Entrevista con Javier Nadal, Presidente de la Asociación Española de Fundaciones, reelegido para un nuevo periodo de cuatro años, que nos habla de los objetivos de la AEF para este nuevo mandato y de la situación actual de la Responsabilidad Social Corporativa en nuestro país.
Acaba de ser reelegido presidente de la Asociación Española de Fundaciones ¿Cuáles son los retos de la Asociación para estos próximos 4 años?
Los retos son, en parte, una continuación del trabajo que venimos haciendo pero también un cambio que trae aparejada una reflexión sobre aquello que ha ido mejor o peor y abordar una nueva manera de hacer cosas.
Por ejemplo, en temas de orden interno hemos decidido hacer un cambio importante. Por una parte, hemos reducido el tamaño del órgano de gobierno, éramos 26 fundaciones y lo hemos convertido en 18 porque llegar a 20 miembros en un órgano de gobierno es poco operativo.
Desde hace mucho tiempo estamos preocupados por el buen gobierno y por la transparencia, queremos hacer las cosas bien, así que además de reducir el órgano de gobierno hemos conseguido, por primera vez, la paridad. No solo de género sino también en los tipos de fundaciones. Siempre estaba más representado el lado corporativo y ahora hemos conseguido que haya paridad desde el punto de vista social y corporativo para que quede lo más reflejada posible la diversidad del sector.
Al ser menos, ya que ahora somos 18, es más complicado lograr la diversidad y aquí es donde hemos logrado hacer un milagro: crear un órgano más pequeño y que muchas más fundaciones se comprometan en el gobierno de la asociación. ¿Cómo lo hemos hecho? Creando una constelación de comisiones, la mayoría de ellas transversales, a las que vamos a dotar de mucha autoridad para que tengan la capacidad de dirigir políticas concretas. El órgano de gobierno dura cuatro años pero la constelación puede variar permanentemente.
Lo que queremos, realmente, es trabajar en red, que es una de las grandes necesidades del sector, la cooperación. De hecho las fundaciones son unos organismos estupendos de solidaridad y de generosidad, pero siempre adolecen en la cooperación porque cada uno se mete en su actividad y no miramos alrededor. Nosotros lo que queremos es que suceda lo contrario, porque tenemos pocos recursos y hay que innovar y para innovar hay que conocer a los demás.
El foco principal de este nuevo mandato es, fundamentalmente, ese, ser muchos más gobernando, aunque el órgano de gobierno sea más pequeño y que la asociación sea realmente de los socios y que estos, a su vez, se beneficien de ser muchos, de ser diferentes, de estar juntos, de conocernos…
Otro punto importantísimo es la transparencia que, junto con el buen hacer, tiene como objetivo ganar la confianza de la sociedad. Nosotros existimos para resolver problemas de la sociedad y para ello necesitamos que la sociedad nos conozca y que confíe en nosotros porque al final es quien nos paga, es de donde sacamos los recursos.
Muchas empresas desarrollan su política de RSC a través de sus fundaciones ¿Qué motiva a las empresas a tener una fundación? ¿Qué beneficios les reporta?
Tener una fundación no es estrictamente necesario, es muy importante, pero, realmente, para las empresas lo que sí es importante, cada vez más, es tener clara su responsabilidad social y cómo la definen.Muchas veces puede ser, sencillamente, hacer bien su trabajo, tratar bien a su personal, hacer productos que cumplan lo que dicen y que los usuarios o clientes estén contentos… esa es la mayor responsabilidad. Si a eso le suman ser un buen ciudadano con la comunidad, pues está muy bien y si, además, una parte de esos recursos excedentarios se dedican a alguna actividad que, esté ligada o no a su actividad empresarial, esté orientada a la sociedad y a incrementar el bien común dentro de sus posibilidades es fantástico.
Que ese trabajo se haga internamente en la empresa o a través de una fundación es donde está la ventaja. Una fundación es siempre mejor, sea propia o no. Si una empresa está comprometida en desarrollar cierta acción social que puede estar ligada a su trabajo o no, nada mejor que buscar un órgano especializado que sabe de eso y que tiene personal experto en esa cuestión.
El hecho de tener una fundación propia le reporta también grandes beneficios a la empresa, primero porque le autoriza, casi le obliga, a poner su nombre en la fundación. Y ese es el único retorno que al final recibe la empresa, la visibilidad y el reconocimiento, la reputación que le general el que con el nombre de su marca se haga eso.
Otro beneficio importante es el grado de satisfacción que genera en sus trabajadores. Cuando una empresa está comprometida seriamente con un problema y lo hace a través de una fundación, eso, generalmente, para los trabajadores de la empresa es un orgullo. Y el orgullo de pertenencia y la identificación con la empresa aumenta cuando eso ocurre.
¿Es más fácil dar visibilidad a los proyectos de Responsabilidad Social y de Sostenibilidad a través de una fundación?
Sin duda, da visibilidad y, desde luego, lo que da es un mejor resultado porque, como ya he dicho, lo importante es que una fundación se especialice en una cuestión. Una de las fortalezas de la fundaciones es, precisamente, la profesionalización que está aumentando espectacularmente.
Si te dedicas a una acción y tienes los recursos y el conocimiento enfocados en eso al final no se improvisan las cosas, son hechas por profesionales y por lo tanto el resultado es mejor y el mensaje se comprende mejor.
El mundo de las fundaciones debe también comunicar mejor lo que hace, esta es una de las debilidades históricas que hemos tenido, es necesario ganarnos la confianza de la sociedad. Es una confianza que la tenemos merecida pero la tenemos que ganar y eso se gana explicando las cosas bien. Al final es un win-win, para la empresa que ha creado la fundación, para la propia fundación y para los beneficiarios.
¿Son las fundaciones una herramienta para impulsar la transparencia en materia de RSC?
Son un vehículo para impulsar la transparencia pero, sobre todo, tienen la obligación de ser muy transparentes y ahí tenemos que ser muy estrictos. Hay que definir y explicar todo lo que se hace. En ocasiones hay fundaciones que llevan a cabo proyectos fantásticos y explican ese proyecto para pedir ayuda pero se olvidan de explicar cuál es el origen, quién está detrás, quién lo fundó, cómo se financia…
Esa parte que muchas veces se da por entendida, y no es por mala fe, hace que se pierda parte de la confianza por no explicar el origen, cómo llegan los recursos, cómo se organizan….explicar y contar todo esto te obliga a ser más eficiente.
¿Cómo ve la situación de la RSC en nuestro país en la actualidad y cuáles cree que son sus desafíos de futuro?
La RSC en las empresas ha crecido espectacularmente, yo he tenido experiencia en mis diferentes etapas en distintas empresas u organizaciones y desde el origen, que se veía como algo complementario, ha ido creciendo hacia una parte fundamental de la responsabilidad.
También la percepción de los problemas generales en los que estamos inmersos como el cambio climático o la consecución de los ODS es algo que no es pura propaganda sino que, cada vez más, está metiéndose en el corazón de muchas actividades y eso es un logro fantástico.
En España se ha avanzado en los últimos años de manera muy considerable. Yo que tengo la oportunidad de estar en diferentes jurados de selección de proyectos o premios entorno a la RSC, estoy admirado de cómo mejora año a año y cómo se nota que las empresas se lo creen y lo hacen a conciencia. Esto es un valor extraordinario para las dificultades del mundo que está por venir.
¿Qué importancia tiene para su asociación la comunicación de la responsabilidad social y cómo la trabajan?
Para nosotros es fundamental porque vivimos para la sociedad y dependemos de ella. El único capital que tenemos es la confianza. Si no generamos confianza no vamos a existir.
Como asociación de fundaciones, cuando hablamos de RSC estamos pensando más en empresas, nuestra razón de ser es ser responsables, es nuestro ADN. Si no somos responsables no existimos y eso hay que trasladarlo muy bien y explicarlo muy bien para ganar la confianza de la sociedad.