución de esta realidad desde que tú comenzaste a trabajar en estos temas en Telefónica, luego como consultora, hasta la actualidad?
Desde que salió la primera edición al mercado, son muchas las personas que me han dicho que este es un libro que expone la cruda realidad del tema. Está claro a qué se refieren: la parte más técnica del libro la que habla de la estrategia, qué hacer, cómo hacerlo, cuándo, qué no debes pasar por alto, etc…está descrita en muchos textos. La parte relacional de la RSC es lo que no siempre se ve ni se cuenta. Se trata de procesos que cuestionan todo lo anterior, buscan una profunda transformación identitaria de la organización, implican importantes renuncias, y requieren mucha perseverancia y vocación. Esta es la parte de realidad que presenta el subtítulo, y esa es la que menos ha cambiado. El ser humano, en su dimensión individual y en la grupal, sigue siendo y seguirá siendo resistente al cambio y temeroso de lo desconocido.
En la presentación del libro, uno de los grandes pioneros de la RSE en nuestro país y prologuista, Ramón Jáuregui, comentó que “muchos Amaros hacen falta para que las empresas sean mejores y el mundo también”, en referencia al personaje ficticio de Amaro Cifuentes… ¿cómo eran aquell@s primer@s Dirse que nacieron en las empresas españolas y cómo ha evolucionado este perfil hasta la actualidad?
Amaro somos todos, o al menos todos los que creemos que la ética no solo no está reñida con el beneficio económico, sino que van de la mano. Luego toca convencer y explicar lo que esto significa. Los Amaros de hace veinte años estábamos tan convencidos y éramos tan firmes defensores de la RSC que funcionábamos en piña, nos movíamos a una, avanzábamos juntos compartiendo lo que nos íbamos encontrando y con una gran solidaridad profesional. No digo que ahora no sea así, pero los pioneros tuvimos que desbrozar el terreno, y aquello fue tan difícil como divertido y emocionante. Mi libro es un pequeño homenaje a los Amaros del mundo, a aquellos y a los de ahora.
Amaro está convencido de la importancia de esta cultura de empresa y considera que con el diálogo entre los diferentes grupos de interés surgen oportunidades y se mejoran las relaciones humanas. No es nada fácil y aún menos habitual que las empresas pasen del dicho al hecho y realmente construyan diálogos constructivos y bidireccionales con sus grupos de interés.. ¿Cuál es tu experiencia al respecto? ¿Cuáles son las claves para que el diálogo con los grupos de interés genere cambios relevantes en las empresas y éstas actúen en consecuencia en la toma de decisiones de temas clave que se acuerdan en los Consejos de Administración?
Justamente es el tema de gestión de stakeholders en el que más me he desarrollado. Desde el primer encuentro con stakeholders que gestioné en 2003 hasta ahora, las metodologías y herramientas para la gestión del diálogo se han hecho mucho más visibles, y están más integradas en la caja de herramientas de las organizaciones. Sin embargo, su uso no está muy extendido, y es una pena porque se obtienen resultados increíbles y se activan proyectos muy innovadores, alianzas de colaboración y conversaciones muy nutritivas.
Cuando dos stakeholders se ponen de acuerdo, siempre hay un tercero e incluso un cuarto que se benefician. Pero para que esto ocurra, son necesarias dos condiciones: la humildad para buscar la complementariedad en los stakeholders y la valentía para una escucha honesta, abierta y sin filtro. En esto aún hay mucho recorrido… A las organizaciones les cuesta entender que un stakeholder externo pueda ser la clave para solucionar un reto interno.
También en la presentación de libro, comentaste, entre otras cosas que “las consecuencias de la no RSC son cada vez más visibles. La RSC sigue siendo muy reactiva, hay empresas que lo ven como una oportunidad”. También que “la RSC no puede formar parte del hacer de la empresa tiene que ser parte del ser y si no está en la identidad sigue siendo un accesorio”. ¿Realmente crees que existen empresas en la actualidad en que la RSE forma parte ‘del ser’, es eso posible o sigue siendo utopía?
Actualmente, son muchas las organizaciones que se están planteando un proceso profundo de transformación de sus bases identitarias y culturales. El suelo se les mueve bajo los pies: el contexto de mercado, la tecnología, la IA, la geopolítica, las guerras, la renuncia silenciosa, los movimientos legislativos, el teletrabajo…todo está empujando a las organizaciones a resetearse, para poder avanzar. Y cuando se plantean una profunda transformación, ahora sí que es prácticamente imposible que pasen por alto la sostenibilidad/RSC/ESG o como queramos llamarlo. En el fondo, es la ética de la empresa, y eso ya no admite debate; lo único que admite es cuándo y cómo, pero no si es una opción o no.
¿Qué importancia tiene la comunicación responsable en todo ello?
Para mí hay dos aspectos fundamentales en la comunicación, que la hacen responsable y creíble.
El primero es que la comunicación empieza por tus empleados: no tiene ningún sentido comunicar fuera lo que no has comunicado dentro, o que por ejemplo los empleados se enteren por las redes de lo que hace o decide su organización; primero dentro, siempre.
Y segundo, primero hacer y después comunicar. Dime lo que has hecho, no me cuentes lo que tienes pensado hacer. Deja los fuegos artificiales y los adorno, comunica los hechos y los datos, sin adjetivos, y deja que tus grupos de interés los valoren.
Corresponsables celebrará en 2025 su 20 aniversario. ¿Qué papel consideras que ha tenido Corresponsables en el impulso de la RSE en las últimas dos décadas?
Creo que habéis jugado un importante rol como difusores y agregadores de información, llagando con vuestro trabajo a muchos lugares y personas, eso tiene mucho valor.
Finalmente, ¿cuáles consideras que son los otros obstáculos y barreras principales para que las empresas puedan integrar realmente la RSE en su core business y cuáles son sus principales desafíos de futuro?
Pues volvería a poner el foco en la importancia de integrar la RSC en la identidad de las organizaciones, y además en hacerlo de una forma innovadora y valiente.
En este momento, con tanta legislación y tanta directiva europea, uno de los principales desafíos sería expandir las fronteras de la RSC, creando nuevos espacios de acción en temas innovadores, formas de trabajo distintas, y modelos de relación evolucionados para renovar el compromiso ético por encima de los estándares regulatorios.
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