Desde su experiencia en BIKO, ¿cómo ven que las empresas están integrando los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en sus estrategias corporativas y operaciones diarias? ¿Podría compartir ejemplos concretos de cómo han ayudado a las organizaciones a alinear sus estrategias de negocio con estos objetivos globales?
Desgraciadamente, es un bajo porcentaje de las empresas el que está integrando los ODS en sus estrategias. Si bien es cierto que las métricas de impacto positivo están cada día más presentes en las empresas de manera estratégica, los ODS son reflejados más como imagen que como una métrica de progreso más.
Hemos ayudado a empresas y organizaciones del tercer sector a crear una visión global, gracias a acompañarlos en la creación de sus propias agendas ODS. Decimos acompañarlos, ya que en BIKO no trabajamos como una consultoría al uso. Es la organización la que realiza el trabajo, con nuestro equipo como acompañante, de guía. No queremos que dependan de nosotros, queremos que sean autónomos, para así disponer de más tiempo para “educar” a otras organizaciones. Esto, aunque no lo parezca, es un tanto egoísta, ya que hay tanto que hacer que preferimos polinizar muchas flores que centrarnos solo en una.
En el contexto de medir y comunicar el impacto social y ambiental, ¿qué desafíos y oportunidades identifica al desarrollar e implementar métricas de impacto efectivas? ¿Cómo puede una organización asegurar que estas métricas sean tanto relevantes como fiables?”
Los desafíos son muchos. El primero: hacer entender a las empresas que integrar las métricas de impacto y, por lo tanto, la sostenibilidad en su más amplio sentido es una garantía de futuro, es hacer la empresa más resiliente. La sostenibilidad es el equilibrio entre tres ejes, el social, el ambiental y el económico, con el cultural como pegamento transversal de los anteriores. La sostenibilidad no es un gasto, es una inversión.
Asegurarse de que las métricas empleadas son relevantes y fiables pasa por escoger la más adecuada al tipo de organización y al camino que quiere elegir. Cada día hay más opciones, lo que posibilita utilizar un traje a medida para la organización.
Considerando la importancia de las alianzas para alcanzar la Agenda 2030, ¿qué recomendaciones daría a las empresas que buscan establecer o fortalecer colaboraciones con otras entidades, incluidos los sectores público y no lucrativo, para maximizar su impacto en los ODS?
Las alianzas, la colaboración, son perfectamente entendidas por todas las organizaciones. En BIKO apostamos por la colaboración radical, las alianzas entre iguales. Es fácil aliarse con alguien que nos complemente, que nos aporte algo que no tenemos. Lo difícil y, podemos asegurarlo, más eficaz es aliarse entre iguales, salir del paradigma de la competencia y abrazar la colaboración. Nosotros, una cooperativa de consultores, nos aliamos con otras consultorías, nos complementamos y llegamos mucho más lejos. Apostamos por creer que uno más uno es mucho más que dos. 1+1>2.
BIKO se destaca por su enfoque en la innovación y la tecnología. ¿Cómo pueden estas herramientas impulsar la sostenibilidad y la eficiencia en la implementación de los ODS dentro de las organizaciones? ¿Podría compartir algunos casos de éxito o proyectos transformadores en los que hayan trabajado?
La colaboración radical de la que hablamos es una forma de innovar y algo que reflejan los ODS. En nuestro proyecto Rural Citizen abogamos por unir ciudades y pueblos, saliendo de la dicotomía clásica del blanco o negro, monte o playa, pueblo o ciudad. Eso ya es innovador. Dicho proyecto surgió durante la pandemia, aliándonos con la tecnología para poder llegar a todo el mundo. Gracias a ello, en poco tiempo, avanzamos cinco años en conocimientos tecnológicos y eso nos permitió hacer online lo que hacíamos hasta entonces de manera presencial. Qué duda cabe de que esto nos ahorra el gasto en muchos viajes y horas de traslado, lo que hace mucho más sostenible el negocio (eje económico), reduce nuestra huella ecológica y la de las personas que participan con nosotros en los eventos (eje medioambiental) y permite llegar a más gente (eje social). A eso le sumamos que, además, hace que más personas se formen en nuevas tecnologías, lo que nos aporta cultura, el cuarto eje indispensable para conseguir la sostenibilidad plena de la que hablábamos al principio.
Cómo será la cosa que el primer proyecto de Rural Citizen, cuando nadie podía salir a la calle, nos lo encargó la Generalitat de Cataluña para buscar la manera de deslocalizar equipos de grandes empresas hacia zonas rurales, de manera que la satisfacción y bienestar de las personas trabajadoras creciera al trabajar en entornos rurales, la productividad de los proyectos desarrollados aumentara y los pueblos ganaran en actividad, habitantes e ingresos. ¿No es esto sostenibilidad plena?
Mirando hacia el futuro, ¿cuáles son los principales retos y oportunidades que anticipa para las organizaciones en su camino hacia la sostenibilidad y el cumplimiento de la Agenda 2030? ¿Cómo cree que deberían prepararse las empresas para adaptarse a las expectativas cambiantes en términos de responsabilidad social y ambiental, y cómo BIKO puede ayudarles?
Creo que debemos ser guardianes del significado de las palabras. No lo fuimos con los términos “responsabilidad social” y “responsabilidad ambiental”… Y así nos va: el “greenwashing” triunfa en una sociedad poco crítica y de clara vocación consumista. Cierto es que las métricas de impacto positivo certificadas son una garantía para que el “sustainablewashing” no desvirtúe términos como el de la sostenibilidad. Es una manera de demostrar que se hace lo que se dice y a eso se le llama coherencia.
En ese mismo sentido, creo también, que debemos de invocar a la ética de las personas, de todas. Es cierto que decisiones sobre la implantación de la sostenibilidad de las empresas son decisiones que tienen que tomarse desde las direcciones, pero no es menos cierto que todas las personas de una empresa deben llevar la ética a su día a día.
Cuando me preguntan sobre qué es necesario para ser un buen líder, siempre digo que cultivarse en ética. Con ese paso, tenemos un 80% del camino recorrido.
Como ya he comentado anteriormente, las empresas deben entender que la sostenibilidad es una inversión, no un gasto. Llevar esa idea a las empresas es nuestro inicio en el acompañamiento. Posteriormente trabajamos la ética humana y empresarial de las empresas, en relación muy directa con el liderazgo y la huida del ego, ayudándoles a escoger y desplegar las mejores métricas de impacto para su organización, midiendo y planificando la estrategia de sostenibilidad que mejor les vaya, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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