El auge de la inversión socialmente responsable en España parece imparable. Solo en 2016 el crecimiento de los Fondos de Inversión Socialmente responsable crecieron un 16% y, actualmente, en nuestro país se gestionan 23 fondos de inversión de este tipo. Estos datos ponen de manifiesto el interés en la ISR en las decisiones de inversión, algo de lo que hablamos con Ignacio Perea, director de Inversiones de Tressis.
¿Cómo entienden la RSE en Tressis?
En Tressis vemos la RSE desde dos perspectivas: nivel compañía y nivel producto. A nivel compañía apostamos por una gestión responsable y fomentando la educación financiera. Además, estamos cerca de la sociedad, colaborando con diferentes ONG, como Fundación Aladina o la Asociación Española Contra el Cáncer, apostando por el mecenazgo cultural o el apoyo al deporte y causas benéficas, entre otras acciones. Por ejemplo, nuestro consejero delegado, José Miguel Mateo, y el director comercial, Carmelo Lázaro, han participado en la iniciativa que narra el documental “Cruzando Fronteras”. Una historia de superación que cuenta como, por primera vez en la historia, un equipo íntegramente formado por deportistas con discapacidad intelectual de la Fundación A LA PAR, ha participado en la “Powerade Madrid-Lisboa”.
Mientras que a nivel de producto lanzamos hace tres años diferentes carteras de inversión en clave de Inversión Socialmente Responsable, una más conservadora y otra más equilibrada, para ofrecérselos a los clientes.
¿Por qué decidieron lanzarlo hace tres años?
Vimos que había una demanda bastante importante desde el mundo de las fundaciones y las organizaciones religiosas, que nos pedían invertir en empresas éticas y sostenibles. Además, nos adherimos a Spainsif. Se puede decir que hemos recorrido un camino a lo largo del tiempo desde la implantación de la RSE en la empresa, hasta la creación de productos.
¿Cómo ve el mercado de la ISR?
El mercado de la ISR en España está abierto a cualquier persona que quiera alinear la rentabilidad de las inversiones con sus valores. No obstante, las fundaciones y las ONG se muestran más receptivas a este tipo de fondos, ya que están en línea con sus principios fundacionales.
En Tressis hemos comprobado durante los últimos años que cada vez hay mayor demanda. Así, nosotros ofrecemos carteras de inversión que gestionan distintos activos o productos mediante arquitectura abierta y criterios socialmente responsables; es decir, los mismos servicios ya que ofertábamos hace 15 años, pero con principios éticos y sostenibles. Estos productos generan una buena rentabilidad, menor volatilidad y permiten medir el impacto social.
Además de ONG y fundaciones, ¿quiénes son vuestros clientes en materia de ISR?
También estamos viendo un aumento de clientes provenientes de empresas familiares donde, por un motivo u otro, los fundadores tienen inquietudes sociales y una preocupación por el impacto que su actividad genera en el entorno. En cualquier caso, es un producto abierto a cualquier persona con sensibilidad hacia estas temáticas.
¿Cómo cree que se puede impulsar la ISR a nivel de usuario personal?
Siempre se ha puesto la excusa de que no había demanda, el problema en mi opinión está en que no se enseña la oferta. La mayoría de la ISR en España viene de la mano de gestoras internacionales que sí han sabido comunicar la existencia de este tipo de productos; sin embargo, las gestoras nacionales no se han puesto las pilas hasta que no han visto que se quedaban sin mercado. Los grandes fondos de inversiones con su visión a largo plazo y sostenibilidad han impulsado mucho el mercado español. Ejemplo de ello es el Fondo Soberano Noruego, que empezó a comprar posiciones en empresas del Ibex y empujó a estas a reportar información no financiera.
En líneas generales, gracias a la llegada de los fondos de inversión extranjeros con criterios éticos y sostenibles han creado tendencia en materia de ISR, que no una moda, en el mercado inversor español. Sin embargo, aún falta una mayor visibilidad del producto por parte de las entidades bancarias y una mayor educación financiera por el lado del cliente. Labor en la que nosotros intentamos aportar nuestro granito de arena.
El lema de Tressis es: “El impacto social es rentable” ¿cómo despertáis el interés del cliente?
Actualmente, estamos organizando junto con la Asociación Española de Fundaciones una serie de jornadas en diversas ciudades del país con la intención de dirigirnos a nuestro público objetivo, tratando de dar a conocer la ISR y desmitificando los prejuicios que tiene. Dejando a un lado la labor formativa, también estamos trabajando en informes no financieros que contengan métricas de gestión de la biodiversidad, huella de carbono, igualdad de género, etc. La intención es que el cliente pueda comparar la oferta y que despeje sus dudas a la hora de decantarse por un producto u otro.
¿Qué iniciativas tienen en materia de educación financiera?
Tenemos unos premios en varias ciudades de España dirigidos a universitarios. El concurso en cuestión premia con una beca de formación en Tressis a aquellos alumnos que elaboren el mejor trabajo sobre gestión y responsabilidad financiera.
¿Cómo se puede disminuir el desconocimiento en el ámbito financiero?
Creo que la clave está en la educación desde una edad temprana.
¿Cómo gestionan la ética interna en Tressis?
Tenemos un código de conducta obligatorio para todos los miembros que forman la compañía. Al entrar en Tressis el nuevo empleado firma este documento con la intención de evitar conflictos de interés. Además, como somos una sociedad de valores estamos regulados por la CNMV y sujetos a la Mifid, Directiva Europea de Instrumentos Financieros.
Por otro lado, hay una cultura participativa transversal a toda la empresa y que implica a todos nuestros empleados en la toma de decisiones. A modo de ejemplo, por petición popular acabamos de cambiar las máquinas expendedoras de comida que hay en nuestras oficinas por otras que tienen productos más saludables como frutas o ensaladas. Además, la empresa que se encarga de darnos este servicio emplea en su mayoría a personal con discapacidad.