Nos reunimos con Cristina Ysasi-Ysasmendi, directora Corporativa de LLYC y del área legal que nos habla sobre la función de la Fundación LLYC durante momentos de pandemia, tratando proyectos muy relevantes como COVID Robots o David-19. Además, nos presenta el proyecto Voces Futuras, primer proyecto global de la compañía.
¿Cuál es la misión de la Fundación LLYC y cuál ha sido la evolución desde su fundación en el año 2016?
La misión es una contribución a la sociedad a través del nuevo know-how y expertise que tiene la propia compañía. En ese sentido, lo que busca es una contribución social, no tanto a partir de aportaciones económicas porque es una fundación pequeña y que aparece en el seno de una compañía pequeña, sino lo que busca es una contribución a través del voluntariado y el know-how que tienen los empleados en esta tarea. ¿Y qué es el know-how? Pues el conocimiento de diferentes aspectos de comunicación y asuntos públicos. En este sentido, es importante destacar que es una fundación cuya contribución y voluntariado se basa en las horas de los empleados.
¿Cuál ha sido la función de la Fundación LLYC en la lucha contra la COVID-19?
La fundación, que se constituyó en 2016, comenzó haciendo acciones relacionados con la comunicación, buscando acciones presenciales con contacto con las personas, de ayuda a colectivos más desfavorecidos, etc. La pandemia cambió radicalmente esas capacidades de acciones. No pudimos hacer acciones de contacto que son en las que principalmente nos enfocábamos y tuvimos que orientar nuestros proyectos relacionados con la pandemia a la ayuda a través de proyectos de comunicación para favorecer a determinadas entidades a generar fondos o conseguir la interacción de personas para ayudar. Tuvimos proyectos muy importantes relacionados con la acción de los Estados de la lucha contra la pandemia. El más destacado fue el proyecto COVID Robots, una acción que se inició por una persona de un equipo de Asuntos Públicos que tenía contacto con investigadores, científicos y con grandes empresas con capacidades logísticas y la verdad es que conseguimos participar en una acción importantísima que nos permitió implementar 185 bases de realización de tests. Traer esos robots desde otros países fue un gran despliegue logístico. En lo que contribuyó el equipo de Asuntos Públicos fue en la puesta en común de empresas muy importantes que pusieron los medios logísticos y a su vez a coordinar esto con las administraciones públicas a distintos niveles: local, autonómica y nacional. Ese fue un proyecto icónico que nació de la pura voluntad de querer ayudar y la capacidad de tener contacto con empresas grandes para la logística. También se hizo un proyecto muy relevante que fue David-19 junto al Banco Interamericano de Desarrollo para generar una app parecida al Radar COVID. Fue una acción con un desarrollo espectacular, pero que luego costó implementar porque creo que fue demasiado pionera: los países no estaban concienciados de la implementación de este tipo de instrumentos. En relación con la COVID-19, tuvimos diferentes acciones más locales que están en nuestra Memoria, acciones en España, en Latinoamérica… Evidentemente, el año pasado fue un año muy singular porque no pudimos hacer acciones de contacto, de formación, pero sí tuvimos una buena contribución.
¿Otros aspectos de salud que hayan trabajado?
Llevamos a cabo una iniciativa relacionada con la diabetes. Esto es una fundación en la que intentamos que la iniciativa parta de los propios empleados para asegurar que haya apoyo interno. Nosotros recibimos peticiones de ayuda de diferentes entidades, pero también los empleados proponen proyectos, que van al patronato y si encaja en la misión de la fundación, se aprueban. Una empleada que es diabética propuso una acción relacionada con esto: “Muévete por la diabetes” y la verdad que fue super bonito. Montamos unos retos entre operaciones para hacer ejercicio durante una semana y sumar los pasos que hacíamos por equipo y creamos engagement en la compañía.
Desde la Fundación LLYC también estáis muy comprometidos con la educación ¿podrías detallarnos algunos proyectos?
Tenemos un proyecto que se llama Voces Futuras que inició en el año 2019, lo que busca es unificar una acción en los países donde estamos presentes y este año lo vamos a lograr. Consiste en realizar proyectos locales de formación para personas en riesgo de exclusión social, sobre todo buscando ayudar a gente joven. El tipo de formación depende mucho de las entidades con la que nos asociamos en distintos países, pero es una formación en general en habilidades de comunicación, en la capacidad para presentarte en las entrevistas, en huella digital, en la mejora de presentaciones, discursos… Depende mucho del país, hay unos enfoques más elaborados en unos países y otro más sencillo de apoyo educativo en países donde nos unimos con entidades que trabajan con grupos de personas en situaciones más precarias. La verdad que es un proyecto muy bonito, este año nos vamos a asociar con la Fundación SM que es un apéndice de estas Voces Futuras donde se desarrollarán proyectos de educación. Lo nuestro no es solo educación en sentido general sino aportar a la formación y a las capacidades de desarrollo profesional de las personas.
¿De qué manera contribuye la Fundación LLYC a la lucha contra la pobreza?
Como te he dicho, hasta ahora mismo no somos una fundación de aportaciones económicas como pueden ser otras grandes fundaciones a las que nos encantaría aspirar. Pero, ¿cómo luchamos contra la pobreza? Pues a través de estos programas educativos que lo que buscan es ayudar a los colectivos en riesgo de exclusión y ayudando también en apoyo a iniciativas de entidades que sí tienen como objeto directo la lucha contra la pobreza.
¿Respecto a la función de la fundación en igualdad de género?
Pues este año nos hemos centrado, aparte de educación, en el tema mujer y el gran reto global es Voces Futuras, pero también estamos seleccionando entidades de los diferentes países en los que estamos con las que colaborar para apoyar a mujeres. Yo creo que ahí los ejes son varios: por un lado el apoyo a mujeres en riesgo de exclusión, sobre todo en aspectos relacionados con habilidades profesionales, y luego la lucha por la igualdad de género en cuestiones de discriminación, etc.
¿Cómo vinculáis el voluntariado corporativo de LLYC?
Desde que se formó la fundación los actos han sido progresivos en positivo, tanto en la capacidad de impacto como el número de personas que se han beneficiado directamente de la acción, el número de organizaciones, el número de voluntarios… En el año 2020 ha sido un número más estancado porque la capacidad de acción ha sido menor y a la gente le gusta el voluntariado de contacto. Es un voluntariado que parte de las iniciativas que pueden proponer los propios empleados o iniciativas que nos llegan de entidades que nos piden ayuda. No podemos ayudar a todo el mundo, porque no hay horas para ayudar a todo el mundo, y además, porque hay proyectos que no encajan en nuestra propia misión y función como compañía o porque hay proyectos en los que no hay interesados. No imponemos a nadie el proyecto. Nosotros contabilizamos las horas que voluntariamente prestan los empleados y eso se compensa con horas de trabajo: es un mecanismo muy sencillo y hay mucha implicación interna. En el año que yo llegué hicimos un reimpulso de la fundación y con el equipo que me apoya, que es extraordinario, estamos haciendo una labor de coordinación con todo los países, tenemos voluntarios en cada país: ellos se dedican a buscar los proyectos, a buscar con quién podemos asociarnos, conseguir que los voluntarios se apunten, etc. Y en eso estamos haciendo una buena labor interna de generación de compromiso.
¿Cuáles son los principales retos de la Fundación LLYC?
Nuestros principales retos son: por un lado, a nivel de España tener una buena red de entidades con las que colaborar de forma recurrente y tener una mayor presencia en las entidades que aglutinan al Tercer Sector y al sector de las fundaciones. Cada vez más incluirnos en esas redes de acción que te permiten poder ayudar a más gente, tener más oportunidades… Por otro lado, desarrollarnos como fundación a nivel global, en la medida de que estamos presentes en otros países en Latinoamérica, garantizar que no solo conseguimos hacer grandes proyectos en España, sino también que tenemos una gran contribución en los países en los que estamos presentes para ayudar a la sociedad de esos países y dar oportunidades a la gente que trabaja con nosotros porque tenemos clarísimo que esto es un gancho, para mí lo fue: cuando me fueron a contratar me gustó la idea de participar en una fundación.