La Federación Española del Vino representa desde 1978 los intereses de las bodegas españolas. Desde su creación la Federación ha promovido las buenas prácticas sostenibles en este sector económico. ¿Cómo ha sido esta evolución?
La labor de organizaciones como la nuestra es precisamente adelantarnos a las necesidades del sector y a los temas que van a tener un papel crucial en la agenda de las empresas y la sostenibilidad es uno de esos asuntos cuya importancia ha crecido exponencialmente en los últimos años pero que desde la FEV ya veníamos promoviendo desde mucho antes.
Por citar solo un par de ejemplos, en 2008 la FEV fue impulsora junto a otras asociaciones europeas del sector de la creación de Wine in Moderation, que nació como un compromiso sectorial frente a las autoridades europeas en materia de alcohol y salud y que hoy día es un movimiento internacional con miles de colaboradores en todo el mundo para promover una cultura sostenible del vino desde distintas perspectivas: comunicación responsable, educación y formación de los profesionales e investigación científica en relación al vino sostenible.
Y tres años más tarde, en 2011, organizábamos en Barcelona la jornada Wineries for Climate Protection con la participación de más de 300 empresas y el por entonces Enviado Especial de la ONU para el Cambio Climático, Ricardo Lagos. En aquella reunión se aprobó la Declaración de Barcelona como un decálogo de acciones del sector para un desarrollo sostenible que no comprometa los recursos y las condiciones de vida de la humanidad. Ese decálogo y la propia jornada en sí son el germen de nuestro actual certificado WfCP que ya cuenta con 40 bodegas certificadas en toda España.
En cualquier caso, me gustaría destacar que el sector del vino tiene una particular idiosincrasia que lo hace especialmente sensible a estas cuestiones y eso facilita nuestra labor como asociación a la hora de promover acciones en este sentido. El sector del vino en España, y prácticamente en todo el mundo, está formado en su mayoría por pequeñas y medianas empresas que tienen un estrecho vínculo con la naturaleza y la agricultura y también con el territorio en el que desarrollan su actividad, donde cuentan con gran implicación en su desarrollo social, económico y cultural.
De alguna manera, esto hace que las empresas lleven a cabo prácticas sostenibles de manera innata, aunque no se comunicase o se pusiese en valor como si se hace hoy en día.
Dos grandes hitos de esta trayectoria son los certificados RS que han promovido: Wineries for Climate Protection y Wine in Moderation. ¿Podrías explicarnos su alcance y objetivos?
Wineries for Climate Protection es la primera y única certificación específica para el sector del vino en materia de sostenibilidad medioambiental verificada por un tercero independiente y su objetivo es situarse como referente internacional en el ámbito vinícola y medioambiental, buscando soluciones y mejores prácticas para las bodegas.
Desde su puesta en marcha en 2016 hasta hoy el esquema de certificación WfCP define los criterios que debe cumplir una bodega sostenible en su sentido medioambiental. Las bodegas que cumplen con dichos criterios pueden solicitar su certificación a una de las entidades autorizadas para ello y, en caso de obtener un informe de verificación favorable en base a los criterios de evaluación del reglamento, obtienen el certificado Wineries for Climate Protection que les define como una bodega medioambientalmente sostenible.
El certificado está orientado a la mejora continua y a la sostenibilidad de las bodegas, actuando en cuatro pilares fundamentales: reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), gestión del agua, reducción de residuos y eficiencia energética y energías renovables.
Como se puede ver, el origen del certificado es medioambiental, pero precisamente este último año hemos estado trabajando intensamente en una ampliación del sello para añadir criterios de sostenibilidad social, económica y buen gobierno. Esta era una demanda clara de la distribución, sobre todo en el centro y norte de Europa, y nos hemos puesto en marcha para que a partir del próximo año sea ya una realidad, dejando un periodo de adaptación para que las bodegas que actualmente están en posesión del certificado puedan también cumplir con los nuevos requisitos.
Por lo que respecta a Wine in Moderation, se trata de un movimiento que busca promover una cultura sostenible del vino basada en su consumo con moderación y dentro de una dieta y estilo de vida saludable para contribuir desde el sector a luchar contra los efectos del consumo abusivo de vino en la sociedad. Actualmente son 15 los países que cuentan con algún coordinador nacional de las acciones que se llevan a cabo (en el caso de España el coordinador es la FEV), tanto de Europa como de Sudamérica, y más de 1.600 entidades de toda la cadena de valor del vino están adheridas al movimiento como colaboradores, compartiendo los principios y valores de Wine in Moderation.
En España, por ejemplo, dentro del programa WiM se han llevado a cabo campañas de concienciación como fue el caso de “Quien sabe beber, sabe vivir”, financiada con fondos europeos. Otro de los mayores hitos es el de haber implementado un Código de Comunicación Comercial del Vino que define las pautas para una comunicación sectorial responsable y cuyo control está encomendado a Autocontrol de la Publicidad. Este Código es de obligado cumplimiento para las más de 800 bodegas que forman la FEV pero también para aquellas otras entidades que se han adherido al programa de forma voluntaria.
En definitiva, Wine in Moderation proporciona información y herramientas a los profesionales del sector para que presenten el vino de forma responsable e inspiren a los consumidores a disfrutar al máximo del vino y su cultura de una manera saludable, positiva y socializadora.
¿Qué otros proyectos está impulsando la FEV en los ámbitos del cambio climático y transición energética, economía circular y Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)?
En los últimos años son muchos los proyectos que tenemos entre manos en estos ámbitos. Sin ir más lejos, hace apenas dos meses presentábamos junto a Ecovidrio la primera Guía de Ecodiseño específica para bodegas cuyo objetivo es ofrecer las mejores prácticas del mercado y el conocimiento técnico más puntero para reducir el impacto ambiental de todo el ciclo de vida del envase de vino y sus elementos asociados.
Por otra parte, en 2020 trabajamos en un ‘Plan de actuación del viñedo contra el cambio climático’ que recoge y cuantifica las necesidades del sector en relación a medidas de mitigación y adaptación al cambio climático. Este plan fue presentado tanto al ministro de Agricultura como a la titular de Transición Ecológica, con el fin de que las medidas incluidas sean tenidas en cuenta a la hora de establecer líneas de ayudas públicas que puedan ayudar a las empresas en el proceso.
Estos son solo algunos ejemplos que aparecen recogidos en un documento titulado ‘El sector del vino y el papel de la FEV en los OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE’ que está disponible en nuestra web y en el que precisamente quisimos poner encima de la mesa los esfuerzos que tanto desde nuestra organización como desde el conjunto del sector se están llevando a cabo en relación a los distintos ODS.
¿Qué valor otorgáis a la puesta en valor, comunicación y difusión de las buenas prácticas socialmente responsables en vuestro ámbito?
Nos parece fundamental, siempre por supuesto que sea veraz y en base a una realidad contrastada. Por eso creemos que es tan importante que, en la medida de lo posible, las buenas prácticas y acciones de las empresas en materia de sostenibilidad estén avaladas por un tercero independiente, como ocurre en el caso de nuestro certificado Wineries for Climate Protection.
Como decía antes, nuestro sector es sostenible por naturaleza y, precisamente por eso creo que en el pasado quizás no hemos sabido contar todo lo que hacemos porque lo dábamos por hecho. Pero ahora se ha visto que al consumidor estos atributos le importan y debemos ser capaces de poner en valor todo lo que hacemos y hacérselo llegar de una manera honesta. En la medida en que seamos capaces de transmitir todo lo bueno que hay detrás de una copa de vino, más allá de su evidente calidad, estoy seguro de que esto también contribuirá a una mayor valorización de nuestros productos.
¿Cuáles van a ser vuestros próximos retos y desafíos de cara a los próximos años?
A corto plazo son muchos los asuntos en los que estamos trabajando pero si pensamos más en el horizonte a medio y largo plazo y desde un punto de vista estratégico, hay dos asuntos clave en los que nuestro sector se juega mucho como el cambio climático o las políticas de salud pública prohibicionistas que al final afectan al conjunto de la sociedad y para las que debemos responder desde el ámbito de la sostenibilidad y la ciencia.
En esta línea, debemos seguir mejorando nuestro sistema de producción para hacerlo aún más sostenible y conseguir comunicarlo mejor a los consumidores, profundizando en los aspectos medioambientales pero integrando al mismo tiempo las dimensiones social y económica y colaborando con terceros siempre que sea posible para encontrar y compartir espacios comunes en materia de sostenibilidad.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables ‘La sostenibilidad en el sector del vino español’