El reporte de información no financiera supone un nuevo paso en favor de la transparencia. Además, desde este año, también deberá ser presentado por empresas con más de 250 trabajadores. ¿Cómo han acogido las empresas esta nueva responsabilidad?
Para las compañías de más de 500 trabajadores la obligación de formular un ESTADO DE INFORMACIÓN NO FINANCIERA (EINF) se produjo ya desde enero del 2019 con respecto a su cierre fiscal del 2018. Si bien para las cotizadas más grandes no supuso un gran esfuerzo debido a que ya informaban sobre estos aspectos desde una óptica voluntaria, sí que supuso para una gran mayoría dedicar recursos de manera específica con la finalidad de cumplir en tiempo y forma con todos los requerimientos de información.
Por tanto, hubo que sistematizar a nivel interno un proceso que permitiese recopilar la información relevante tanto a nivel organizacional como temporal y, además, fue necesario preparar también a la organización para que esa información pudiese superar un proceso de verificación externa.
Para las compañías de más de 250 empleados esta obligación se produce en este año 2022 con respecto del ejercicio 2021, y si bien es cierto que han tenido más tiempo para adaptarse, también está claro que son compañías que disponen de menos recursos internos y, por tanto, están dedicando esfuerzos adicionales (internos o externos) para asegurar la formulación y la verificación de la información no financiera en tiempo y forma.
El reto reside en que una vez logrado el primer hito (formular y verificar), quizás desde una óptica de cumplimiento, sean las propias organizaciones las que aprovechando el ejercicio de reporting utilicen los datos para efectivamente gestionar de manera adecuada tanto los riesgos como las oportunidades que la sostenibilidad implica para sus propios modelos de negocio, y así, avancen en el diseño de políticas planes y programas en materia de sostenibilidad, posicionándose como compañías atractivas tanto para sus clientes, como también para la financiación sostenible.
Los pilares de los Estado de Información No Financiera (EINF) son: medio ambiente, aspectos sociales,información sobre el personal de la empresa, derechos humanos y aspectos relacionados con la lucha contra la corrupción y el soborno. Por su experiencia, ¿cree que será complejo para aquellas sociedades que no han elaborado nunca un informe de estas características?
Como he indicado anteriormente, el primer ejercicio de elaboración del EINF presenta diversos retos. El primero es entender qué asuntos son los relevantes (los asuntos materiales) para esa organización en los ámbitos, ambiental, social y de gobierno (ámbitos ASG). No se trata de informar con datos y buenas prácticas de todos los temas que requiere la ley, se trata de identificar sobre qué temas hay que informar derivados de los propios impactos del modelo de negocio.
En este sentido, claramente Derechos Humanos y Corrupción son temas muy relevantes y las organizaciones deben tener en cuenta no solamente desde su óptica interna, sino también desde una óptica externa relativa a su cadena de suministro a las relaciones con los clientes. Muchas de las compañías obligadas ya disponen de Códigos éticos y de políticas de Compliance que hacen más fácil poder presentar la información en DDHH y Corrupción, si bien el alcance deberá ir extendiéndose a lo largo de la cadena de valor.
En materia ambiental las compañías con impacto ya gestionan adecuadamente los datos de consumos y de gestión de residuos y también se empieza a disponer de datos de la huella de carbono y, por tanto, se trata más de organizar el proceso de reporting desde el punto de vista de alcance y gestión de las responsabilidades. En materia laboral, la cuestión de las remuneraciones y la brecha salarial supone un reto en materia de transparencia y de gestión de la información, si bien derivado también de la legislación en materia de igualdad, en muchos casos las organizaciones ya disponen y gestionan esa información.
Así pues, quizás la dificultad no está en efectivamente disponer de la información, si no en definir claramente el proceso de elaboración del EINF, así como el proceso de formulación por parte del Consejo de Administración, así como en establecer las estructuras y responsabilidades necesarias en cuanto al control interno de esa información de modo que pueda ser sometida a verificación.
¿Considera que con los EINF se aporta un grado suficiente de transparencia o se podría ir todavía más allá?
En mi opinión, creo que realmente no se trata de añadir nuevas temáticas de manera general para aumentar la transparencia. El ejercicio de materialidad (identificar los asuntos relevantes sobre los que las compañías deben informar) ya debería asegurar que todos los asuntos relevantes son informados.
En realidad, se trata de informar sobre las políticas, los procesos, los planes y programas definidos por las compañías para así poder rendir cuentas en cuanto a la consecución de los objetivos definidos en esos planes y programas. Ciertamente la clave reside en entender cuáles son los asuntos materiales sobre los que la compañía debe definir su compromiso y establecer su plan de gestión y su proceso de información. Por tanto el grado de transparencia va ligado al efectivo grado de rendición de cuentas.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Informes de sostenibilidad, transparencia y rendición de cuentas.