Entrevistamos a Fernando Ojeda, un exitoso empresario de la noche madrileña y modelo que ante la paternidad se encontró en la tesitura de querer transmitir unos valores más nobles a sus hijas. Es por ello que fundó en 2019 (R)Forest Project, una ONG dedicada a la reforestación. Él hizo caso omiso a los comentarios desalentadores del tipo “esto no sirve para nada”. De hecho, ya han plantado más de 72.000 árboles.
Comienza explicándonos tu faceta como empresario de la noche madrileña. ¿Cómo era tu vida entonces? ¿Pros y contras?
Era radicalmente diferente. Empecé a trabajar muy joven, con 16 años, una carrera personal un poco a contracorriente de las estructuras que yo tenía en casa, pero muy positiva, con mucha suerte y un gran momento, de 1996 a 2016, que sería mi gran etapa como promotor y empresario de la noche y la restauración. Fui creciendo poco a poco. Es una época que recuerdo con mucho cariño, pero soy más feliz ahora, la verdad.
Siguiendo con tu historia personal, ¿cómo te iniciaste en la faceta como modelo?
Ha sido todo muy casual. Tengo una prioridad en la vida que es jamás decir que no. Siempre decir que sí a todo. Cuando algo que me da miedo o inseguridad me esfuerzo más en hacerlo.
Eso surgió, de repente, como una serie de oportunidades que empezaron a confluir. Como no quiero nunca decir que no a cosas que de repente me dan vértigo, fui a por ello. Me llamaron un par de agencias. Empecé con Sight Management y luego con View. Actualmente estoy en View. Es una carrera complementaria en mi vida que es divertida y me complementa un poco.
¿Cómo decides iniciar (R)Forest Project? ¿Cómo influyó tu paternidad en este proceso?
Ese es el gran salto. Un salto que parecía un pasito, algo pequeño como mis hijas cuando nacieron y ahora están creciendo casi en sintonía, las niñas y (R)Forest Project. Nace como algo muy doméstico, muy familiar. A través de este proyecto busco compartir una filosofía de vida con mis hijas en el núcleo familiar y convertirnos en activistas ante los problemas mundiales. No ser un charlatán que dice a las niñas “tenéis que hacer esto o lo otro”, sino poniéndolo en práctica día a día.
Ir creando esa costumbre en casa donde se ve que de manera cotidiana nos implicamos de verdad, nos manchamos de barro, salimos a la montaña y nos ponemos a trabajar como algo familiar, espiritual, de principios y valores que el resto de mis profesiones no tenían. El mundo de la noche no tiene demasiado fondo de valor. Es un negocio interesante, por supuesto. La moda tampoco lo tiene demasiado.
En cambio, esto sí que es puro y me interesaba mucho que por lo menos un tercio de mi fuese filantrópico y lleno de valores porque me enfrentaba a la paternidad como empresario y modelo. Estas dos últimas facetas trasmiten aspectos como emprendimiento, respecto por uno mismo, crecimiento y valentía, pero no completan la figura de un padre. Con (R)Forest se complementa de una manera clave mi figura y los valores que yo quería transmitir en el hogar.
¿En qué consiste la labor de (R)Forest Project? ¿En su creación tuvo algo que ver el contacto con la naturaleza de tu infancia en Granada?
Sí, influyó mucho porque cuando yo me planteo ser un padre activista y hacer cosas con mis hijas, la parte que a mí me salía más fácil es lo que he mamado de pequeño: la Vega de Genil y las plantaciones sostenibles de bosques, que es a lo que se dedicaba mi familia desde hacía varias generaciones.
¿De qué forma (R)Forest Project apuesta por una ecología millenial?
(R)Forest rompe muchas barreras y hace una ecología millenial. En las antiguas ecologías todo el mensaje era radical y destructivo, de crítica y culpabilizar. Está muy bien poner cara a los problemas, pero se centraban demasiado en ese mensaje. Otro tema era que no tenían la capacidad de las nuevas generaciones de conectarse dentro de un escenario que es la hiperconectividad. La hiperconectividad permite una comunicación muy rápida.
(R)Forest es una estructura reforestadora muy profesional y técnica, pero con un canal abierto de comunicación más allá de esa página web o esas estructuras que eran lentas. Ahora, de repente, llega una ecología millenial, rápida y ágil que comunica, sobre todo, mensajes esperanzadores, alentadores y muchas soluciones.
¿Cuáles han sido los principales hitos de (R)Forest Project”?
En términos de reforestación, hemos logrado grandes hitos. Así, hemos plantado 72.000 árboles en menos de cinco años. El primer gran hito fue la colaboración con Montblanc. Al poco tiempo de crear la fundación, yo trabajaba de imagen para ellos. Al verlo, me dijeron que era precioso lo que estaba haciendo y que querían ser el primer sponsor. Esto para mí fue un alivio y una alegría porque iba a crecer más rápido. Empecé el proyecto con fondos propios y esta ayuda fue inestimable. Después, Chocolates Trapa me propuso plantar 10.000 árboles en todas las provincias españolas. Fuimos a por ello.
Para finalizar, ¿cómo vives la experiencia cuando reforestas junto a tus hijas? ¿Cuál es el mensaje final que te gustaría transmitir?
El mensaje final es que tenemos que creer en nosotros mismos. Creo en el poder de la responsabilidad individual, es la base de todo este proyecto, un tema que a mi me parece muy importante transmitir a mis hijas. De las lecciones número 1 de la vida es: “Chicas, creed en vosotras mismas, que nadie jamás os diga que no sois capaces de hacer algo”.
En términos de reforestación y sostenibilidad, mis hijas pequeñas y yo empezamos con un primer paso y nadie creía en nosotros. El mensaje de todo el mundo era: “para qué vas a hacer esto”, “no sirve de nada”, “no vas a cambiar el mundo”. Mis hijas y yo hicimos caso omiso a estos comentarios, creímos en nosotras mismas y lo hemos conseguido. Estamos avanzando a pasos de gigante con algo en lo que nadie creía. Por eso hay que recordarlo siempre: somos capaces de hacer cualquier cosa que nos propongamos.
Más información sobre Fernando Ojeda y (R)Forest Project en su sitio web. Puedes leer también el artículo que hemos publicado sobre su historia inspiradora en la comunidad de #AmbassadorsForThePlanet.