Tras la aprobación de la normativa comunitaria necesaria, las compañías ya pueden presentar sus informes indicando cuáles de sus actividades contribuyen a los objetivos climáticos o los perjudican. ¿Creéis que las empresas ya están trabajando bajo este nuevo escenario?
En los últimos años hemos visto como cada vez son más las empresas que se comprometen y comunican sus objetivos climáticos y de descarbonización. Esta tendencia viene motivada por factores clave que están ejerciendo presión en las organizaciones.
Por un lado, la creciente demanda por parte de los inversores y consumidores para que las empresas sean transparentes en cuanto a su impacto climático y responsabilidad con la sociedad. Esto ha llevado a un aumento en la divulgación de información climática por parte de las empresas, incluyendo la medición y divulgación de emisiones de gases de efecto invernadero, objetivos de reducción de emisiones, uso de energías renovables y otros aspectos relacionados con el cambio climático.
Por otro, importante auge en materia de regulación normativa a nivel europeo y nacional. El reporte en materia de sostenibilidad deja de ser voluntario en cuanto los reguladores han implementado obligaciones sobre divulgación de información ambiental, social y de buena gobernanza. Hablamos de iniciativas regulatorias como la Directiva de Información No Financiera, el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles, que exige a ciertas empresas informar sobre su contribución a los objetivos climáticos o la taxonomía verde europea que obliga a las empresas a clasificar y reportar el grado de alineamiento de sus actividades económicas con los objetivos climáticos de la UE.
No cabe duda de que las empresas que ya están obligadas a ello sí que están trabajando bajo este escenario. Sin embargo, todavía falta madurez y, sobre todo, no solo contar con objetivos climáticos sino con planes creíbles, ambiciosos y consistentes para cumplir esos objetivos.
¿Qué opinión os merece el actual nivel de transparencia europeo sobre los negocios de las empresas?
Las numerosas iniciativas europeas en materia de reporte no financiero y obligaciones en sostenibilidad precisamente denotan la necesidad por subsanar una falta de consistencia, comparabilidad y rigor en la transparencia de la información no financiera de las empresas actualmente. Tienen el objetivo de homogeneizar los reportes de sostenibilidad y permitir la mayor comparabilidad y equiparación.
En numerosas ocasiones es muy cuestionable la credibilidad de las declaraciones de objetivos ambientales de las empresas. Todavía queda un largo recorrido para que esa transparencia pueda equipararse a la de los informes financieros.
Actualmente existen mecanismos para mejorar y respaldar la credibilidad y transparencia de las declaraciones de objetivos ambientales de las empresas, como la obtención de certificaciones ambientales reconocidas o la realización de auditorías externas.
Sin embargo, no es suficiente. La credibilidad también se basa en la coherencia entre las declaraciones de objetivos ambientales y las acciones reales de la empresa. Siendo muy importante realizar una evaluación crítica y buscar evidencia de las acciones y resultados concretos de las empresas para generar confianza en las afirmaciones y objetivos que se comunican.
¿Qué implicaciones y ventajas creen que puede tener para una empresa la nueva legislación?
Las empresas tienen la necesidad de no quedarse atrás y adaptarse al nuevo paradigma y exigencias demandadas por los inversores y reguladores, transformando y adoptando nuevas estrategias y planes relacionados con el cambio climático y sociedad para afrontar de la mejor manera esta nueva etapa regulatoria y demandante que van a exigir los stakeholders.
Ante este nuevo escenario y sus efectos directos en la actividad empresarial, es clave para las empresas el seguimiento, anticipación y cumplimiento de la normativa vigente en materia climática y ambiental a nivel europeo, nacional, autonómico y local.
Tanto las implicaciones como las ventajas son infinitas en cuanto la sostenibilidad se sitúa como un factor determinante para la generación de valor en los negocios. Por ello, la gestión de los aspectos ESG debe considerarse estratégica y fundamental ante el auge de la sostenibilidad en los mercados que llega a equiparar en importancia los aspectos ESG a los propios financieros, posicionándose como una oportunidad frente a los inversores.
Quienes apuestan cada vez más por un ejercicio mayor de transparencia entre las empresas en las que invierten, incluyendo en su agenda y toma de decisiones la gestión de los aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno, exigiendo un mejor desempeño a sus participadas.
¿De qué manera asesoráis a vuestros clientes y aliados para que no incurran en ‘blanqueo ecológico’?
Desde Forética, llevamos a cabo iniciativas y programas en cada una de las áreas ambiental, social y buen gobierno con el objetivo de impulsar la ambición empresarial hacia una gestión responsable en nuestros socios y aliados y a generar credibilidad y confianza entre nuestros grupos de interés.
De esto modo, apoyamos a las empresas en materia de sostenibilidad hacia el establecimiento de un compromiso de querer avanzar en su gestión responsable y sostenible. De hecho, Forética nació de la mano de la Norma SGE 21, el primer estándar europeo que permite implantar, auditar y certificar un sistema de gestión ética y socialmente responsable en las organizaciones. Esta norma plantea una estructura lógica y clara sobre cómo abordar los asuntos de sostenibilidad y responsabilidad social de manera integral en la organización, implicando a las distintas áreas corporativas y coordinando los recursos técnicos y humanos y las acciones necesarias para tal fin.
Además, desde el año 2021 Forética viene trabajando en unos criterios de adhesión a la organización para socios, adicionales a los ya existentes, que están contribuyendo de manera notoria a que las grandes empresas de Forética contribuyan realmente a la sostenibilidad en todas sus áreas. Estos nuevos criterios demandan a las empresas compromisos y actuaciones en materia de cambio climático y neutralidad climática, protección de la naturaleza y la biodiversidad, gestión de los derechos humanos, gestión de la igualdad, la diversidad y la inclusión en las empresas y transparencia.
¿A qué otros retos y desafíos se enfrentan vuestros stakeholders en cuanto a la transparencia informativa se refiere?
El reto continúa siendo la adaptación a las exigencias europeas y de las partes interesadas.
Cabe mencionar, con la esperada entrada en vigor de la Propuesta de Directiva en materia de debida diligencia, que el reto para las empresas ante la transparencia todavía será mayor. Esta iniciativa busca elevar la custodia de los aspectos ESG a la cadena de valor de las empresas y asegurar la correcta gestión de las condiciones del amplio abanico de proveedores e intermediarios.
Esta necesidad de adaptación y preparación de las empresas resulta clave en cuanto los aspectos ESG funcionan hoy como una licencia para operar en el mercado; y los responsables de las empresas deben trabajar por integrarlos en sus decisiones, estrategias, y procesos de debida diligencia, no solo para tener un mayor posicionamiento en el mercado, sino también, para mejorar su reputación y evitarán los riesgos de posibles litigios.
Cuando nos referimos a riesgos en materia de sostenibilidad, hasta ahora se habían posicionado principalmente como potenciales riesgos reputacionales, incluso financieros, pero cada vez más se posicionan como riesgos legales en cuanto las empresas están obligadas.
Y es que, la ampliación de los mecanismos y principios jurídicos tiene un efecto directo en el aumento de litigios relacionados con ESG, según un estudio publicado por el WBCSD, de un 25% en los últimos años.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: La taxonomía de la Unión Europea, herramienta de transparencia, en colaboración con Spainsif.