Luis Solís es Director Asociado del equipo de Finanzas Sostenibles de S&P Global Ratings en EMEA. En su puesto actual, Luis es responsable del análisis ESG de una variedad de empresas de diferentes sectores, tanto en Corporaciones como en Servicios Financieros.
El objetivo del Programa Ejecutivo Internacional Métricas ESG es presentar y discutir las principales métricas ESG a través de clases interactivas, ponencias y casos prácticos online. Además de las clases teórico-prácticas y ejercicios, en esta quinta edición tenemos el privilegio de contar con expertos invitados de varias entidades y países: Banco de España, BBVA, CaixaBank, EFRAG, GRI, IFRS, Meliá Hoteles, Opdenergy, Repsol, S&P Global Ratings, WWF y otros.
Una oportunidad única, en un momento clave, de entender y actualizarse con lo que piensan, esperan y hacen los reguladores, ONG’s, bancos, empresas, agencias de rating y otros actores.
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En un contexto de regulaciones ESG cambiantes, ¿cuál es su opinión sobre cómo estas regulaciones afectarán a las instituciones y empresas?
A medida que entren en vigor nuevas normas de divulgación de sostenibilidad en todo el mundo, vemos que las diferentes instituciones y empresas tendrán que lidiar con la complejidad y los posibles desafíos en cuanto a la alineación de estas iniciativas.
El aumento del riesgo de litigios relacionados con cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno (ESG), incluida la divulgación de sostenibilidad, será otro desafío para las empresas e inversores.
Si bien la mayoría de los casos en el 2022 han sido contra empresas e inversores por no hacer lo suficiente en cuestiones climáticas, hemos visto un aumento en las demandas que se oponen al trabajo relacionado con ESG o las políticas de inversión. Los gobiernos y las empresas navegarán por estos riesgos a medida que avancen en temas de sostenibilidad, como la descarbonización.
Las normas de divulgación de sostenibilidad presionarán a las empresas e inversores para que respondan y se adapten. En 2022, el Grupo Asesor Europeo de Información Financiera (EFRAG), la Comisión de Valores y Bolsa de los Estados Unidos (SEC) y la recién formada Junta Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB) redactaron varias propuestas de normas de divulgación relacionadas con la sostenibilidad y/o cuestiones relacionadas con el clima.
La Taxonomía de la UE entró en vigor en 2020, pero sus primeras disposiciones de divulgación se aplicaron en 2022, y más requisitos de divulgación relacionados con el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) para los participantes del mercado financiero serán efectivos en 2023. El Reino Unido también tiene la intención de establecer requisitos de divulgación relacionados con la sostenibilidad a nivel de entidad y producto. Más países pueden hacer obligatoria la presentación de informes de acuerdo con las recomendaciones del Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera Relacionada con el Clima (TCFD), como Nueva Zelanda, Singapur y Suiza, donde el requisito entró en vigor en 2023.
Con un mayor foco europeo, vemos que las empresas y participantes financieros pueden enfrentar desafíos operativos en la implementación de las regulaciones (probablemente un gasto mayor para las empresas más pequeñas); y presión para invertir en actividades consideradas verdes y desinversión en aquellas que no lo son (especialmente debido a los nuevos requerimientos de la taxonomía europea).
Por lo tanto, los precios de los activos podrían modificarse en consecuencia, con activos verdes volviéndose más caros y potencialmente generando rendimientos más bajos como resultado, como ya estamos viendo en el caso de las energías renovables; y, alternativamente, una fijación de precios más baja en activos que no cumplan con la taxonomía de la UE.
Asimismo, las empresas, dentro del ámbito del la nueva Directiva de la UE sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), con actividades alineadas con la Taxonomía se podrían beneficiar de un mayor acceso a financiaciones provenientes de inversores institucionales, minoristas y bancos interesados en inversiones verdes y facilidades de préstamo, ya que buscarán financiar actividades económicas alineadas con la Taxonomía.
De igual modo, vemos que puede ser un motivo también para las empresas a esforzarse por alcanzar una posición competitiva y un nivel de rendimiento ambiental que los mercados financieros reconozcan como verde (por ejemplo, pueden ser incluido en fondos mutuos etiquetados como sostenibles/verdes).
Los inversores institucionales, en el ámbito del SFDR, diseñarán su oferta de productos financieros alineadas con la Taxonomía.
¿De qué manera cree que estas regulaciones pueden contribuir a evitar el greenwashing?
Estas nuevas normas y estándares de divulgación buscan mejorar la transparencia y consistencia en cuestiones relacionadas con la sostenibilidad y mitigar el riesgo de representación errónea en los mercados financieros. Más divulgación y estandarización de datos siempre son bienvenidas para alcanzar estos objetivos de transparencia. Sin embargo, observamos que todavía hay falta de alineación global continua.
Las propuestas de ISSB, EFRAG y SEC utilizan el marco TCFD como referencia para cuestiones relacionadas con el clima, pero existen diferencias en sus requisitos específicos y en cómo abordan cuestiones de sostenibilidad más amplias.
Esto ha llevado a llamados hacia una convergencia global para respaldar la consistencia y evitar la confusión y la carga adicional de presentación de informes tanto para empresas como para inversores. Si bien dicha convergencia es necesaria, creemos que un análisis adecuado de estos datos sigue siendo fundamental para comprender y evaluar la exposición y la materialidad de los temas de sostenibilidad de cualquier entidad en particular.
Con la entrada en vigor de regulaciones como la Directiva CSRD y los nuevos estándares globales de IFRS, ¿cómo las organizaciones se preparan para cumplir con estas regulaciones? ¿a qué otros riesgos se pueden enfrentar las entidades?
En este año, las empresas e inversores van a tener que prepararse para presentar informes según varias normas nuevas y complejas de divulgación de sostenibilidad que anteriormente mencionaba, como la Directiva CSRD y los nuevos estándares globales de IFRS, y adaptarse a medida que continúen evolucionando.
Además de lo comentado anteriormente respecto a las regulaciones que requieren una mayor divulgación, es interesante mencionar que las empresas e inversores navegarán el creciente riesgo de litigios relacionados con las acciones (in)conexas de sostenibilidad.
Es cierto que no todas las empresas están expuestas de la misma manera y que, si bien la UE desea avanzar en este sentido, también brinda cierta flexibilidad. Por ejemplo, recientemente aumentaron el umbral de ingresos en un 25% para cumplir con la Directiva CSRD según “EU Changes CSRD Thresholds to Reduce Sustainability Reporting Burden” de Cooley, una firma de abogados global.
Asimismo, otro tipo de regulaciones que trascienden el marco de las finanzas sostenibles de la UE pero que también demandan una mayor divulgación y pueden implicar impactos en el costo de las actividades (por ejemplo acero o aluminio), incluyen el Mecanismo de Ajuste de Fronteras de Carbono (CBAM), que funciona como un arancel aplicado a productos intensivos en carbono.
En términos de impactos financieros, por último, destacaría también que bajo la directiva sobre diligencia debida en materia de sostenibilidad (CSDDD), las empresas que infrinjan los requisitos pueden enfrentar sanciones financieras sustanciales.
Del mismo modo, el cambio climático y temas relacionados, como la escasez de agua y la pérdida de biodiversidad, probablemente dominarán las discusiones, con la posibilidad de que los objetivos climáticos a largo plazo sean reevaluados para abordar urgencias a corto plazo. La comprensión de la biodiversidad y los riesgos relacionados con la naturaleza alcanzará un punto de inflexión a medida que se disponga de más datos y marcos. Asimismo, nuevas regulaciones de derechos humanos introducirán requisitos adicionales de control para la gestión de la cadena de suministro de las empresas, lo que será un desafío para entidades de menor escala.
¿Cómo ve la creciente necesidad de integrar expertos de ESG en los equipos y capacitación de estos temas dentro de las compañías?
El espacio ESG es un ámbito de rápido desarrollo que implica no solo riesgos emergentes, sino también nuevos campos de experiencia que una entidad debe abordar. Por lo tanto, es importante adquirir nuevas competencias para que las empresas gestionen estos riesgos, comprendan la exposición de una empresa y puedan tomar las decisiones estratégicas correctas, no solo para mitigar los riesgos, sino también para aprovechar las oportunidades futuras.
A menudo, esto requiere la transformación de negocios y habilidades en todos los niveles, y esto solo se puede lograr a través de programas de capacitación proactivos, continuos y estructurados.
Este rápido desarrollo también lo hemos visto reflejado en el equipo de finanzas sostenibles de S&P Global Ratings. En los últimos años, el equipo ha crecido significativamente, incluyendo la adquisición de Shades of Green en 2022, y trabaja con los analistas de calificación crediticia al producir opiniones de finanzas sostenibles, como las Segundas Opiniones (SPO), siendo los primeros expertos en sostenibilidad y en conocimiento de calificación crediticia y del sector.
Al proporcionar SPO, observamos que los equipos de Finanzas y Sostenibilidad de los emisores están trabajando en general y gradualmente más juntos para completar la tarea. Sin embargo, hemos observado que en muchos casos estos dos equipos no parecen estar completamente integrados todavía.