¿Qué es una fundación comunitaria y cuáles son sus principales diferencias respecto a una fundación estándar?
Hace ya casi 20 años que somos la primera fundación comunitaria en España y entendemos que nuestro objetivo es el desarrollo de una zona geográfica concreta. En nuestro caso es el barrio del Raval, barrio central en Barcelona con 50.000 habitantes, desigualdad social muy elevada y con el impacto de colectivos culturales muy diversos.
Con esa situación, lo que hace la fundación es desarrollar políticas y proyectos conjuntamente con las diversas organizaciones, equipamientos culturales, administraciones, equipamientos y organizaciones sociales, vecinales y comerciales; es decir, todos los recursos que se concentran en este territorio se juntan alrededor de la fundación y ahí es el espacio de trabajo común: salir de la zona de confort de cada organización y trabajar soluciones comunitarias creciendo desde la cosmovisión de cada una.
Analizamos cada ámbito en el que queremos actuar, facilitamos este debate y espacio de trabajo en común para que sea lo más fácil posible y en el menor tiempo, y a partir de aquí co-producimos respuestas compartidas. Como organización no desarrollamos proyectos finalistas y tendría que ser una de las características especiales de las fundaciones comunitarias: que todas las organizaciones del territorio trabajen conjuntamente alrededor de proyectos compartidos y coproducidos.
Creo que esta es la principal diferencia con una fundación estándar. Las fundaciones estándar tienen sus programas, objetivos y sus misiones, y desarrollan sus proyectos. En nuestro caso, los proyectos son compartidos, liderazgos y ejecutados por organizaciones muy diferentes. Hay fundaciones, asociaciones, recursos de la administración, empresas, hay todo el entorno que en un territorio es fuerza económica, de origen público o privado, que se coordina desde la igualdad para dar respuesta a los retos de ese territorio: la mejora del bienestar social, la calidad de vida de los ciudadanos del territorio.
Somos una plaza pública, un espacio de trabajo comunitario, conjunto y compartido, y actuamos como una herramienta neutra que no va decantar de una organización hacia otra, sino que va a facilitar este trabajo en conjunto de todas las organizaciones. La idea es esta: somos herramientas útiles al desarrollo de un territorio y se basa en la participación de todos los actores de ese territorio. La fundación en nuestro caso tiene 50 patronos, empresas diferentes que forman parte del patronato, y llegamos trabajar hasta con 300 colectivos u actores diversos del barrio. Esa es la fuerza y diferencia del trabajo: ser más efectivos en el territorio aprovechando toda la economía pública y privada que existe para que se coordine, no trabaje sola y salga de su zona de confort para trabajar conjuntamente en aquellos programas que más interesen.
En nuestro caso son programas muy diversos y de muchos ámbitos: cultural, económico, inserción laboral, comercial, desarrollo comercial del territorio, salud comunitaria, crecimiento del apoyo a la participación ciudadana y vecinal en el barrio.
¿Por qué es necesaria en España la figura de las fundaciones comunitarias?
Porque en España tenemos un tejido asociativo y fundacional muy fuerte y potente. Tenemos empresas también potentes, instituciones culturales, bibliotecas, teatros, espacios más pequeños de micro actores que trabajan para la cultura, sistema sanitario que tiene centros de atención primaria y muchas actividades, y servicios desarrollados para responder temáticamente a los retos que tiene el territorio.
Si estos servicios públicos o privados son capaces de trabajar conjuntamente, entonces podemos ser más efectivos. Y superar la lógica de competición que puede haber en algún momento, incluso de no diálogo, y fomentar la cooperación, el análisis más real, porque cada uno tiene su capacidad de analizar el territorio desde su visión, compartirlo con gente que trabaja en otro ámbito u otra organización hace crecer propuestas de desarrollo compartidas más potentes y efectivas, y los propios programas de todos estos actores pueden mejorar creciendo al lado y cogiendo lo que les interesen de su entorno, y a la misma vez, aportando también al entorno. Ese cambio de paradigma para mí y la experiencia que vemos en el Raval lo facilita mucho la generación de espacios comunitarios compartidos, incluso de segundo nivel, no solo a nivel de ciudadanía.
Y eso se produce alrededor de grupos de trabajo que tiene que ser facilitados por organizaciones que puedan buscar financiación, apoyar los programas que se puedan desarrollar y puedan ser compartidos, no solo pueden ser de una organización como dice nuestra visión.
¿Qué importancia tiene para vuestra organización formar parte de la Asociación Española de Fundaciones?
En España es interesante porque tenemos mucho campo que recorrer. Nos encontramos con muchas ciudades, pueblos y barrios que tienen todo este tejido existente, pero el diálogo es mínimo o entra solo a una temática concreta. Todo lo que sea facilitar este trabajo en común o producción de respuestas compartidas, conocer al final los recursos que tiene un territorio para su mejora y ser más efectivos… si podemos conectar un mercado con una biblioteca, una asociación que trabaja con niños o con adultos mayores, una organización que hace inserción laboral o con un teatro, pues ahí podemos estar horas hablando de recursos que hay ahí en la calle y que muchas veces no trabajan conjuntamente. Los mismos recursos que dependen de la administración local, autonómica o estatal pueden apoyarse en este entorno.
Si ese liderazgo es compartido, y eso es lo que garantiza las fundaciones comunitarias, para nosotros es justamente eso: una casa de todos y de nadie. Un espacio neutro compartido que facilita esta producción conjunta y con lo cual aportaría muchas mejoras: la creación de estas fundaciones en los territorios donde se ha producido.
Lo vemos, lo notamos y ya nos imaginamos el trabajo para la mejora sin estas organizaciones, pues tampoco hay pocas. Si vamos a otros territorios u otros países sí que se han consolidado mucho más. Ahí tenemos mucho campo abierto. Esa es la buena noticia.
La mala es que no es fácil crear una cultura de fundación comunitaria, porque tiene que ser compartida, co-liderada, y si se genera un espacio independiente que tiene su valor por ella misma y que todo el mundo aprenda a participar constructivamente y a producir respuestas que tengan un valor añadido, y que a primera instancia nos parece que no nos va a aportar nada, pero con el tiempo se va consolidando, la gente se conoce y los recursos se comparten mucho más. Por eso creemos que proyectos de este tipo, yo te estoy contando un tipo de fundación comunitaria que es como la que tenemos, pero que posiblemente hay muchas visiones diferentes en ese sentido.
En todo caso, lo que está claro es que no hay tantas fundaciones y que facilitar su creación, que al final es mantener estructuras que puedan dinamizar los territorios, no estamos hablando de una inversión económica muy elevada y se tiene que ver como una inversión en el punto de la eficacia. Es decir, por muy poco dinero que invierto en fundaciones comunitarias, todo ese recurso que ya está en el territorio es más efectivo, llega más lejos y tiene un impacto más potente. Sobre todo, en esos espacios donde se tiene que apostar, barrios y ciudades donde hay más desigualdad social, donde hay una parte de la población que se puede quedar fuera de un desarrollo, cierto bienestar. Ahí es más importante que esa inversión pública y privada sea más efectiva. Por eso pienso que en España tenemos mucho campo para recorrer.
¿En qué medida se crea valor social, cultural y ambiental con vuestra actividad en las comunidades en las que estáis implantadas?
Cualquiera de los proyectos que generamos crean este valor añadido. Por ejemplo, en Navidad siempre colocamos luces en nuestras calles para que el comercio pueda trabajar, dar una sensación de navidad, etc. Si el ámbito comercial puede trabajar con el social y el de inserción de un mismo barrio, podemos pensar que a lo mejor esas luces que pagamos, compramos en ETTs y que nos muestran simbología a nivel de las fiestas de navidad, pues las podemos customizar más para mostrar nuestro territorio, donde esas luces se podrían producir en el mismo barrio por organizaciones sociales que contraten a gente en situación de paro en el barrio, que la formen y le den una oportunidad de experiencia laboral.
Y a la vez estas luces pueden mostrar, por ejemplo, a los vecinos si es un barrio intercultural, como es el Raval, mostrar a partir de fotografías a los vecinos de las diferentes culturas, diferentes líderes que son reconocidos y trabajan en el barrio, mostrar su realidad, qué identidad tienen y cómo se reconocen, ya que muchas veces son temas que nos cuesta trabajar, donde el 50% de la población de origen cultural de fuera de la UE y son una parte muy importante: colectivos del barrio que producen su cultura y hay que visibilizar.
Este es el proyecto Raval KM0. Desde hace seis años las luces de navidad las produce una cooperativa del barrio, contratando a vecinos en situación de paro que forma para producir estas luces y, al final, estas luces muestran, usando fotografías, la vecindad del barrio, abuelos y niños, diferentes tradiciones culturales y lo que queramos mostrar cada año. Al final, cualquier vecino de Barcelona que se acerque al Raval puede descubrir este Raval más desconocido con estas luces únicas, especiales, hechas de KM 0.
Ese es un pequeño ejemplo, pero lo podemos hacer en muchos ámbitos. Los hoteles del barrio son importantes, ya que pueden contratar con mirada social o no. Si los conectamos a la red laboral del Raval, pues trabajarán con las 20 organizaciones que hacen inserción laboral y a lo mejor una parte de la economía que llega a este barrio, que está gentrificado y tiene un impacto en el turismo, a lo mejor puede volver.
Lo importante es que los proyectos que salgan sean definidos por las organizaciones que participan en los espacios comunitarios, y nosotros somos facilitadores de estos espacios.
¿Cuáles son los otros grandes retos y desafíos de tu organización en cuanto a la creación de impacto se refiere?
Todos estos proyectos generan este valor añadido social, cultural y económico en el entorno, y tienen en cuenta a todos los actores; no se queda nadie fuera porque todo el mundo puede participar.
El reto principal es que participe el máximo de actores y operadores diferentes, sean de donde sean, que tengan importancia en el barrio, que quieran acercarse a estos espacios comunitarios de esas diferentes plenarias que tratan los diferentes retos.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Fundaciones Comunitarias