Para empezar, Gloria, ¿Puede hablarnos de la Responsabilidad Social de su organización, de cómo ha evolucionado estos años hasta la actualidad y cuáles son actualmente sus principales áreas estratégicas?
Desde Hemper, solemos decir que nuestra empresa no tiene una “parte” de responsabilidad social, sino que desde su origen fue concebida para abordar un problema social y medioambiental. Toda nuestra actividad está diseñada para sostener esta solución, integrándola de forma integral en nuestra operativa.
En nuestro caso, la problemática que buscamos resolver se centra en la industria de la moda, una de las más contaminantes y competitivas a nivel global, y que enfrenta actualmente desafíos medioambientales y sociales de gran magnitud. Desde el principio, nos planteamos cómo transformar la moda en un sector que, además de reducir su impacto negativo, genere un cambio positivo tanto social como ambiental. Así nació Hemper hace nueve años, con una línea de investigación para desarrollar una cadena de producción que no solo minimice el daño, sino que sea regenerativa y aporte beneficios en ambos frentes. Esta cadena de producción está basada en cuatro pilares fundamentales.
El primero es el uso de una planta extraordinaria: el cáñamo. Elegimos esta planta no solo porque está libre de químicos tóxicos en todo su procesamiento, sino porque cuenta con propiedades regenerativas únicas. El cáñamo ayuda a regenerar el sustrato del suelo, absorbe el doble de CO₂ que otras plantas y no requiere cultivos intensivos ni el uso de pesticidas o fertilizantes químicos. Es una planta muy eficiente y sostenible que, lamentablemente, ha quedado relegada con la industrialización del algodón y el poliéster. En Hemper, buscamos devolver al cáñamo su protagonismo en la industria textil, promoviendo su uso y destacando sus beneficios como materia prima limpia y regenerativa.
En segundo lugar, priorizamos procesos respetuosos con el medio ambiente, como el uso de tintes naturales, que garantizan que nuestra producción esté completamente libre de químicos dañinos.
El tercer pilar es el impacto social. En Nepal, un cuarto de la población vive por debajo del umbral de la pobreza (menos de 1,9 dólares al día), en un contexto donde la industrialización y la inversión extranjera son muy limitadas debido a su geografía montañosa. Nepal, que históricamente depende del turismo y de las remesas, conserva un saber hacer artesanal único en el trabajo con cáñamo. Por ello, decidimos crear una cadena de producción liderada por artesanos locales en situación de vulnerabilidad, ofreciendo empleo estable y digno. Este modelo no solo genera riqueza en comunidades desfavorecidas, sino que también brinda oportunidades para que estas personas prosperen económicamente, rompiendo con la precariedad de empleos temporales o mal remunerados.
Por último, trabajamos en la recuperación cultural textil. Creemos firmemente que los problemas actuales de la industria de la moda pueden resolverse tanto con tecnología innovadora como con un retorno a las tradiciones. Rescatamos técnicas ancestrales, como el uso de tintes vegetales, que fueron desplazadas por la llegada de los químicos, demostrando que es posible crear una moda sostenible y respetuosa con el medio ambiente mediante estos métodos tradicionales. De esta manera, no solo solucionamos problemas actuales, sino que también preservamos y valorizamos la riqueza cultural de las técnicas textiles del pasado.
¿Qué iniciativas o proyectos nos podría compartir de su estrategia de Responsabilidad Social, y cuáles son sus principales beneficios y beneficiarios?
Nuestra estrategia de Responsabilidad Social no se plantea como algo paralelo a la actividad de la empresa, sino que está totalmente integrada en su funcionamiento. Esto significa que, a medida que Hemper crece, también lo hacen los beneficiarios y el impacto positivo generado. Si diversificamos nuestros productos o ampliamos nuestra colección, involucramos a más artesanos, incorporamos nuevas técnicas y materiales, y recuperamos tradiciones. Por ejemplo, además del cáñamo, recientemente hemos comenzado a trabajar con cerámica artesanal, una disciplina con una fuerte tradición en Nepal. Esto nos permite expandir el alcance de nuestra cadena de producción mientras promovemos la riqueza cultural y económica de la región.
Una parte esencial de nuestra estrategia consiste en acompañar a los talleres con los que colaboramos. En Nepal, muchos dueños de talleres carecen de formación empresarial básica, como saber gestionar un taller o usar herramientas como Excel. Por ello, contamos con un equipo local que, además de garantizar la calidad de producción, capacita a estos emprendedores en gestión empresarial y técnicas de producción más eficientes. De esta forma, no solo mejoramos nuestra cadena de suministro, sino que ayudamos a los talleres a crecer y diversificar su base de clientes. Este acompañamiento se realiza siempre a través de la compra de sus productos, asegurando que el apoyo tenga un impacto real y tangible. No creemos en formar y luego abandonar, sino en construir relaciones sostenibles que permitan un crecimiento conjunto.
Otro aspecto clave de nuestra estrategia es la colaboración. Por ejemplo, recientemente lanzamos una colección junto a Topmanta, una marca de moda sostenible en Barcelona que apoya la integración de migrantes mediante empleo y regularización. Este tipo de proyectos nos permiten visibilizar iniciativas que comparten nuestros valores, al tiempo que ampliamos nuestro alcance. Además, cuidamos mucho nuestra comunicación. Nos alejamos de los estereotipos tradicionales de la moda y buscamos construir un universo estético diverso y reivindicativo.
En este contexto, lanzamos los Premios Amiga para celebrar nuestro aniversario. En lugar de centrarnos en nosotros mismos, quisimos dar protagonismo a otros proyectos y personas alineados con nuestros valores. Los premios cuentan con categorías que destacan el impacto social, la creatividad y el emprendimiento lento y sostenible. Nuestro objetivo es reivindicar que emprender es un proceso creativo y a largo plazo, y no solo una carrera para lograr resultados inmediatos. Queremos promover la importancia del esfuerzo continuo y del aprendizaje a lo largo del camino.
Finalmente, utilizamos Hemper como plataforma para el activismo. Lo hacemos de manera creativa y accesible, como en nuestro podcast en colaboración con Miller & Marc, donde entrevistamos a emprendedores sobre los errores y dificultades que enfrentan. Este enfoque busca desmitificar el éxito empresarial y mostrar que el emprendimiento también implica desafíos y lecciones valiosas.
¿Qué importancia tiene para su entidad la comunicación de la Responsabilidad Social y cómo lo trabajan?
La comunicación de la Responsabilidad Social en Hemper está profundamente integrada en todo lo que hacemos, desde el producto hasta nuestras plataformas digitales. Por ejemplo, cuando un cliente recibe uno de nuestros productos, este incluye un mapa del mundo que señala la ubicación de Nepal, un país muchas veces desconocido. Este mapa no solo tiene un diseño atractivo, pensado para que pueda ser colocado en casa, sino que también incluye una explicación detallada de nuestro proyecto y del impacto que genera. Es una forma de conectar directamente con el cliente y de darle contexto sobre la historia detrás del producto.
En cuanto a nuestras estrategias de comunicación, las redes sociales y las plataformas digitales son nuestras principales herramientas. A través de estos canales, compartimos constantemente nuestro trabajo, explicamos los procesos detrás de cada producto y mostramos el impacto que generamos. Creemos firmemente que contar nuestra historia es esencial para que las personas comprendan el valor de lo que hacemos. Sin esta comunicación, sería mucho más complicado transmitir la relevancia de nuestra propuesta y conectar con nuestro público.
Además, utilizamos el poder de la estética para destacar. Fotografías bien logradas y vídeos de calidad que documentan nuestro proceso de producción son fundamentales para captar la atención y generar interés. Mostrar la belleza del trabajo artesanal, de los materiales y del impacto que logramos no solo informa, sino que también inspira y engancha a quienes nos siguen.
¿Cuál considera que es la situación actual de la RSE en nuestro país y sus principales barreras y desafíos de futuro?
La situación actual de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en nuestro país es complicada, especialmente en el sector de la moda. Cuando comencé hace años, no me imaginaba que llegaríamos a este punto. Pensaba que las estrategias de sostenibilidad se adoptarían de manera genuina, pero actualmente nos enfrentamos a un panorama marcado por el greenwashing, un desconocimiento generalizado y, en muchos casos, una indiferencia por parte de los consumidores. A menudo, los clientes se conforman con lo mínimo o ni siquiera prestan atención a estas cuestiones.
Creo que el sector necesita un cambio sistémico profundo. Es necesario replantearnos cómo consumimos ropa y cuál es su propósito. La ropa no debería ser un producto desechable que se utiliza durante unos pocos días o semanas. Si revisáramos nuestros armarios, encontraríamos suficiente ropa para vestirnos durante meses sin repetir. Sin embargo, la industria ha transformado la moda en algo rápido y barato, asociado a una constante necesidad de validación que no debería ser su función principal.
Históricamente, la ropa ha cumplido roles funcionales y culturales. Ha sido un reflejo de los momentos históricos: progreso, recesión, creatividad o austeridad. Ahora, la moda también indica el estado de nuestra sociedad, donde todo se mueve con rapidez y la durabilidad ha pasado a un segundo plano. Necesitamos cambiar esta mentalidad y fomentar el aprecio por prendas duraderas que nos acompañen a lo largo del tiempo, al igual que ocurre con piezas de valor sentimental, como una joya de boda.
Además, debemos reconocer que el modelo actual es insostenible para las personas y el planeta. La producción textil a este ritmo no es viable, ni desde un punto de vista medioambiental ni humano. En España, enfrentamos un desafío adicional: somos el hogar de uno de los mayores grupos textiles del mundo, lo que dificulta la competencia y limita la posibilidad de transformar radicalmente el modelo de negocio de grandes empresas que generan tantos empleos y riqueza.
Aunque soy partidaria de que el cambio debe impulsarse desde dentro del sistema, reconozco que esto es complicado. El consumidor está saturado de información, lo que ha generado desconfianza y, en algunos casos, apatía. Sin embargo, veo con esperanza el auge del mercado de segunda mano, que está avanzando significativamente y representa un paso en la dirección correcta.
¿Y cuáles son los próximos retos y desafíos de Hemper en esta materia y cómo los piensan llevar a cabo?
Los principales retos de Hemper en materia de sostenibilidad giran en torno a competir en el mercado sin sacrificar nuestros estándares de sostenibilidad. Este desafío está directamente relacionado con factores como el precio y la naturaleza de nuestro producto.
Crecer a un ritmo más lento es una consecuencia natural de mantener nuestros valores, ya que priorizamos procesos sostenibles y éticos frente a una producción masiva y acelerada. Por ello, nuestra tarea constante es encontrar maneras de seguir siendo competitivos sin comprometer nuestra misión. Básicamente, ese es nuestro mayor desafío: equilibrar el crecimiento empresarial con la fidelidad a nuestros principios.
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