¿Qué actividades y proyectos destacáis del pasado 2014?
El ejercicio que hemos cerrado ha sido muy intenso en cuanto a proyectos culminados. Quiero destacar sobre todo la aparición de la nueva versión de la Norma ONG Calidad y el esfuerzo que hemos realizado para acercar la calidad al mundo de las organizaciones de la discapacidad. Se ha realizado una adaptación de la Norma a la lengua de signos, y hemos publicado un documento específico sobre aplicación de ONG Calidad en organizaciones del ámbito de la discapacidad que también facilitamos –como la Norma- en versión lectura fácil para que los propios usuarios y usuarias tengan capacidad para intervenir en la gestión de los servicios que se les presta. También hemos publicado una obra muy interesante sobre las perspectivas del sector no lucrativo, se trata de Cambios sociales y Tercer Sector: trabajar en un nuevo contexto.
Finalmente hemos establecido acuerdos de colaboración con la Secretaría de Estado de Asuntos Sociales e Igualdad que viene apoyando el proyecto ICONG desde sus comienzos, con la Plataforma del Tercer Sector y con la Confederación FEAFES que trabaja en el ámbito de la salud mental. Naturalmente ICONG ha seguido con su trabajo de certificación de sistemas de gestión basados en el estándar ONGC y con el mantenimiento del sistema de gestión de la calidad propio del Instituto.
¿Y cómo se presenta este 2015?
Con respecto a los planes de futuro presentamos dos nuevos proyectos. En primer lugar, Espacio ONGC, que es ámbito de trabajo colaborativo entre ICONG y organizaciones no lucrativas que carecen de medios para afrontar en solitario procesos de innovación y mejora de la calidad. En este espacio las organizaciones reciben formación y tutorías para desarrollar sus sistemas de gestión y posteriormente ellas mismas realizan procesos de acompañamiento a otras organizaciones que se están incorporando al mundo de la mejora.
En segundo lugar estamos desarrollando un sistema de reconocimiento modular que facilite que organizaciones que están interesadas en desarrollar aspectos parciales de su gestión como el control documental, la gestión de las personas, transparencia en el manejo de fondos, etc. encuentren, dentro del paraguas que ofrece la norma ONGC, una sistemática que les permita abordar esos ámbitos de mejora sin necesidad de implicarse en procesos de cambio de gran calado y además si lo desean que dicha mejora parcial que han desarrollado pueda ser reconocida por un tercero.
A su parecer, ¿cuáles son los puntos débiles del Tercer Sector en España? ¿Y los puntos fuertes?
El Tercer Sector es lo que a veces denominamos iniciativas de la sociedad civil organizada. En este sentido, se crea a la sombra de necesidades concretas de las personas y se organiza unas veces en torno a colectivos, otras por ámbitos geográficos o por filosofías de atención o de intervención. Según ha ido pasado el tiempo, el Tercer Sector ha asumido cada vez más parcelas de servicios pero siempre desde la perspectiva ética con la que cada una de las organizaciones fue creada y que las legitimó en su día y las sigue legitimando. Esta perspectiva de cumplimiento de una misión basada en valores y de gestión de servicios basados en la mejora de la calidad de vida de las personas es nuestro principal punto fuerte porque nos conecta con la sociedad y nos legitima en nuestra acción.
No me gusta hablar de puntos débiles. Nuestras organizaciones tienen obligación de mejorar y adaptarse a los tiempos y a las necesidades de las personas para seguir siendo útiles en ese camino de la mejora.
El Instituto gestiona la Norma ONG Calidad. En términos generales, ¿en qué consiste esta Norma?
La Norma ONGC es un estándar de gestión global de organizaciones de acción social y en general del ámbito no lucrativo. A diferencia de otros estándares y modelos de referencia, ONGC establece requisitos de gestión que tienen una conexión directa con los valores y principios que según la Norma deben guiar el comportamiento de una organización comprometida con las personas y que presta servicios para ellas.
Estos principios pueden ser la dignidad humana, la búsqueda de resultados en cada persona, el valor del voluntariado, solidaridad o el compromiso democrático pero también la mejora continua, la eficiencia en el uso de los recursos y la gestión orientada a la misión. Así, una organización que se comprometa con lo establecido en ONGC puede ser certificada por el Instituto y exhibir esa certificación ante usuarios, sociedad, Administración, financiadores, etc.
La norma va ya por su 5ª versión. ¿Qué novedades incorpora esta versión respecto a las anteriores?
Fundamentalmente hemos trabajado en la incorporación de elementos que mejoren la aplicabilidad de la sistemática de gestión ONGC en las organizaciones. Destaco el énfasis en la obtención de resultados individuales: resultados en cada persona, la implicación de la dirección en la mejora de las organizaciones, la planificación de procesos y la gestión de las partes interesadas.
¿Cómo se aúnan Tercer Sector y RSE?
Partes interesadas es un concepto, que se denomina también stakeholder, que proviene de la teoría económica y que se refiere a todas aquellas personas, colectivos o entidades que se ven afectadas por la acción de una organización o que afectan a la misma. Hay que interpretar que afectan en términos positivos.
La responsabilidad social empresarial ha sido, y es, una herramienta mediante la cual las empresas se han convertido en stakeholders para las ONG apoyando o animando actividades que resulten de interés para los ámbitos sociales en los que se mueven. Pero también existe una RSE del propio Tercer Sector hacia sus partes interesadas y aquí encontramos una triple conexión. Es un ejercicio de responsabilidad para las ONG conducirse con criterios de máxima calidad y cumplimiento de su misión en base un uso racional y eficiente de los recursos.
Desde que el ICONG comenzara su andadura ¿Cómo ha evolucionado la calidad de las ONG?
Las organizaciones son cada vez más receptivas al mensaje del Instituto. Poco a poco, quizá la situación económica y las nuevas necesidades sociales han contribuido a ello, las ONG se están enfrentando a un reto de gestión de recursos y servicios en entornos muy difusos. Afrontan problemas nuevos, se mueven en competencia por la obtención de financiación, se plantean fusiones o alianzas que generen sinergias de utilidad para las organizaciones y además las personas exigen que los servicios que reciben sean cada vez mejores y se puedan prestar con un consumo reducido de recursos.
Calidad en la gestión y excelencia en los servicios con conceptos que ahora están en la mente de todos. Ha sido un gran cambio con respecto a la situación que vivíamos sólo hace cuatro años.
Entre las tendencias de la RSE para 2015 figura la transparencia. ¿Son transparentes las ONG hoy en día? ¿Deben serlo?
Bueno, tenemos una ley de transparencia y las ONG comprendemos el concepto de transparencia. Obviamente, no sólo las ONG, todos tenemos una obligación de transparencia y más los que manejamos recursos y cumplimos funciones que deben estar sujetos, unos y otras, a la rendición de cuentas y al escrutinio público.
Además la transparencia es una exigencia social, es decir que crea utilidades positivas para quien se compromete con ella si se lo digo en sentido negativo: en el mundo que vivimos empieza a no haber sitio para quien no esté dispuesto a rendir cuentas, máxime cuando estamos hablando de la trascendencia que tiene la acción social.