Ging Ledesma, Director of Strategy & Sustainable Impact en Oikocredit, ha hablado con Corresponsables sobre la labor de la cooperativa internacional, el impacto social generado por su entidad, los desafíos para el inversor de impacto social y el papel de la mujer en su sector.
¿Qué labor llevan a cabo en Oikocredit?
Oikocredit es una cooperativa internacional con sede en los Países Bajos y casi 50 años de experiencia dedicada a la inversión de impacto en los países del Sur Global. Fue uno de los primeros inversores privados en microcréditos y hoy, con una cartera de financiación del desarrollo de 1.010,6 millones de euros, es una organización importante y consolidada que invierte en microfinanzas.
Tenemos una amplia experiencia en la financiación de instituciones de microfinanciación, organizaciones de agricultura sostenible y proyectos de energías renovables. Las organizaciones en las que invertimos se encuentran en África, Asia y América Latina, muchas de ellas en forma de cooperativas, que a lo largo de los años han mejorado la vida de millones de personas.
La inversión de impacto de Oikocredit fortalece a organizaciones que ofrecen a individuos y comunidades del Sur Global acceso a microcréditos concedidos en condiciones especiales, diferentes de las que ofrece un banco convencional. A través de la microfinanciación, las personas, especialmente las mujeres, pueden emprender un negocio y tener ingresos, mejorando así su capacidad de ahorro.
Por otro lado, uno de los elementos diferenciadores de Oikocredit es que, además de recursos económicos en préstamos e inversiones de capital concedidos a sus organizaciones socias en los Países del Sur Global, también proporcionamos capacitación técnica, a través de formación en aspectos como asesoramiento técnico, formación en nuevos cultivos o programas de educación para adquirir nuevas habilidades y tecnologías.
¿Qué ventajas obtienen los inversores, tanto particulares como organizaciones, que apuestan por los proyectos sostenibles de Oikocredit?
El inversor, tanto particulares como organizaciones, que opta por invertir en los proyectos sostenibles de Oikocredit tiene una triple rentabilidad social, ambiental y económica, recibiendo como contraprestación de su aportación de capital el pago de un rendimiento justo.
El funcionamiento de Oikocredit se basa en captar capital de personas inversoras que quieren contribuir a cambiar el mundo y luchar contra algunos de los retos a los que este se enfrenta -poner fin a la pobreza y al hambre, lograr la igualdad de género, impulsar el empleo total y productivo o combatir la degradación ambiental- mediante la venta de participaciones emitidas por la cooperativa.
¿Cómo ayudan desde su entidad a fomentar la inclusión financiera?
Según datos del Banco Mundial, Global Findex Database 2021, a nivel mundial, más de mil millones de adultos no poseen un acceso adecuado a los servicios financieros formales y carecen de una cuenta en una institución financiera o proveedor de dinero móvil. Esto les imposibilita obtener un crédito confiable o la posibilidad de abrir una cuenta de ahorro.
Oikocredit ha logrado llevar los servicios financieros a 38 millones de personas en América Latina, Asia y África y el Caribe, de las cuales un 81% fueron mujeres emprendedoras y un 61% son clientes del mundo rural. Aportamos, junto a los recursos monetarios, formación financiera y/o en áreas como la agricultura sostenible o la energía renovable, además de prestar servicios de asesoramiento y secretaría técnica en aquellos proyectos que así lo requieren.
La cartera de inclusión financiera alcanzó 767,9 millones de euros en 2022 y constituye nuestra principal área de actividad.
Oikocredit trabaja con cooperativas de productores de cacao en África y América Latina, donde los pequeños agricultores viven en la pobreza ¿Cómo puede ayudar el consumidor a cambiar esto?
Para Oikocredit, la atención se centra en la producción sostenible, el uso cuidadoso de los suelos y los recursos naturales, las buenas prácticas agrícolas, y que las cooperativas y las empresas con las que trabajamos tengan prácticas de gestión responsables y traten bien a su personal y a sus miembros.
El chocolate es un producto mal pagado y es esencial aportar valor añadido a los países que producen la materia prima para contribuir a la distribución de la riqueza con la menor desigualdad posible. Por ello, es importante adoptar un enfoque ético.
El comercio justo repercute no sólo en las personas que lo producen o consumen, sino también en las comunidades donde se asientan, ya que las cooperativas desarrollan, a través de su función social, instalaciones médicas y sanitarias que sirven a toda la comunidad. Las mujeres son uno de los principales grupos favorecidos, ya que la gran mayoría de las cooperativas no sólo tienen programas de género, sino que cuentan con comisiones específicas que abordan la participación de las mujeres en la toma de decisiones de la propia cooperativa.
La producción de cacao, según los expertos, no está asegurada en el futuro ¿Cuáles son sus principales amenazas?
El futuro del cacao, corazón de la creciente industria del chocolate, está amenazada. El último informe de la National Oceanic and Atmospheric afirma que el cambio climático afectará a la siguiente generación de plantas de cacao y que el 90% de los cultivos ya no serán aptos en 2050.
La culpa de este agorero vaticinio la tienen una combinación de factores, que van desde el calentamiento global -el progresivo incremento de la temperatura de la tierra provocarán pequeñas fluctuaciones en el clima que afectarán directamente a las zonas de cultivo del cacao-, pasando por el cambio climático, la deforestación o las plagas. Incluso algunos científicos hablan de “la extinción del chocolate” en las próximas cuatro décadas.
¿Cuál ha sido el impacto social generado por su entidad en sus casi 50 años de historia?
Nuestros informes anuales e informes de impacto de las últimas décadas revelan nuestro compromiso y apoyo a una larga lista de cooperativas, asociaciones, instituciones de microfinanciación, empresas sociales y PYMEs. A su vez, estos cientos de organizaciones han llegado a millones de personas necesitadas de recursos financieros para mejorar sus vidas, las de sus familias y sus comunidades.
Pero más allá de este logro en cifras, podemos estar orgullosos del hecho de que mucho antes de que el término “inversión de impacto” se convirtiera en una palabra de moda para designar un sector, mucho antes de que la “inclusión financiera” se contemplara como un objetivo de los ODS -mucho antes de todo esto-, Oikocredit estaba haciendo el trabajo necesario para crear un cambio positivo en las vidas de las personas de bajos ingresos y sus comunidades; Oikocredit estaba haciendo el trabajo necesario para cambiar las reglas del juego en el sector financiero, apoyando el microcrédito que hizo posible que aquellos que antes eran considerados no bancarizables finalmente tuvieran acceso a recursos financieros. Y seguimos trabajando para cambiar las cosas y conseguir resultados.
A pesar de la incertidumbre económica mundial su compañía cerró 2022 con un resultado positivo de 8,5 millones de euros ¿Cuáles han sido los principales hitos alcanzados?
La implementación del plan estratégico 2022-2026, el desarrollo de nuestro nuevo modelo de captación de capital y el fortalecimiento de nuestra estructura de liderazgo han sido los principales hitos alcanzados, además del crecimiento de la cartera, particularmente en energías renovables y las sólidas mejoras en la calidad crediticia y el desempeño social.
Además, el desarrollo del nuevo modelo de captación de capital de Oikocredit ha demostrado ser una herramienta clave para salvaguardar su misión, mejorar la transparencia y garantizar que todas las organizaciones y personas elegibles puedan invertir directamente en respuesta a la evolución de las regulaciones del mercado financiero.
La nueva estrategia 2022-2026 se centra en apoyar a las comunidades en la creación de resiliencia, al tiempo que sigue dando prioridad a la inclusión financiera, la agricultura y las energías renovables.
Dentro de tu experiencia como Director Ejecutivo en Oikocredit, ¿cuáles son los principales desafíos para un inversor de impacto social como Oikocredit, particularmente en referencia a la sostenibilidad?
Uno de los retos actuales del sector es la falta de definiciones claras: ¿qué es impacto y qué es sostenibilidad? Muchos emplean estas palabras a la ligera, lo que reduce su significado. Por ejemplo, muchos inversores de impacto, especialmente los que trabajan en el sector de la inclusión financiera, afirman que el alcance es impacto.
Oikocredit no comparte esta opinión. Creemos que llegar al grupo objetivo es el primer paso, pero para tener un impacto social positivo es necesario asegurarse de haber identificado los productos y servicios adecuados, de haber formado al personal para que se comporte de manera responsable y ética, de contar con políticas y procedimientos para garantizar que los clientes no se vean perjudicados y de tener controles para supervisar eficazmente las operaciones y medir y supervisar los resultados.
Todo ello exige un compromiso por parte de la dirección, así como conocimientos, herramientas y recursos, muchos de los cuales están fuera del alcance de las instituciones pequeñas y medianas, de ahí la necesidad de apoyar el desarrollo de capacidades.
Ofrecer apoyo al desarrollo de capacidades conlleva sus propios retos. El desarrollo de capacidades debe basarse en una buena evaluación de las necesidades o de la organización. Encontrar buenos consultores que puedan “hablar el idioma” de los participantes, que realmente se preocupen por capacitar y empoderar a los participantes o a la organización en lugar de limitarse a ofrecer un producto estándar o una solución prefabricada, también puede ser un reto.
En relación con el trabajo de desarrollo de capacidades que realiza Oikocredit, ¿qué significa la capacitación y la formación para las organizaciones con las que Oikocredit se asocia? ¿Cómo las ayuda a empoderar a las personas de bajos ingresos, por ejemplo, a aquellas que desean iniciar sus propios negocios?
El objetivo del desarrollo de capacidades es provocar un cambio positivo, un cambio en la práctica, en la forma de hacer las cosas de una organización. Implantar el cambio en una organización es un reto: hay rotación de personal y, justo cuando se ha formado a la gente, se marchan y la inversión se va con ellos. También hay resistencia al cambio por parte de los interesados, por diferentes motivos.
El cambio es un reto que hay que gestionar y esa capacidad no siempre está disponible internamente en las organizaciones. La mayoría de los socios de Oikocredit son organizaciones pequeñas y medianas con escasos recursos para consultorías, por lo que esto les afecta especialmente. No disponen de mucho dinero para investigación o formación en nuevas tecnologías, que son esenciales en un mundo tan cambiante como el actual.
La oferta de capacitación de Oikocredit es a menudo el único apoyo que pueden obtener para acceder a nuevos conocimientos, habilidades, tecnologías e información.
Como mujer que se dedica a las finanzas éticas, ¿qué papel juega la mujer en este sector? ¿Cómo afecta la desigualdad de género en la financiación de proyectos en el Sur Global?
Las mujeres ocupan diferentes puestos en las finanzas inclusivas: desde presidentas de consejos de administración a consejeras delegadas, pasando por directoras financieras, directoras de operaciones, mandos intermedios, responsables de inversiones y clientas de instituciones financieras. Si hay algo que el microcrédito y las microfinanzas han cambiado es el panorama del sector financiero, donde hay más mujeres activas como clientes y, cada vez más, incluso en sectores puramente comerciales, hay más mujeres en la cúpula directiva.
La propia Oikocredit es un ejemplo del papel dinámico que desempeñan las mujeres en las finanzas éticas: nuestra Presidenta del Consejo, nuestra Directora General y nuestra Directora de Finanzas y Riesgos son todas mujeres; a nivel ejecutivo, 4 de los 6 directores son mujeres. Pero aún queda mucho camino por recorrer y el reto es que las mujeres den un paso al frente y aprovechen las oportunidades, pero también que las creen y no se limiten a esperarlas. Tenemos que creer en nosotras mismas, en nuestra voz, en nuestras perspectivas y en el valor y la contribución que aportamos. Aún queda mucho por hacer.