¿Qué importancia tiene para vuestra organización la gestión del bienestar de vuestros colaboradores y colaboradoras?
Sería imposible cumplir con la ambición de EY de crear valor a largo plazo para sus profesionales si no se atiende a su bienestar. Solo en un entorno sano y flexible, adaptado a sus necesidades y que les permita ser ellos mismos, pueden marcar la diferencia, resolver los complejos problemas de nuestros clientes y unir el propósito de Building a Better Working World con su propósito personal y profesional.
Para EY, esta ha sido una materia fundamental desde hace años, en los que ha implantado políticas de teletrabajo y una cultura de trabajo flexible. Pero su importancia ha crecido exponencialmente este último año, debido a la pandemia del COVID-19.
En los últimos meses, la seguridad y la salud de nuestros profesionales ha sido el objetivo número uno para la Firma. Esto nos llevó a tomar decisiones importantes, como enviar a casa a trabajar a todos sus empleados de la oficina de Madrid antes que cualquier otra empresa, y a implementar su programa Smartworking 2.0, que contiene medidas de teletrabajo, de adaptación de espacios, de uso de nuevas tecnologías, etc.
También se ha atendido el día a día de nuestros colaboradores más allá del trabajo, con plataformas y propuestas de ocio y tiempo libre. Y, por supuesto, se ha prestado especial atención a los aspectos psicológicos en un año tan complicado, ofreciendo recursos para la desconexión y para la atención psicológica en caso de necesidad.
¿De qué modo vuestra compañía apuesta por las buenas prácticas socialmente responsables en materia de gestión de la diversidad? ¿Nos puedes explicar brevemente vuestra evolución hasta la actualidad?
En EY hablamos de Diversidad e Inclusión. La Diversidad trata acerca de las diferencias. En este sentido, la Firma no segmenta personas ni crea etiquetas; las diferencias las entendemos en un sentido amplio: nacionalidad, lenguaje, educación, género, orientación sexual, edad, raza u otra índole, pero también diversidad en cuanto a competencias, visiones, experiencias, carrera profesional, etc. Inclusión por su lado habla de cómo aprovechamos esas diferencias para crear un entorno en el que todos nuestros profesionales sean y se sientan valorados por quiénes son, y que tengan un sentido de pertenencia que les permita contribuir y dar lo mejor de sí mismos en todas sus actividades.
La diversidad aplicada a la gestión y a la estrategia empresarial es un principio operativo que adquiere un valor estratégico al impactar sobre todos los grupos de interés de la Firma, y directamente, sobre el negocio mediante la personalización de la relación cliente-empresa en el diseño de cualquier estrategia corporativa, poniendo el foco en el talento y las necesidades e intereses personales.
#EYDiverseWay es el proyecto de Diversidad e Inclusión por excelencia en EY, el cual responde a los retos y a las necesidades que plantean nuestros grupos de interés a través de una relación más personalizada con la Firma. Actualmente, los objetivos de del proyecto se enmarcan en cuatro dimensiones teniendo la flexibilidad como eje transversal a todas ellas: género, LGTB+, discapacidad y cultura. La empresa puso foco en la Diversidad y la Inclusión hace más de una década, momento en el que creó su primer Plan de Igualdad. Este plan revisaba la legislación vigente en la materia, con el objetivo de asegurar que se cumplía con ella y la superaba en muchos casos a través de medidas concretas. Hoy ha evolucionado y se ha hecho más ambicioso durante estos años y, actualmente, se encuentra en su tercera edición bajo el nombre de EY Balance.
¿De qué manera vuestra organización incorpora y valora el impacto social y ambiental en la toma de vuestras decisiones?
Todas nuestras decisiones tienen impacto social y en EY, cuando pensamos en nuestro impacto social, vamos más allá de los programas de acción social, o de la Responsabilidad Social Corporativa entendida de la forma tradicional. Es decir, como un conjunto de programas dirigido a una parte de la sociedad o a colectivos desfavorecidos. Realmente, estos programas son solo una palanca más para EY a la hora de alcanzar su propósito Building a Better Working World y su ambición de crear valor a largo plazo.
Por supuesto, estos programas son muy relevantes para nosotros y cada vez invertimos más recursos económicos y humanos en ellos. Contamos con multitud de proyectos en este ámbito, gestionados a través de nuestra Fundación y centrados de educación y en emprendimiento, que desarrollamos gracias al talento de nuestros profesionales y en colaboración con entidades sociales muy relevantes.
Sin embargo, como decía, el impacto social va más allá y es transversal a toda la actividad de la Firma. Si pensamos en nuestro trabajo con los clientes, éste se puede traducir en un impacto social enorme. Pensemos, como ejemplos, en la confianza que aportamos al mercado de capitales a través de nuestros servicios de auditoría; o a la sostenibilidad y supervivencia de los negocios de nuestros clientes, gracias a servicios de consultoría; o al cumplimiento legal y fiscal.
Lo mismo podríamos decir de la relación de EY con sus profesionales. Pensemos en el gran impacto social que tienen las miles de horas de formación que la Firma destina a sus empleados, o las oportunidades de carrera profesional, o los programas de conciliación, etc.
En el mismo orden, también tenemos un gran compromiso social con el objeto de formar a los líderes del futuro. Para ellos colaboramos con las universidades en ayudarles a definir sus programas formativos y mantenerlos actualizados en función de los avances de la sociedad y el mercado, impartimos sesiones prácticas haciéndoles vivir la realidad del mercado laboral y acogemos en diferentes programas a más de 300 estudiantes al año, completando su formación académica con una formación mucho más práctica. Y no solo les formamos, sino que el 80% de estas personas que realizan prácticas con nosotros, posteriormente se consolidan pasando a ser profesionales de la empresa
Asimismo, el impacto ambiental es clave para EY al tener un compromiso global al respecto muy ambicioso, en el que lleva trabajando muchos años y en el pasado 2020 consiguió su primer hito: convertirse en carbono neutral. Para lograrlo y reducir drásticamente sus emisiones se deben tomar decisiones en todas nuestras operaciones, actividades diarias y recursos materiales.
¿Cómo medís vuestro avance en gestión responsable?
La medición del impacto social es un reto en el que desde EY estamos trabajando especialmente en los últimos meses. Como he comentado, todas nuestras decisiones y actividades tienen impacto social, por lo que, en mayor o menor medida, desde hace años, se reportan a través de multitud de departamentos, a multitud de agentes, memorias, rankings, sellos, tanto internos como externos. Nuestro reto es medir ese impacto de forma agregada incorporando además elementos intangibles. Y lo que es más importante: queremos conocer y medir el impacto real, es decir cuántas vidas impactamos y transformamos, y no tanto que los datos que ofrezcamos sean meros inputs, recursos destinados o programas llevados a cabo.
Para ello, estamos destinando todo el conocimiento que tiene globalmente EY en este ámbito: Data Analytics, metodologías propias del área de Sostenibilidad, etc., con la involucración y la coordinación necesaria de todas las áreas de la Firma.
¿Cuáles son los otros grandes retos y desafíos/oportunidades de vuestra organización en materia de gestión socialmente responsable?
Como he comentado, la responsabilidad y el impacto social son transversales a todas las áreas de EY, con lo cual los retos en materia de gestión socialmente responsable coinciden con los retos en la gestión empresarial del día a día y el espíritu de mejora continua de EY. En nuestro caso, se trata de estar muy orientados hacia nuestros pilares estratégicos: orientación hacia el cliente, profesionales excepcionales y diversos, gestión de los datos y la tecnología, e integración con el equipo global.
Si hablamos del área más social entendida de forma tradicional, los retos son grandes. Además, del enorme reto de medición que ya he expuesto, tenemos objetivos muy ambiciosos en cuanto a participación de nuestros profesionales y de vidas impactadas por nuestros programas: en 2030, queremos que el 100% de nuestros empleados realicen alguna actividad de voluntariado o pro-bono y que se alcancen los 11 millones de vidas impactadas en España.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Empresas con valores en la gestión de sus RRHH, promovido por Top Employers.