Entrevista con Javier Jiménez, director de la Fundación DomusVi, para hablar sobre las ayudas que la red de centros y servicios de atención a las personas ha prestado a las familias durante la pandemia provocada por el coronavirus, así como sobre la política de sostenibilidad y responsabilidad social corporativa de su organización.
La Fundación ha querido apoyar a las familias afectadas por la crisis del COVID-19 a través de un bono de ayuda asistencial. ¿En qué consiste este bono?
Es la segunda vez que la Fundación implementa una medida como esta. Para hacer un poco de historia del bono que llamamos “bono social”, la primera vez que lo implantamos fue coincidiendo con la crisis del 2008. Después del batacazo económico que significó la crisis, muchas familias tenían dificultades para acceder a las residencias, sobre todo por problemas económicos. Pero también por situaciones asistenciales o familiares en las que a veces es complicado compaginar el cuidado de la persona con las obligaciones laborales.
Aquella experiencia nos enseñó que en momentos difíciles DomusVi, a través de su Fundación, podía hacer un esfuerzo para facilitar el acceso a la residencia de estas personas. Es decir, que nadie se quedara en casa si desea que su familiar esté bien cuidado en un centro. Para ello le facilitamos unos bonos, que cuando accedan a la información de la residencia, cuando hablen con la trabajadora social o con la dirección, les pondrá en detalle de en qué consisten. Valoramos la situación de cada familia. A veces nos llaman por teléfono y nos comentan situaciones de madres que viven solas porque los hijos están muy lejos, por ejemplo. Entonces todas estas situaciones las valoramos, y si podemos facilitar el camino para estas familias, nosotros encantados, porque al final nuestro objetivo es cuidar personas y cuidarlas bien.
¿Cuáles son los requisitos que deben tener las familias o estas personas para acceder a esta ayuda?
Cada centro estudia el caso en particular cuando acoge a la familia. Es decir, no existe un único requisito, porque a veces hay muchas familias que, por temas económicos o por situación de dependencia, tienen la vía libre al acceso a plazas públicas. En ese caso lo determinante sería el caso asistencial por si requiere, por ejemplo, un cuidado inmediato para que no se deteriore la calidad de vida de la persona. Como en los casos de Alzheimer cuando ya es muy complicado cuidarlos en casa. Es decir, hay que tomar una decisión rápida y no queremos que el tema económico sea una barrera.
Ahora, con la pandemia, muchas personas están en ERTE o en paro y se hace muy complicado. A veces prefieren mantenerlos en casa porque no saben cómo solucionar el problema. Nosotros les orientamos y aconsejamos, y no queremos que nadie se quede en su casa por un tema como ese. Este proceso lo hacemos desde la Fundación, cuyo fin es social y cuyo objetivo prioritario es mejorar la vida de las personas mayores. Y desde esta institución estamos encantados de colaborar.
¿Qué otras iniciativas se han llevado a cabo desde DomusVi para hacer frente a la crisis sanitaria?
Una de ellas, la más importante, porque todos aprendimos con la pandemia, es que hemos desarrollado una metodología, así como revisado y cambiado todos los protocolos de nuestros centros para que se ajusten al proyecto que hemos desarrollado y que llamamos “Cuidado seguro”.
Todos hemos sufrido la primera ola de la pandemia y ahora nuestros centros son centros seguros. Es normal que algún residente tenga síntomas compatibles, pero ahora nuestros centros están organizados en procedimientos para ver cómo tratar, cómo aislar ese caso, cómo evitar el contagio, porque los tenemos divididos por plantas, por elementos de convivencia para garantizar la seguridad de nuestras personas mayores. Y eso ha sido fundamental.
También hemos auditado nuestros centros como centros seguros frente al COVID-19. Y, en este momento, todas las personas mayores ya han recibido la primera dosis y la mayoría también la segunda, por lo tanto están todavía más protegidos.
¿En qué otras áreas estáis trabajando desde la Fundación en estos momentos?
Hay una iniciativa que está en campaña, que está avanzada, que es DomusTree, “planta un árbol, planta vida”, y es un homenaje a las personas mayores que se quedaron atrás, a todos los que fallecieron a causa del coronavirus.
Tenemos como objetivo plantar 10.000 árboles, que siga la vida. Regalamos los árboles o también hay empresas que quieren patrocinar un bosque. Y la verdad es que no es un tema económico porque patrocinar un bosque de 50 árboles creo que son 100 euros. El objetivo es dar un reconocimiento a las personas mayores que se quedaron atrás y lo queremos hacer con testimonios gráficos. Tenemos una web https://www.domustree.es en la que se pueden ver todas las personas que han plantado un árbol, todos se han plantado en España. Que, por cierto, hay dos o tres provincias que están en blanco. A ver si los que leen esta entrevista, y son de esas provincias, tienen el gran gesto de plantar un árbol, ya sea en su jardín, una maceta o un bosque: una es Huesca, la otra creo que es Palencia, pero, por ejemplo, en Madrid, Barcelona y Galicia tenemos infinidad de árboles plantados.
Tenemos otros dos proyectos. Uno de ellos ya lo hicimos hace años y se llama “Acortando Distancias”. Como los residentes no han podido salir queremos trabajar su aspecto emocional y desde el 1 de marzo distintas parejas de residentes (personas mayores, cognitivamente capaces) en nuestros centros en España mantendrán una conversación vía Zoom o Skype con residentes mayores de nuestros centros en Chile. A través de estas videoconferencias pueden explicar detalles y anécdotas de su vida y sus experiencias. Por cierto, una curiosidad, nos han salido muchos interesados en Galicia, aquí en nuestros centros, porque tienen muchos antecedentes gallegos en Chile.
Ese es un proyecto, pero hay otro mucho más bonito todavía y que también hicimos anteriormente, que es que residentes nuestros harán de profesores desde aquí para estudiantes brasileños que están aprendiendo español. Se lleva a cabo mediante una video conferencia a través de una tablet y tienen una conversación a la semana. Los beneficios son múltiples porque se trabaja la autoestima de nuestras personas mayores que se sienten útiles y también tienen la oportunidad de poder compartir experiencias. Ese es otro proyecto que ha dado comienzo el 1 de marzo.
Luego, quiero compartir una experiencia única en nuestro sector. En DomusVi tenemos una universidad corporativa para formar a nuestros profesionales con titulación propia reconocida por la Universidad de Barcelona (UB), título experto. Nos hemos lanzado y vamos a poner en marcha la Senior University online. Es decir, a todas las personas mayores de nuestros centros, que sean cognitivamente capaces y quieran saber un poco más, les vamos a impartir una serie de materias como Literatura, Historia, Geografía, Mundo Actual y Tecnología durante un semestre. Será impartido por profesores jubilados catedráticos de universidad y, al terminar ese periodo, les vamos a dar un título, que en este caso es un certificado o diploma de extensión universitaria, firmado por la Universidad de Barcelona y la Fundación DomusVi. Además, celebraremos una gran fiesta en cada centro cuando residente finalice su experiencia universitaria. Más adelante daré a conocer más detalles, incluso el logo de la universidad, que lleva una frase en latín que significa “Los sueños son posibles”. Este es un proyecto que ya hemos empezado a lanzar en los centros y los directores están encantados, porque una vez a la semana los residentes van a tener una sesión de universidad a través de una tablet.
Y termino diciendo que vamos a lanzar también la sexta edición de los Premios Fundación DomusVi que entregamos cada año y cuya convocatoria lanzaremos este mes de marzo. Grosso modo estos son los proyectos que estamos haciendo e implementando desde la Fundación DomusVi. Son proyectos que han tenido una gran aceptación y soy capaz de imaginar la felicidad que van a traer a nuestros residentes y también sus familias.
¿Cómo se enmarcan todas estas iniciativas en la política general de sostenibilidad y responsabilidad social de DomusVi?
Nosotros pertenecemos al Grupo DomusVi, estamos en Francia, Portugal, España, Chile, Irlanda y Holanda. El grupo está en un proceso de reflexión en todos los países para fijar los planes de acción en prioridades de responsabilidad social corporativa. También, yendo de forma coherente y en paralelo con la Agenda 2030 de la ONU.
Hay una serie de asuntos prioritarios, entre ellos el tema de medio ambiente, energía, reciclaje… en el que con la iniciativa DomusTree ya estamos colaborando. Tenemos una serie de objetivos fijados y estamos trabajando sobre ellos, todo lo que te estoy contando está dentro de esos objetivos. Y, básicamente, es involucrar a los empleados en la responsabilidad social, que haya procesos internos que refuercen nuestra RSC y, sobre todo, aplicar un enfoque de transversalidad y mejora continua. Una empresa nunca será responsable si no tiene, de forma transversal, una misma dirección para mejorar continuamente. Y mejorar, en este caso, significa cuidar mejor a las personas mayores.
¿Cuáles son los próximos pasos a dar desde DomusVi en estas materias?
El objetivo primero, que espero que aquellos que me lean o me oigan se animen, es que necesitamos conseguir los 10.000 árboles. Es un homenaje a las personas que han perdido la vida a causa del coronavirus. Y, sobre todo, en esas provincias que estamos en blanco necesitamos cooperación.
Otro de los objetivos es trabajar para que nuestros centros sean seguros y para que los cuidados sean cuidados seguros. Hemos de devolver la confianza a la sociedad y las familias. Y seguramente toda esta pandemia nos ha enseñado también a que debemos cuidar muchísimo toda la parte emocional y personal. Hemos cuidado hasta a los hijos de los empleados, ya que en el momento álgido de la primera ola de la pandemia llevamos a cabo un concurso de dibujos y relatos para todos los hijos de empleados que estaban confinados en casa. El concurso se llamaba “Pinta y escribe con DomusVi” y llegaron dibujos muy bonitos que reflejaban la parte emocional de esos niños durante el estado de alarma, viendo cómo sus padres estaban trabajando en una residencia y volvían a casa. Y me quito el sombrero en él área de estilo literario con los relatos, para jóvenes a partir de 15 años, porque tenemos auténticos futuros Cervantes, seguro. Fue un tema muy bonito porque tocó la parte más emocional de nuestros empleados, que son sus hijos y sus familias.
Escucha aquí la entrevista completa con el protagonista: