Ignacio Cuadrado, director General de Arla Foods, habla con Corresponsables sobre las políticas de responsabilidad social y sostenibilidad de la cooperativa láctea. Además, Cuadrado nos explica el funcionamiento del programa de calidad Arla Gardens y las medidas que están aplicando para optimizar el reciclaje y alcanzar las emisiones cero.
Arla Foods ha recibido recientemente el premio danés de Responsabilidad Social Corporativa en reconocimiento a su informe de responsabilidad social.
¿Cuál es la misión de Arla Foods?
La misión de Arla Foods es asegurar a nuestros ganaderos el mayor valor por su leche, creando a su vez oportunidades de crecimiento para ellos. Arla Foods no es una compañía de acciones, sino una cooperativa, en la cual nuestros dueños son alrededor de 8000 ganaderos que nos entregan todos los días, los 365 días del año, la leche a nosotros.
Nuestra visión es el desarrollo del sector lácteo para aportar salud e inspiración al mundo naturalmente. No solo nos preocupamos por recoger la leche de nuestros ganaderos sino que intentamos que esa leche la podamos recoger hoy, mañana y en un futuro lejano. Y crear nuevas oportunidades y líneas de negocio para su leche.
¿En qué consiste vuestro programa Arla Garden?
El programa Arla Garden es la clave en la que se centra toda la calidad de nuestro producto desde hace muchísimos años. Está en el ADN de nuestra compañía y es un control, a través de auditores externos, que se pusieron los ganaderos, para asegurar que su leche iba a tener la mejor calidad que se puede tener en el mercado.
Consiste en cuatro pilares muy rígidos que son: la composición de la leche, que siempre debe tener la mejor composición en proteína, grasa y minerales, y siempre tiene que ser de la mejor manera. Para ello a las vacas hay que alimentarlas de una forma determinada y está analizada, estudiada e individualizada cuál es la composición de la alimentación de cada uno de los animales de la granja. Esto no es tan sencillo como parece. Establece unos sistemas robotizados que deciden cuál es la mezcla de comida que tiene que tomar cada uno de los animales dependiendo de su estado (puede estar esperando una ternera en un determinado momento, por ejemplo). Y, dependiendo de las necesidades del animal, se requiere una alimentación que garantice que esa leche tiene la mayor calidad.
Es un robot que elige de diferentes silos una cantidad determinada de comida que puede ser pasto, soja, maíz… y, al final, lo mezclan con una melaza para juntar esa comida con el fin de que que la vaca la consuma lo necesario de cada uno de los alimentos para tener la mejor salud.
Se preocupa de la seguridad alimentaria, qué es lo que come cada una de sus vacas y de dónde procede. En nuestras granjas esto es algo muy normal y no hacen mucha publicidad de ello, pero en el norte en todas las granjas tienen unas hectáreas alrededor de ellas, en las cuales generan su propio alimento. Cuidan de cómo se genera ese alimento, qué parte de la tierra se queda en barbecho para, en otro año, tener los nutrientes; qué nutrientes, además, tienen que plantar para mejorar la alimentación de las vacas, etc.
A través de análisis continuos, se busca que la leche no tenga nunca ninguna sustancia que pueda ser dañina. Establecemos también que, cuando una vaca está en tratamiento, esa leche se ordeña, pero no se recoge. Está garantizado. Y si una vaca está enferma y está tratada con antibióticos, están establecidos qué antibióticos pueden utilizarse; no son los últimos antibióticos de amplio espectro fuertes, porque si no podríamos provocar en la población que consume nuestros productos una resistencia a los antibióticos. En Arla tenemos esto muy controlado por auditores externos para no adjudicar esa leche a nuestros productos.
Todo está controlado, es un esfuerzo tremendo que ellos mismos se han puesto porque si no cumplen todos los procesos que tienen establecidos en este programa de Arla Garden su leche no se recoge. Nunca avisan sobre cuándo van a hacer una auditoría. Si no cumplen con los estándares se les da un aviso y si en el segundo aviso no lo cumplen se les deja de recoger la leche durante un tiempo determinado. Si lo vuelven a incumplir salen de la cooperativa. Las normas son muy estrictas y con eso aseguramos siempre la máxima calidad de la leche y del bienestar animal.
En la granja es importantísimo, por ejemplo, que las camas de cada una de las vacas tengan un grosor determinado y se mide el grosor de la paja. Esto no es simplemente para que la vaca esté más cómoda sino para evitar problemas con la vaca. Con su peso, si no tienen una base muy flexible, podrían dañarse las rodillas y los codos, y eso podría producir infección, y con ello la necesidad de darle antibióticos y, de este modo, que no se pueda recoger la leche de esa vaca.
Las vacas están sueltas y van solas a ordeñarse, cuando están listas se meten en los carruseles y hay unos robots que les dan un masaje con un líquido caliente para que las ubres estén limpias. Esto además tiene un efecto anestésico y la máquina sabe exactamente dónde están las ubres, se conecta y sabe cuál es la vaca y la cantidad que tiene que ordeñar. Cuando termina de ordeñar el robot sale, le quita las ventosas, y las vacas se van directamente a esperar pacientemente, una detrás de otra, a rascarse con unos cepillos que tienen específicos para ello.
Yo hasta que no vi todo esto no me lo creía, pero es así. Cuando llegas a una vaquería, se nota que las vacas son felices si están calladas. Si entras a un establo y lo único que hacen es mugir, es porque las vacas están incómodas. Nuestras granjas son silenciosas. Es increíble y digno de ver. El bienestar animal es fundamental.
En cuanto a consideraciones ambientales, se está hablando ahora mucho de sostenibilidad. Yo desde que entré en una empresa escandinava -al principio, ahora ya es europea- a mí me llamó la atención todo el cuidado que tienen con la sostenibilidad en el norte de Europa, y nuestra empresa esto lo hace desde el principio.
Nosotros nos preocupamos de los pastos, de la calidad del agua, de que, en muchas de nuestras granjas, todos los desechos de las vacas se limpien continuamente y vayan a unas piscinas en las que se genera gas. Ese gas mueve un motor que se refrigera con agua y esa agua caliente pasa la granja para su uso normal, doméstico e industrial para mantener limpia la granja; la energía eléctrica se va a la granja y también a la línea general de electricidad. El producto, una vez que suelta todo el gas, es un abono de alta calidad que no huele y que se utiliza para fertilizar los campos para los pastos de nuestras vacas. Es decir, es una economía circular que estamos llevando a cabo desde hace muchos años, pero ahora lo estamos controlando más, porque lo que queremos y lo que necesitamos es, como todos, seguir todas las directrices de sostenibilidad.
Y también nos fijamos en los nutrientes. Hay una parte que no podemos producir en nuestras granjas que es la soja que utilizan nuestros animales para su alimentación, y que es necesaria, y está comprada y certificada para que no haya deforestación, empleo infantil, etc.
Desde tu compañía aseguráis que los ganaderos de Arla están entre los más sostenibles del mundo. ¿Como lográis que las granjas sean equitativas y sostenibles?
Lo primero y más importante para entender Arla es que es una cooperativa que funciona de una forma 100% democrática. Lo siguiente es que Arla, al funcionar de esta manera, solo tienen voto los ganaderos que entregan leche a la cooperativa. Luego, todos tienen la misma importancia en este sentido. Y ellos crean sus órganos de dirección; y sus órganos de dirección regionales están en comités de división que son los que crean el comité general que, al final, es el que nos traslada a los directivos qué es lo que tenemos que hacer.
Al final todos tienen los mismos derechos y obligaciones, y tienen las mismas obligaciones para ser sostenibles que ellos se han planteado. Si quieren seguir en este mundo y seguir teniendo negocio tienen que sostenibles y, a la vez, equitativos, porque ellos deciden cómo tienen que comportarse. Ellos establecen los precios de la leche que les tenemos que pagar, que se tienen que pagar ellos, porque es una decisión global. Al final consiste en determinar cuál es la composición proteica, cuál es la composición de grasa, y según esta composición ellos van a recibir una aportación. Son los dueños 100% de la compañía y, por tanto, ellos se dirigen y siguen estas directrices.
Arla Garden ya establece cómo debe ser para que sea sostenible, pero nosotros tenemos que ser, en el año 2050, CO2 igual a cero. Decir que una vaca o una granja va a emitir cero CO2 es complicado, pero hay que perseguirlo. Hemos firmado que en el 2050 nuestras granjas van a ser CO2 igual a cero.
A la vez, hemos creado lo que se llama el Climate Check, que es un programa donde se han juntado todos los ganaderos y se han establecido unos controles para determinar cuál es su huella de carbono. Para reducir esa huella de carbono lo primero que se ha de ver es por qué se produce. Se ha visto que tiene mucho que ver con la alimentación de los animales, y se han creado pastos que generan una serie de proteínas que provocan menos gases a nuestros animales. Con eso se consiguen reducir emisiones en la digestión del animal. Tenemos el programa para convertir en electricidad limpia los gases que captamos, utilizamos menos energía en nuestras granjas porque usamos parte de la energía calorífica, que se genera en los motores para calentar el agua que se utiliza posteriormente. También se han puesto paneles solares en las granjas para utilizar toda la energía solar que se pueda y conectarlo también a la red eléctrica para generar menos emisiones, porque no necesitamos energías fósiles.
Hemos llegado a acuerdos con compañías que pasan esos gases que obtenemos de los detritos para utilizarlos en nuestros vehículos de transporte de la leche a los centros de producción o de elaboración de productos lácteos. Usamos un sistema de camiones que van movidos con gas que nosotros mismos hemos obtenido de los detritos. O sea, economía circular, reducción de emisiones, captación del CO2 de distintas formas y, a la vez, toda el área que estamos obteniendo de pastos y la parte que dejamos en barbecho son secuestradores de CO2 también.
Estamos midiendo cuál es el impacto y cómo podemos ir reduciendo nuestra huella de carbono. Puedo decir que, actualmente, según los datos que estamos recogiendo en siete países europeos, somos la empresa láctea con menor impacto de CO2. Los ganaderos de Arla, en la producción de leche, están emitiendo 1,15 kg de CO2 por Kg de leche. Contando también con la emisión de CO2 de toda la parte agrícola. Si quitáramos todo lo que son las turberas, sería una media de 1,06 kg de CO2 por kg de leche, cuando la media de la producción mundial de leche, según la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), emite un promedio de 2,5 kg de CO2. Estamos muy por delante del resto, pero no nos conformamos. Nosotros sabemos que este control que estamos haciendo es el principio. Lo que estamos estableciendo es la base y desde este best line ver cómo podemos mejorarlo, cómo podemos llegar al 2050 con un CO2 igual a cero.
Sabemos que somos emisores de CO2 y lo que estamos haciendo es invertir en desarrollo científico, compartiéndolo con otras empresas y con grandes universidades, para ver cómo poder llegar al CO2 igual a cero en el 2050 con formas de captación. No sabemos cómo lo vamos a hacer al 100%, pero estamos reduciendo mucho y estamos investigando e invirtiendo para que eso ocurra.
El año pasado habéis llevado a cabo una optimización del reciclaje de vuestra marca Castello. ¿Qué medidas habéis tomado?
Las medidas que se están tomando no son únicamente para Castello sino para todos los envases de Arla Foods que, en los próximos años, van a ser totalmente reciclados o envases totalmente sostenibles.
Estamos trabajando con empresas de desarrollo de packaging, en las que hacen packaging 100% sostenible, de resinas de papel, y con plásticos reciclados, que se pueden reciclar porque, como sabéis, no todo el plástico se puede reciclar. También trabajamos en la reducción del plástico en todos nuestros envases, en todo lo que es posible. En el caso de Castello lo hemos hecho en los Castellos Decorados, que van a salir en breve, hemos eliminado bastante plástico y el que se usa plástico es reciclable. Pero en todo el envase de Arla Foods el plan es estricto.
En el 2030 todo el envase que estamos utilizando tiene que ser sostenible. Vamos muy rápido, lo que pasa es que hablamos de millones y millones de envases, entonces, se está haciendo por fases. En la leche, los yogures, postres lácteos… todo lo que es más rápido en el consumo diario, es lo primero por lo que se ha empezado. En España, por ejemplo, estamos ya produciendo nuestro packaging de queso Havarti y demás con un 30% de plástico reciclado. O sea, es un trabajo continuo y constante con unas metas muy claras de consecución establecidas por la compañía, en un plan a realizar. Diría que, como siempre, al final conseguimos las cosas con antelación, porque como hay que hacerlo sí o sí, la compañía trabaja para realizarlo antes, pero los hitos están puestos año por año en el Plan de Sostenibilidad.
Arla Foods recibió hace unos meses el premio danés de Responsabilidad Social Corporativa por su Informe de Responsabilidad Social ¿Que iniciativas destacadas se recogían en este informe y cuáles de ellas siguen en marcha actualmente?
Es un reporte que está y se puede leer en Internet y el premio se concedió a la empresa cooperativa en Dinamarca por ser más transparente y por todas las áreas que cubre; desde la gobernanza o la dirección que son las líneas de trabajo que seguimos, cómo hacemos esa gobernanza y, además, cuál es nuestro modelo de negocio. El informe habla también de nuestra estrategia de sostenibilidad y dice exactamente cuáles son los hitos a los que queremos llegar y cómo. Y recoge algo que es muy importante y es que nosotros no solo hablamos de que hay que tener un planeta sostenible, hay una cosa más importante que no podemos olvidar y es que tenemos que asegurar o hacer asequible la alimentación al mundo. Tenemos que buscar cómo tener un planeta mejor y mejor alimentado.
Trabajamos en la parte de un planeta más fuerte, nuestra ambición del medio ambiente, nuestras granjas, nuestras operaciones logísticas, nuestro packaging, cómo reducir el desperdicio…Y estamos trabajando no solo nosotros sino también con todos nuestros stakeholders y nuestros clientes en cómo reducir el desperdicio.
El producto orgánico, que no es tan importante en España o en el sur de Europa, sí lo es en todo el norte de Europa. Nosotros somos los mayores productores de leche orgánica en el mundo, quizá no lo sabe mucha gente, ya que no somos muy dados a hacer publicidad sobre ello. Nos preocupamos por la procedencia de las materias primas de las que nos abastecemos y de los controles que hacemos.
Cuando hablamos de “stronger people” o la fortaleza de la gente, hablamos de la salud. Nos preocupamos de cómo dar a nuestros consumidores el producto más saludable, desde la infancia hasta la adultez. Nosotros hablamos solo de cuatro ingredientes porque intentamos que en nuestros nuestros productos no haya aditivos. Nos encantaría que el consumidor viera las etiquetas de nuestros productos y comprobara que una loncha de nuestro queso no tiene ningún aditivo, que utiliza leche, cuajo, sal, fermentos lácticos y nada más, porque es lo que hay que utilizar para hacer un queso. Hasta nos llamaron del Ministerio de Agricultura para decirnos que teníamos que quitar de nuestra etiqueta que era un queso natural. Le mandamos nuestra composición y nos dijeron que, efectivamente, podíamos llamar nuestro producto natural, porque nuestros productos son 100% naturales.
En el informe se habla también sobre cómo Arla consigue que sus empleados estén a gusto en la organización, cómo los ganaderos y dueños están dentro de la organización y totalmente orgullosos de pertenecer a ella. Se habla del resultado de la compañía y las ambiciones y el progreso en cada uno de los datos del 2020, cómo hemos acabado el año después de esta pandemia, habla de la sostenibilidad, de la energía y el clima, de la seguridad alimentaria, de la nutrición y la capacidad de llegar a ella en el mundo, del desarrollo de la ganadería láctea internacional, de la salud, del trabajo decente, de la responsabilidad y de que cumplimos todas las leyes que se establecen. También tenemos establecidos unos programas anticorrupción tremendos, en Arla no se permite recibir regalos o pagar a nadie nada, está muy controlado y se establecen unas normas para ello. Todos los años hay seguimiento de anticorrupción y cualquier trabajador de la compañía puede, de forma completamente confidencial, denunciar cualquier tipo de injusticia o de mala práctica.
El informe recoge todo lo relativo al desarrollo del medio ambiente y social y cómo lo estamos haciendo, cómo seguimos las normas de las Naciones Unidas, el análisis de los materiales o políticas de accounting para ser lo más transparentes. Y todo esto que estoy comentando es solo el índice. Es una empresa súper transparente y esto es lo que se premió en Dinamarca.
Todo esto nos ayudó en nuestra capacidad para reaccionar y poder seguir sirviendo alimentos en el mundo de la forma más rápida durante la pandemia. Porque, si nos centramos en lo que ocurrió en el día después, lo cierto es que todo el mundo fue a comprar y nos encerramos en casa. Hay que acordarse que no solo estuvieron ahí los sanitarios, que lo hicieron muy bien y se lo agradecemos, había mucha más gente que estaba trabajando para alimentarnos. Todos ellos tenían que ir a las fábricas, tenían que seguir recogiendo leche, cuidar a las vacas y cuidar los pastos. Cómo toda la organización se puso en marcha para poder seguir funcionando en un momento en el que, de una semana a otra, subieron un 350% los pedidos, no en España sino en todo el mundo. Fue un ejemplo porque hasta los empleados veían que el food service estaba parado y se pusieron a trabajar en las fábricas para ayudar a esta situación, para hacerlo de la mejor manera posible y poder servir en el mundo.
Hay proyectos que te hacen estar orgulloso de trabajar en esta compañía. Si estamos trabajando en África no solo queremos vender productos allí, sino que les ayudamos a desarrollar sus granjas de la manera más sostenible para que tengan la mejor calidad en su leche. Para ello les apoyamos con planes desde Dinamarca y, al final, eso es un orgullo. Nosotros no valoramos el hecho de poder dar todos los días un vaso de leche a nuestros hijos, pero en muchas zonas de Asia o África no pueden dárselo. Entonces, se desarrollan proyectos para que esos niños puedan tener una mejor nutrición y se les pueda garantizar ese vaso de leche. La solución de la compañía fue crear sobres, monodosis, que se venden en quioscos en zonas menos desarrolladas. Así ayudamos a que haya una población infantil mejor alimentada. Y son proyectos que está estableciendo continuamente la compañía, que están en ese informe y que te hacen sentir orgulloso.
Todo esto es un poco lo que contiene este reporte y lo que se ha premiado, la transparencia de la compañía. En España no podemos contar todo esto porque nos dedicamos a trabajar para vender nuestros productos y no tenemos tanto tiempo para estar diciendo las bondades de una compañía, que tiene muchísimas.